¡La Gente Normal Es Extraña!

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Al ir caminando por las calles de Burbank, Meg llevaba a Edward tomada del brazo derecho, este caminaba con mesura, mientras miraba desconfiando de todo, el pueblo ciertamente tuvo algunos cambios que él había visto a lo largo de los años; pero recordar lo que vivió en ese lugar no le agradaba mucho.

Poco a poco los vecinos iban saliendo de sus hogares para admirar a la leyenda, eran muy pocas las personas que lo recordaban, otras estaban incrédulas con su existencia, muchas más quedaron sorprendidas al ver que las historias eran reales; sin embargo, desde la ventana de su casa, Joanne veía con rabia a Meg, pues se daba cuenta que ella quedaría como tonta al burlarse de una historia que por fin demostraba su veracidad.

- ¡Hija de perra! - Joanne gritaba a través de su ventana.

Los pobladores comenzaron a rodear a los chicos, muchos sacaban sus celulares para tomarle alguna fotografía, lo que ocasionaba que él los mirara asustado, Meg al ver la actitud del joven pidió a los vecinos que no le tomaran fotografías; pues lo estaban alterando.

Edward al ver que los vecinos no lo estaban atacando se dejó tomar fotografías con ellos, aunque le costaba trabajo sonreír, todos los pobladores que tuvieron oportunidad de alguna imagen quedaron satisfechos. Algunos minutos después, ambos por fin tuvieron camino libre a su hogar, hasta que fueron interrumpidos por alguien que ella no deseaba encontrarse.

- ¡Hola de nuevo Meg! ¿No piensas presentarme a tu amigo?

Frente a ellos se encontraba aquella chica pelirroja de ojos azules y con cuerpo envidiable.

- Mmmm sí, él es Edward.

- ¡Hola Edward! Mi nombre es Joanne.

- ¿Joanne?

- ¡Sí! soy amiga de Meg. ¿No es así pequeña?

- ¡No, jamás hemos sido amigas!

- Bobita, ¡Eres muy graciosa!

Joanne rodeó con su brazo derecho la espalda de la chica, mientras sonreía mirando a Edward, él no entendía que estaba sucediendo, por un lado Meg se mostraba incomoda con la presencia de aquella chica, pero por otra parte Joanne se veía amigable.

Esta última sacó su celular y le dijo a Edward que se tomara una fotografía con ella, él aceptó; nuevamente le costó trabajo sonreír.

- ¡Perfecto! Seguro que con esta imagen tendré muchos likes en Instagram.

Edward sonrió sin haber entendido el comentario de la chica, en ese momento ella decidió dejarlos para poder subir aquella fotografía a la red. Después de que Joanne desapareciera de su vista, Meg expresó molesta:

- ¡No la soporto!

- ¡Es agradable tu amiga!

- ¡No es mi amiga!

Meg tomó nuevamente el brazo de Edward y lo jaló directo a su hogar, estaba enojada de saber que nadie creía en aquella historia del joven manos de tijeras y ahora todos mágicamente adoraban al chico, de cierta manera tenía celos, pues sabía que para estar con él, debería soportar que sus vecinos interrumpieran de vez en cuando.

Cuando llegó a su hogar, pidió a Edward que la esperara en la sala, pues avisaría que trajo una sorpresa, pero ahí no había nadie; no se le hacía raro, desde la muerte de Kim sus padres procuraban no estar en casa para evitar lidiar con la supuesta tristeza de Meg, al regresar donde el chico se encontraba, observó detenidamente como él veía la foto de Kim.

- ¿La extrañas mucho?

Edward volteo la mirada hacia ella y no respondió nada.

- Entenderé eso como un sí, ¡Tengo una idea! ¿Quieres ver algo que hice?

ScissorhandsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora