Eres un Tonto

594 50 22
                                    

Según los relatos y los hechos científicos demostrados, en todo el mundo había una persona idéntica a otra esperando ser encontrada, sin ninguna clase de parentesco con la persona físicamente igual a ella, pero una copia exacta de la misma. El sosias era llamado a aquella persona idéntica a otra, posiblemente con claras diferencias sociales o culturas, pudiendo estar una al otro lado del mundo de la otra, habitando en países o continentes tan distintos como donde se encontraba su igual, pero el parecido físico era claramente visible. Gracias al auge de las redes sociales el Sosias era fácilmente identificable con solo buscar perfiles o ponerse a mirar una de las aplicaciones para buscar idénticos, cualquier personas podía encontrar a su sosias fácilmente, aunque podría no encontrarlo si por esas casualidades del destino su igual había fallecido tiempo atrás.

Cuando Hyoga llego de Siberia a Francia se llevó una sorpresa con la misión encomendada, pensó quizás estaba viendo una visión o quizás su mente le estaba jugando una broma pero noto que la persona que veía era exactamente igual a su fallecida madre Natassia, entonces pensó que los dioses se habían ensañado con quien fuera su maestro en el pasado. Hyoga veía en ese broma algo que quizás los dioses querían que su maestro escarmentara, ya que si bien Camus le predico que debía dejar el pasado atrás y abandonar el recuerdo de su madre, el pequeño Camus estaba siendo castigado por ello de la manera más cruel, viviendo con una persona físicamente idéntica a la madre del santo de cisne, con el mismo nombre y quizás, solo quizás, con la misma personalidad.

Las noches en Francia tenían buen clima a pesar de todo, no era frio como en Siberia ni mucho menos caluroso como en Grecia, el clima era el ideal para cualquier persona que no se sometiera a los entrenamientos para ser un santo, para el santo de cabellos rubios era un buen lugar para que su maestro empezara una nueva vida. El cisne se había instalado en un hotel modesto y cercano a la residencia de su maestro, de este modo podía analizar todo aquello que su maestro necesitaba, y gracias a la fortuna de la fundación Graude ya tenía un plan. Lo había planeado todo, se haría pasar por algún miembro de una iglesia católica, que era lo que le salía mejor, un buen samaritano que quería ayudar a su maestro Camus, lograría adentrarse en la casa de este y saber por dónde comenzar para ayudarlo.

Se vistió con un pantalón de vestir color negro, una camisa blanca que dejo desprendida los dos últimos botones y un saco del mismo color que su pantalón, se preparó con cierta sonrisa cómplice en su rostro, había decidido ese día acercarse más a su antiguo mentor, intentar ser ayuda para la aquella mujer que se parecía demasiado a su madre y el anciano que en casa esperaba.

Corrió a una velocidad prudente, para no sacar sospechas de su procedencia, para llegar frente a una escuela primaria donde los niños comenzaban a salir, espero paciente a los segundos grados, mientras los años más avanzados salían primero a toda prisa, para cuando salieron los chicos que esperaba vio con ternura como todos corrían a los brazos de sus padres o niñeras que los iban a buscar, más un niño solitario comenzó su camino a casa.

— Camus — lo llamo viéndolo alejarse — Camus — repitió acercándose, el niño solo lo miro con desconfianza mientras se acercaba — ¿Te llamas Camus?

— Si señor — exclamo el menor recordando haberlo visto más de una vez merodeando su casa — ¿Cómo sabe mi nombre?

— Mi nombre es Hyoga y soy ayudante en la iglesia nuestra señora de la misericordia, nos dijeron que cada domingo asistes a la santa misa con tu madre y nos llegó la noticia que buscan ayuda — le explico con una sonrisa — Y fue elegido para ayudarles en todo lo que ustedes necesiten.

— Asistimos cada domingo a misa pero no necesitamos ayudar, señor — exclamo serio, lo que hizo que el santo de cisne mirara con sorpresa, no recordara su maestro en el pasado que profesora alguna religión, pero eso le dio una idea de cómo comenzar con el pie derecho acerca de su acercamiento desde la religión. — Mi abuelo tiene una biblia al lado de la mesa de luz que me lee todas las noches y cada domingo voy a misa, esa es toda la ayuda que necesitamos.

Nos Conocemos de NuevoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora