Capítulo 1
Bath, Inglaterra, 07 de Julio de 1784
« Estar aquí es como jugar al escondite, Caroline », pensaba en silencio, mientras escudriñaba la sala de baile de la casa de la tía de su amiga Sandra. El salón estaba abarrotado de gente; cientos de invitados, la mayoría con las caras ocultas detrás de antifaces, y ataviados con unos exóticos disfraces, indiscutiblemente carísimos, que distaban mucho de los trajes que ella podía costearse.
— ¿Sigues tensa?— le preguntó Sandra al acercarse a ella—. Respira profundo y relájate... Nadie nos reconoce en medio de esta multitud.
— Tengo miedo de que algo salga mal...
— Nada saldrá mal... ¿Qué tendría que salir mal?
— Y si tu tía se entera...
— Ya se lo he dicho... Y le parece cómico. Recuerda que ella no es como mi padre... Va a ayudarnos. Ve muy graciosa mi idea. — tomó su brazo izquierdo y se acercó a su oído—. ¿Quieres escuchar un secreto?... Ella conoce a mi prometido... ¿A quién crees que se le deba la ocurrencia de que utilicemos mascaras esta noche?
— Sandra...
— ¿No me dirás ahora que cambiaras de parecer?
— No... Necesito tomar algo de aire. Discúlpame por un momento...
Se sentía asfixiada. Y no había nada que pudiera cambiar aquello. Ella había dado su palabra. Lo había hecho... Pero en ese instante, ya no se sentía segura de si podía hacerlo.
Se acercó a una terraza solitaria. Sus manos aún le temblaban como todo su cuerpo. Pensó en su padre y en la manera en que él se había empeñado en darle una vida digna, queriendo de esa manera remediar los errores que había cometido en el pasado.
— ¿Se siente bien, señorita?— le preguntó un caballero. Sin ella saber quien era, y por qué se había acercado a aquel lugar.
— Ah... Sí...— dijo sin verle. Seguía en su mundo.
— ¿De veras?— le preguntó al ver cómo se seguía sosteniendo de la baranda de la terraza, mientras temblaba.
— Sí... Gracias...Solo he venido a tomar aire. Tenía tiempo que no acudía a un baile.
— Si quiere puedo llamar a la familia anfitriona... Soy el prometido de la sobrina de la señora Anne Blackmore. De la señorita Sandra Ashford.
En ese instante, aún con su máscara en su rostro, ella giró hacia donde aquel caballero se encontraba. Su asombró fue aún mayor. Jamás había esperado conocerlo de esa forma.
— ¿Se siente bien?—insistió al ver que ella pedía el equilibrio—. Déjeme buscar ayuda... Pero, primero déjeme ayudarla a tomar asiento. Le hará mejor... No se siente bien y no siga mintiéndome con lo contrario.
— Es el clima del verano...—expresó como una excusa. Una excusa tonta, a su parecer—. No me hace bien...
Sandra, lejos de allí, se encontraba preocupada al no ver a su amiga. Había empezado a sentir un miedo al suponer que posiblemente ella había salido huyendo. Era una idea loca lo que le había pedido. Ella lo sabía. Y no era capaz de culpar a su amiga si lo había hecho. Ella en su lugar posiblemente lo hubiese hecho también.
— ¿La ves, tía Anne?— preguntó Sandra a su tía en el oído—. Es extraño que aún no haya regresado. ¿Y si le pasó algo?
— ¿Será por qué temes que haya salido huyendo de tu graciosa ocurrencia y aún más al saber que ha llegado tu prometido?
Sandra frunció el ceño e irguió más la cabeza.
— Es mi amiga... Y ya te expliqué mis razones...
— Tus padres al enterarse me dirán que soy una alcahueta. En especial tu padre, mi querido hermano... Y si mi amado esposo aún viviese me diría lo mismo...
— Por eso eres mi tía favorita... ¿La ves?
— No, al que estoy viendo es a tu prometido. Y viene hacia nosotras. Parece como si estuviese preocupado.
— ¿Por qué lo dices?
— Por su forma de caminar...
Sandra se sintió por primera vez invadida por una ola de nervios, que desapareció tan rápido como se había formado. Sabía que si su amiga no se encontraba allí, era porque tal vez se sentía mal. Pero no porque hubiese huido. No, no cuando ella misma le había prometido cambiar de identidad. Caroline se lo hubiese dicho antes, en vez de huir.
— Preséntame como Caroline Peyton... No lo olvides. Él no debe saber quien soy realmente...— le dijo a su tía, mientras pensaba:<< Caroline, ¿dónde te has metido? >>
— No lo olvidare...
Cuando lord Collingwood se acercó a Anne Blackmore y a su acompañante. Ellas notaron su preocupación. Su rostro, a pesar de su máscara, podía expresar su semblante lleno de angustia.
— Dispénseme, si la interrumpo, señora Blackmore... Hay una dama en la terraza que a mi parecer no se siente bien, cuando la dejé allí, sus manos estaban frías y su rostro pálido...
— Debe ser la señorita Ashford...— expresó Sandra. Si pensar en la posibilidad que pudiese ser otra señorita. Simplemente deseaba que fuese su amiga Caroline Peyton.
— Sí, debe ser mi sobrina... Hace rato que no la veo. De eso estábamos hablando la señorita Peyton y yo...
Todo había quedado como anillo al dedo. Habían logrado mentirle a lord Collingwood, haciéndole creer que había estado con "su prometida". Él les había creído, su expresión había indicado que había sido así. Sin estar consciente de que caía en una falsedad.
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Blanca Mentira (Editada)
Fiction HistoriqueEdward Collingwood, conocido como Lord Collingwood, es el hijo mayor del marqués de Cambridge y su único heredero. A su edad de seis años fue comprometido con la hija del mejor amigo de su padre, a quién por cierto no recuerda. Y con la cuál tendrá...