Celos

1.1K 90 26
                                    

Faltando un par de meses para que Meg cumpliera 18 años, su vida había tenido una transformación importante, sus padres le ponían más atención, en la escuela poco a poco la buscaban, los vecinos ya no la llamaban la chica taciturna; su actitud triste había desaparecido todo a raíz de la llegada de Edward.

A pesar de todo esto, ella siguió siendo fiel a su nobleza, trataba a todos por igual, en especial al joven manos de tijeras. Cada que llegaba del colegio, invitaba a Edward al cine, a comer helado, al southgate shopping center, pasaban horas acostados en el césped, jugaban a buscar figuras en las nubes, Meg enseñaba al chico usar la computadora, él por su parte, le enseñaba hacer figuras con las tijeras; el tiempo que los dos pasaban era mágico.

El día que Edward comió en casa de Joanne, Meg llegó a su casa con prisa para ir con él a comprar un libro que ella deseaba con ansias, pero nuevamente se asustó al no verlo ahí.

Salió en su búsqueda, afortunadamente no le fue difícil hallarlo, pero no se sintió a gusto con lo que aquella escena le mostraba, Edward se encontraba sentado al lado de la pelirroja, Joanne tenía una flor en la mano, Meg supuso que su amigo se la había regalado, entonces dio media vuelta y triste se retiró de aquel lugar.

Al parecer los días de ser la joven taciturna habían regresado, Meg acudió a la librería y recorrió por horas todo aquel sitio, sin embargo, salió con las manos vacías; había olvidado el propósito real de aquella visita.

Cuando regresó a su casa, Edward la esperaba con alegría, él quería contarle que había ocurrido con Joanne.

- ¡Hola Meg!

- Hola Edward.

Ella no contestó con efusividad cómo en anteriores ocasiones.

- ¿Te puedo confesar algo?

- Ahora no.

Edward se quedó con ganas de contarle a ella que pronto tendría manos normales.

- ¿Te sientes mal?

- Sólo no quiero que me molesten.

Meg subió a su habitación, dejando a Edward solo, él no sabía porque ella se comportaba así, pensó que ella había descubierto sus intenciones de marcharse, así que decidió hablar hasta el día siguiente.

Sin embargo, al otro día por la mañana, los únicos que se encontraban en la mesa eran los papás de Meg y Edward, quien estaba sorprendido y a la vez triste de que ella no estuviera en el desayuno, se había ido más temprano al colegio, él seguía culpándose por aquella situación. Algunos minutos después tocaron a la puerta.

- Edward, ¡Te buscan!

El joven manos de tijeras fue sorprendido por Joanne.

- ¡Edd! Ya me tengo que ir al colegio, sólo vengo a decirte que te estaré esperando afuera del mismo a las 3 de la tarde, no aceptaré un no por respuesta ¡No llegues tarde!

Edward sólo sonrió y aceptó con la cabeza.

Cuando dieron las 3, Joanne pudo ver que él ya la estaba esperando, se encontraba rodeado de algunos alumnos pidiendo alguna fotografía o que grabará algo gracioso. Al momento en que ella se acercó, los alumnos dejaron solos a los dos chicos, ella aprovechó el momento para abrazarlo, él sólo recargo un poco los brazos en ella y cerró los ojos, justo en ese instante Meg iba saliendo del colegio y vio aquel abrazo, un gesto que a ella le dolió, sólo bajó la mirada y regresó al interior del colegio.

- ¡Gracias Edd!

Él miró a Joanne confundido.

- Por lo de ayer, eres el único que sabe que ocurre en mi casa, y regresaste para apoyarme, por cierto, eso hubiera estado mal si no me hubieras encontrado en la calle, mi padre te habría hecho alguna grosería, pero bueno, agradezco que me hayas escuchado y en especial por no dejarme maltratar más aquella margarita que había arrancado ¡Ya la puse en agua!

ScissorhandsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora