Monotonía

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Pasaron algunas semanas en los que Edward y Meg fortalecieron los sentimientos que sentían mutuamente, sin embargo, el respeto que ambos le tenían a Kim impedía que tuvieran algo más; ninguno de los dos se atrevía a mencionarlo.

De igual manera, todos en Burbank estaban contentos con la presencia del joven manos de tijeras, la actividad turística había aumentado, lo que representaba grandes ganancias para los comerciantes, que aprovechándose de la nobleza e inocencia de Edward cobraban a los turistas por tomarse fotografías con él.

Diariamente Edward desayunaba con Meg y su familia, cuando ellos se iban a realizar sus actividades, él salía a despedirse moviendo su mano derecha de un lado a otro, posteriormente observaba el desfile de automóviles, personas en sus hoverboards o segways, con destino a sus trabajos y escuelas. Posteriormente las vecinas se acercaban a él para solicitarle ayuda en algunas tareas, al terminar las mismas; los comerciantes lo convencían para acompañarlos a sus negocios y comenzar a generar ganancias, a cambio le compraban algún alimento o bebida que no fuera limonada; que erróneamente despreciaba por lo sucedido hace años con el papá de Kim.

Un día en la entrada principal del southgate shopping center, Edward se quedó observando a varias parejas siendo felices tomándose fotografías, se imaginó a él y a Meg haciendo las mismas actividades, pero tenía dos limitantes, la principal sus manos, la segunda es que no contaba con un Smartphone.

- ¿Qué tanto miras chico?

Preguntó el canoso señor Smith, a quien Edward había acompañado ese día.

- ¿Cómo puedo obtener uno de esos?

Edward señalaba el Smartphone que un joven con playera de A Day To Remember llevaba en sus manos.

- Y tú ¿Para qué quieres uno de esos? ¡Estás loco! No podrás utilizarlo Ed, no necesitas nada de eso.

- ¡Quiero tomar fotografías como usted!

- Pero yo utilizo una cámara Ed, y por tus condiciones no podrías usarla tampoco, ya no digas tonterías y mejor comencemos a trabajar, lo que necesitamos en este preciso momento es generar; ¡Generar mucho dinero!

Edward volvía a posar con las personas que le pagaban al viejo fotógrafo para obtener una imagen con el famoso joven manos de tijeras, pero estaba decepcionado de la falta de apoyo de parte de los que él ayudaba.

Una de aquellas mañanas, Edward no salió a despedirse de Meg, estaba fastidiado de aquella monotonía, recordó que hace años vivió lo mismo, pero en aquella ocasión sólo interactuó algunos días con los pobladores. De pronto y sin imaginarlo se encontraba entre la espada y la pared, sus sentimientos hacía Meg no le permitirían abandonarla, pero sus ganas de olvidar aquella rutina también eran fuertes.

Salió de la casa para tomar un poco de aire, al observar todo a su alrededor, miró que una de las vecinas sostenía sobre la palma de su mano una mariposa de color azul, aquella escena le recordó sus días en compañía de las mariposas mientras arreglaba el jardín de su castillo, pensó entonces que lo mejor sería regresar allá, de cualquier forma Meg sabría donde localizarlo.

Comenzó a caminar para poder dejar todo atrás, mientras pensaba en lo que había vivido ahí, después de todo hubo cosas buenas, entre ellas la amistad de Meg, miró las tijeras que tenía por manos y caminó más rápido, pues ni a Kim y ahora a su nieta, podría abrazarlas sin miedo a herirlas.

Al pasar por la casa de Joanne, fue interrumpido por esta.

- ¡Hola Edward!

Él se detuvo asustado, se creía descubierto en sus intenciones. Al voltear sólo sonrió ante la hermosa figura de la chica pelirroja que lo saludaba.

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