Capítulo 13 "Rojo, naranja y azul"

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Escuche la puerta de la entrada azotarse, no sabía quién era, Will acababa de irse. Me aleje de los libros, para no levantar sospechas.

— Emilio, levántate — dijo Diabal — Debemos irnos — pronunció, mientras me ayudaba a levantarme.

— ¿Que está pasando? — pregunte a Diabal.

— Es difícil de explicar, pero debemos huir — dijo, mientras comenzaba a correr.

Seguí a Diabal a través del túnel, salimos sin cerrar la puerta, antes de salir de la antesala, Diabal tomo un mapa del escritorio de mi padre.

Sin preguntar nada, pude escuchar estruendos y escuché las ventanas de la sala del trono quebrarse, corrimos cubriéndonos los ojos y la cara para no ser lastimados por los vidrios.

Salimos de la sala del trono, Diabal cerró la puerta y el dolor que sentía por la caída había desaparecido, aún podían escucharse de fondo los estruendos y el castillo entero se movía.

— Rápido ¿Donde están todos? — preguntó Diabal alterado.

Mi mente de inmediato pensó en Will.

— Will fue en busca de Juliana, debe estar en la cocina — conteste.

— ¿y las reinas y la princesa? — volvió a preguntar.

— En el salón principal o en la sala del té — conteste — ¿Que está pasando Diabal? — pregunte.

— Rápido, no perdamos tiempo, iré a buscar a las reinas y la princesa — dijo — tú ve en busca del príncipe y trae a Juliana contigo — me indicó.

— Está bien — dije exaltado, parecía que el castillo se iba a caer en cualquier momento.

— Te veré en el salón de la biblioteca, ten cuidado y apresúrate — dijo Diabal, mientras comenzaba a correr.

Corrí lo más rápido que pude al salón de la cocina, ahí estarían Will y Juliana seguramente. Mi corazón latía demasiado fuerte, no sabía lo que pasaba, jamás había visto a Diabal tan preocupado, se veía pálido.

No tarde en llegar a la cocina, pero no podía ver a Will ni a Juliana por ningún lado.

— Will, Juliana — grité— ¿Dónde están?, salgan soy yo, Emilio — grité más fuerte.

— Estamos aquí — escuche la voz de Will.

Estaban escondidos debajo de la mesa, cubriéndose de los derrumbes, el castillo comenzaba a colapsar. El estruendo seguía y los golpes en las paredes no cesaban, era indescriptible lo que sentía en esos momentos. 

— Salgan de ahí — grité — debemos irnos —.

Will y Juliana salieron de donde se resguardaban.

— ¿Que está pasando príncipe? — preguntó Juliana.

— No lo se — conteste — pero debemos irnos, vamos, síganme — dije, mientras comenzaba a correr.

Corrí a través de los pasillos, no sentía mi cuerpo, solo podía escuchar los estruendos y el latir de mi corazón, por los vitrales entraban luces de varios colores y en los techos, los candelabros se movían de un lado a otro sin cesar.

— ¿a donde vamos Emilio? — dijo Will.

— Al salón de la biblioteca, ahí veremos a Diabal — dije — corre, más rápido — grité casi sin aliento.

No se como podía pronunciar aquellas palabras. Subimos las escaleras y justo cuando acabábamos de subir, los vitrales del salón colapsaron.

— Más rápido — grité agitado.

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