#Veintiuno

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Justo el momento en el que estaban en el taxi, con Nico mirando a la ventana y tú distraído con la música que sonaba por la radio del vehículo, algo te hablo. O mejor dicho, alguien.

« Algo de diversión puede unirlos más que una flecha —dijo una voz grave en tu cabeza, y sin dudarlo supiste que era tu padre. ¿Quién más sino?—, estas por buen camino hijo, disfruta lo que te queda de día. »

Asentiste de forma leve, sonriendo de golpe; y dado que sentías algo extraño el bolsillo derecho, lo revisaste encontrándote con que tenías un poco de dinero extra.
Ni si quiera lo dudaste, arrastraste contigo al italiano a hacer unas cuentas compras para tener algo de ropa decente (pagando por ambos); y después obligar a Nico a ponerse algo de la ropa que habían comprado y cambiándote también, empezaron a hacer lo que cualquier turista.

[ . . . ]

Di Angelo no parecía muy atraído por la idea de hacer tours y eso, pero al final había cedido después de tu mejor carita de cachorrito abandonado en una noche lluviosa, y por su puesto que también el tono más dulce y lindo que podían generar tus cuerdas vocales; así habías logrado que ambos hicieran el tour por los monumentos históricos, otro en un taller de paella (con algunas deliciosas muestras), uno sabroso tour gastronómico (en el que Nico no se quejó en lo absoluto de que no fuera un McDonald's), y el más interesante que fue el de leyendas de Valencia (donde sorprendentemente el menor confirmó que si eran reales algunos de los fantasmas).
Habían hecho todo tipo de actividades, y lo más divertido había sido la compra de una pequeña cámara Polaroid con las que habían sacado docenas de fotos.

Al final esos tres días habían sido de puras risas y algo de diversión capturadas en fotos, pero sobre todo, habías conseguido tu objetivo principal: un vinculo bastante más cercano con Nico di Angelo, el sexy italiano hijo de Hades que te ponía todo tonto.

Y para cuando se marcharon, esta vez con rumbo a uno de los aeropuertos de Long Island, la relación entre ambos era mucho mejor. Di Angelo no parecía tener problemas en estar contigo por horas en un avión (o cualquier otro sitio), e incluso hablarte como si fuera uno de sus pocos amigos (cosa que rogabas y sospechabas que empezabas a ser para él); hasta se daba el lujo de sonreír calmadamente varias veces o llegar a reír si las bromas que soltabas eran demasiado buenas como para hacerlo perder su típica compostura seria.
Así las horas acabaron por pasar rápido con algo de platica no muy alta, algunas fotos en las que aprovechaste a molestarlo y luego un poco de descanso.

[ . . . ]

Cuando el avión llego finalmente al aeropuerto (obligandolos a ambos a despertar para abrocharse los cinturones y todo eso), ambos tomaron sus respectivas mochilas y se pusieron a buscar a Argos para poder volver al campamento. Y apenas ver al guardia, con sus docenas de ojos asomándose por la ropa y mirándolos (cosa que un niño que pasaba por allí no dejaba de señalar mientras su madre lo llevaba casi a tirones reprochandole), se acercaron algo más de prisa saludando de manera educada y subiendo a la parte posterior de la camioneta.

  — Ah~ estoy exhausto —dijiste estirando un poco los brazos en el vehículo.

  — ¿Sera porque se te ocurrió hacer un último recorrido que acabo quince minutos antes de irnos y apenas alcanzamos el avión? —dijo el italiano cruzándose de brazos y alzando una ceja en señal de reproche.

  — Shh~ —chitaste divertido mientras lo mirabas—, lo pasamos bien en España. Admítelo di Angelo. 

El solo rodó los ojos mostrando una pequeña sonrisa, y apoyando la espalda contra la camioneta, con sus manos en los bolsillos, si giro de nuevo a verte.

  — ¿Por qué tuvimos que volver a tomar un avión? 

  —  Porque viajar en las sombras no es agradable para mi —dijiste tomando la liga para el cabello que traías en el bolsillo para poder hacerte una media coleta—, demasiado macabro y todo eso, mientras más pueda evitarlo mejor. ¿Tanto te asustaba que se cayera el avión en medio del vuelo?

  — Que NO me asustaba—protestó bufando.

Pero al final, como cada discusión que tenían recientemente, acabo en un par de risas y más peleas amistosas. Así de alguna manera, el camino hasta el campamento se sintió bastante más corto que la vez anterior.












[[ N.A: Objetivo desbloqueado:amistad con Nico  (? ]]

El hijo de mi peor Pesadilla (Nico di Angelo X male reader) [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora