Prologo

1.3K 58 22
                                    



El juicio divino, aquel impartido por los dioses, las máximas autoridades de juzgar el derecho y el deber, el bien del mal. El juicio divino, era el juicio mayor, la última voz, la decisión final, los dioses inclementes decidían el destino de quienes osaban retarlo y retar el orden natural. Castigos más crueles no podía esperarse de los dioses en el juicio divino, no conocían la palabra piedad o clemencia, y su compresión de los hechos siempre era a favor de ellos mismos, el juicio divino siempre impartiría justicia ante los dioses, no así ante los humanos.

Zeus, el dios de cabello canoso y ojos azules, mirando serio ante los castigos impuestos, era quien escuchaba, no impartía voto, no le interesaba, el solo escuchaba y ante las pruebas irrefutables el castigo delegaba. Hera era quien impartía las decisiones de la justicia, la hermosa diosa de cabellos rojizos y ojos color miel, miraba furiosa a quienes se atrevían a levantarse en rebeldía ante los dioses, su justicia era perfecta, su decisión no podía ser objetada, su designio era divino. Quirón, el centauro, único en su tipo, era quien desidia con sabiduría sobre los hechos, si inteligencia prodigiosa no lo hacía dudar ante lo inevitable, su decisión era tomada en cuenta en base a pruebas concretas, hechos seguros, dejado las suposiciones como simples palabras al aire. Y los fiscales eran ni más ni menos los hijos de Zeus, dioses inclementes que no dudaban en dar castigo a los insurrectos, dioses furiosos ante el pecado humano.

La decisión de los dioses ante los santos dorados fue irrefutable, después de su lucha por Athena serían castigados con la oscuridad, sus almas no conocerían la paz, no volverían a rencarnar para estar al lado de su diosa y sufrirían por siempre. Y para evitar cualquier tipo de rebeldía futura de los seres humanos, sus almas se forjarían en un monolito de piedra, imposible de romper, donde sus figuras atormentarían a cualquier ser humano que quisiera cometer un nuevo acto de rebelión contra los dioses.

Los semidioses miraron todo con rencor, algunos de ellos eran mitad hijos de humanos, llevaban la humanidad en sus corazones y aquel juicio fue irremisiblemente injusto ante aquellos hombres que defendieron a la humanidad, a las personas que eran realmente buenas y ante sus ojos estaban siendo observados por un par de dioses.

-¿Si esto es justicia lo que hicieron conmigo es delito?- exclamo el joven de cabellos rojizos y ojos azul marino- pero era de esperarse, los dioses no se manchan las manos, todo aquel que arremeta contra ellos debe ser castigado.

-Te entiendo, Ganimedes- exclamo un hombre de edad avanzada, con barba y cabellos canosos- pero la justicia para los dioses es la que ellos mismos imparten, se le llama una justicia perfecta ante la mirada de la humanidad, pero yo le llamo la justicia de los seres vengativos.

-Aunque nuestros deseos estén en contra de él mandato divino, no podemos interferir- exclamo un joven de cabellos negros y ojos cafés, acercándose a los demás- Ellos caminaron hacia la oscuridad en sus actos y en la oscuridad es donde deberán permanecer.

-Zelos, la personificación del fervor y la dedicación como de la rivalidad y la discordia.

-Asclepio, no estoy con ellos, ellos mismos personifican lo que soy, su dedicación hacia su diosa es digna de admirar y su fervor ante la justicia, serán simples humanos que despertaron el cosmos pero demostraron que sus corazones, sus almas van más allá de todo concepto de los humanos que tenemos, el castigo que les han dado a los santos dorados es el más aberrante que alguna vez he escuchado, pero fue el elegido por los dioses y no podemos hacer más nada que escuchar y ver.

-Nuestros deseos son simples anhelos, no podemos hacer nada contra la decisión tomada por Zeus, los santos dorados marcaron su destino apenas fueron elegidos como santos de Athena, apenas ellos nacer, y su destino era ser encerrados en la eterna oscuridad, donde nunca conocerían el descanso eterno.

Nos Conocemos de NuevoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora