Londres, una familia de cuatro damas, integrada por la abuela Joahnna, la tía Fredderina, la madre Brianna y la joven hija, Rogerina. Todas ellas se verán amenazadas por el amor de cuatro hombres, ¿Quién de ellas se podrá casar nuevamente?
Te invito...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
“Por Fredderina y por él”
La espera de Freddie se volvía cada vez más tormentosa. Estar sentado en aquel pasillo frío, silencioso y solo en aquella pequeña clínica privada le ponía los nervios a flor de piel, miraba a las enfermeras pasar y anhelaba a que alguna de ellas le diera informes sobre su lugar ahí dentro, pero sólo le pasaban de largo haciendo de cuenta que su presencia allí era inexistente. No estaba ahí sólo por la insistencia de su bella esposa porque visitara a un doctor, también estaba ahí porque a él también le preocupaba mucho su estado de salud, quería saber por qué motivo se había estado deteriorando físicamente, le preocupaba a él, le preocupaba a sus amigos y lo que más le dolía era preocupar a la única persona a quien él más amaba en la vida; su Fredderina, su esposa, la mujer de su vida. Ya en su visita anterior, de hace algunas semanas, se había realizado algunos exámenes médicos y estaba de vuelta para saber los resultados. No era fácil, las manos le sudaban, sus piernas no dejaban de temblar y su rostro amarillento le había estado acompañando durante toda la mañana. No podía más, realmente nunca había estado listo para las malas noticias, nunca y cuando estaba a punto de mandar todo a la mierda, una dulce voz hizo mención de su nombre real y él de inmediato se volvió a donde anteriormente estaba, sí, ese era su nombre y ya debía entrar.
—El doctor Parker puede recibirlo, pase por favor —la enfermera le sonrió, indicándole le entrada al consultorio
Y fue entonces cuando por fin experimento el peor momento de su vida, él estaba bloqueado, pero sus piernas, todavía torpes, le guiaron hasta el consultorio y una vez dentro el frío se apodero de sus músculos, frente a él estaba un médico muy bien parecido, rubio y posiblemente la mitad de edad más joven que él.
—Hola Freddie, que bueno verte por aquí —le saludo amistosamente aquel simpático médico
—Oh, para mí no lo es —le respondió Freddie, porque no era nada agradable estar en ese lugar
—Oh, te comprendo y también entiendo —le dijo, tomando asiento y sacando de alguno de sus tantos cajones un sobre blanco, con el logo de la clínica en color azul—, Freddie, antes que nada quiero que
—Dígame de una vez por todas cuál es el problema, estoy preparado —Freddie interrumpió tranquilo, tomando aire
—Quiero que sepas que todas las pruebas de sangre, todos los conteos sanguíneos y el examen de la medula ósea, apuntaron lo mismo, pero no podíamos estar tan seguros y por eso te pedimos que regresaras para practicarte más estudios, bien, ya tenemos el diagnostico —decía el médico sacando los dichosos estudios del sobre—. La resonancia magnética, los ultrasonidos y las radiografías apuntaban lo mismo, te han diagnosticado con Leucemia, Freddie, lo siento mucho
No hubo ninguna reacción de su parte, Freddie supo muy bien cómo mantener la postura ante aquella noticia sin doblarse, en realidad estaba siendo tan fuerte, debía serlo a partir de ese momento, por Fredderina y por él.
