CAPÍTULO 8:
CONFIANZAAlgunas veces la realidad y los sueños se entrelazan, convirtiéndose en sueños lúcidos o en realidades distorsionadas.
Los monstruos que alguna vez reinaron nuestras pesadillas, ya no solo viven en el rincón más oscuro de nuestra mente. Han conseguido escapar. No son más que tinta y huesos, pero pueden convertir nuestro mundo en una lúgubre realidad. Una jaula donde los barrotes, son nuestros miedos y secretos que tanto intentamos ocultar. Pero de nada sirve ahora que ellos son libres, ahora que ellos los gritan.
No puedo despertar. No puedo huir de ellos. La realidad a cambiado. Ahora la realidad y la ficción parecen haberse vuelto uno. Quizá sea eso lo que deba hacer, volver a separa sus caminos, los cuales nunca deberían haberse entrelazado.
Las pesadillas, nuestros miedos más profundos, ahora tienen forma casi humana, un rostro semi fantasmagórico, unos ojos espeluznantes y un propósito.
Sus funebres y tenebrosas carcajadas parecen tensar el aire y llenarlo de algo tan sobrenatural como ...reconfortante.
—¡Es tan divertido veros sufrir!— exclama Tenebris rompiendo el silencio y despertándome de mi ensimismamiento . Poco a poco, las carcajadas de ambos se van disipando hasta convertirse en susurros oscuros. Pero sus sonrisas de autosuficiencia persisten. Y con un movimiento sutil con su huesuda mano, todo cambia.
Ambos observamos atónitos la escena sin atrevernos a abrir la boca. Veo titilar las luces en sus ojos azules. Lo que antes estaba roto, apuntó de desmoronarse, parece arreglarse por arte de magia en cuestión de segundos. Las grietas que decoraban el suelo y las paredes, haciéndolos una trampa mortal, desaparecen. La tormenta de polvo se desvanece mientras la luz vuelve a iluminar un pasillo ya de por sí oscuro. Todo vuelve a su lugar, como si jamas se hubiesen movido.
—¿Como...?— Empieza a preguntar el chico, pero Tenebris le corta antes de que formule su pregunte.
—No confiéis en vuestros sentidos humanos. Son tan complejos como fáciles de manipular.— dice, como si ella fuese una simple titiritera y nosotros, sus juguetes.— Con solo mover un dedo puedo hacer que tu mundo se desmorone. O eso creerás.
Sus palabras me hiela la sangre. Tengo miedo de no poder confiar mas en mis sentidos. En que lo que vea, oiga o sienta ya no sea cierto. Que sea solo una ilusión, una parte más de un sueño que se torna en pesadilla.
¿Como algo que parece tan real puede no serlo? Desaparecer en nuestros ojos como si jamas hubiese existido, como si jamas hubiese estado ahí.
— No somos vuestros juguetes— balbuceo, más para mi misma que para ellos, aún sin el suficiente coraje como para volver a mirarles a los ojos. Pero para mi sorpresa, parece oírme. Debería intentar contener mi lengua.
— Ya que estamos aquí, deja que nos diviertamos un poco. Además, nadie sale herido. Salvo vuestra dignidad, claro.— vuelven a reír. La estoy empezando a odiar, y a penas llevamos tiempo juntas.
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Monstruos de Tinta
FantasyEse día, una tormenta mayor que todo este pueblo, que todos nosotros, se desató. Una grieta había aparecido entre la fina linea que separaba mundos que aún no entiendo. Los monstruos habían empezado a escapar. Y una de sus únicas vías de escape de u...