Miraba el teléfono como si realmente esperase algo, que sabía que no iba a llegar. Sentado en la cama desecha, con las cosas tiradas en el piso cuidadosamente alfombrado, y sus lágrimas recorriendo sus mejillas, no eran un bello panorama.
Pensó en las veces que quiso revertir todo.
Se llevó ambas manos a la cabeza, haciéndose un ovillo en el rincón de su cama que se hallaba pegado a la pared. Miró uno de los tantos peluches que le había regalado y lo sostuvo entre sus brazos, había sido un idiota por creerle.
Miró su mesita de noche y gateó apresurado, abriendo el cajón y buscando entre las cosas unas tijeras. Las tomó, cortando aquel peluche con coraje, apuñalándolo tantas veces, pensando en que aquel peluche era el menor, dejando salir todo su enojo.
Dijo tantas cosas sin realmente desearlo, se mintió a sí mismo diciéndose que estaba mejor siendo libre.
A su mente vinieron las veces que él se sintió mal en su relación.
Lloró, mirando el peluche ahora con el relleno regado por toda la cama, haciéndose de nuevo un ovillo, mientras se decía a sí mismo que no lloraría, aunque sus lágrimas volvían a salir de manera inevitable.
Sabía que él lo había lastimado, sabía que él había provocado todo, pero no había forma de hacerle creer a su lado egoísta que el menor tenía la culpa por dejarle.
Su mirada lo decía todo, las lágrimas en aquel rostro en el que siempre miró una sonrisa le lastimaba demasiado. Quiso acercarse, retirar aquellas gotitas de agua salina que resbalaban por sus mejillas. Negaba con la cabeza, los labios le temblaban, y sus mejillas estaban tan empapadas como las del más alto.
No lo había hecho intencional, pero como siempre... le lastimaba sin proponérselo.
El castaño se retiró, alejándose de él. Jamás podía expresar con palabras lo que sintió al ver en aquella mirada que siempre le había mirado con amor. Asco, repugnancia, dolor, tal vez un poco de lástima. No pudo con tanto, y se volvió a ocultar en su máscara de indiferencia, escuchando cada palabra hiriente que salía de sus labios. Aquellos labios, que siempre habían pronunciado palabras de amor y ahora le herían sin piedad alguna.
Escuchó su propio corazón romperse, escuchó su propio llanto de impotencia. Nunca había pensado enamorarse, pero ahí estaba, queriéndolo, amándolo, necesitándolo.
Su llanto aumentó más si era posible, sus sollozos se escuchaban en toda la habitación. Se abrazó a sí mismo, odiando tanto aquella situación cuando los días anteriores habían estado tan bien.
Una tarde lluviosa y ambos se hallaban mirando la ventana, uno de sus pasatiempos favoritos que compartían, mirar las gotitas de lluvia resbalar por su ventana. Abrazados, con una taza de chocolate caliente y platicando de cualquier cosa que se les viniera a la mente.
—Te amo...
Escuchó. Miró los ojos de su acompañante, el cual le regalaba una de sus sonrisas más amplias e ilusionadas. Abrió la boca, intentando decir algo, sin poder decirlo realmente. Cerraba la boca y desviaba la mirada, sin saber qué contestar.
—No te apures... entiendo.
Volvió a decir el menor, tomando su rostro entre ambas manos, uniendo sus frentes, poniéndole más nervioso.
—No es necesario que lo digas si no lo sientes, sólo, necesitaba decirlo yo.
Y le besó, uno de los besos más dulces que había recibido en su vida.
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Sing. (OneShot Proyect)
FanficLas canciones son capaces de causar demasiados sentimientos en una persona, ya sea por la letra o la melodía. Si conviertes la letra de una canción en una historia por capítulo. ¿Se formará un libro? Coment[?]: Se trata de una serie de Oneshot, cad...