Londres, una familia de cuatro damas, integrada por la abuela Joahnna, la tía Fredderina, la madre Brianna y la joven hija, Rogerina. Todas ellas se verán amenazadas por el amor de cuatro hombres, ¿Quién de ellas se podrá casar nuevamente?
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“He caminado demasiado tiempo en esta calle solitaria. Ya he tenido suficiente de este mismo viejo juego, soy un hombre del mundo y dicen que soy fuerte, pero mi corazón me pesa y mi esperanza se ha ido.” —Queen
Lo primero que vio al abrir aquellos ojos de tan hermoso color marrón, fue a su amada y perfecta esposa que, con una sonrisa distinta a la que él siempre le dibujaba en su bello rostro por algún cumplido, alguna palabra bonita de amor y un te amo, se le acerco llena de felicidad porque él acababa de abrir los ojos y decirle hola a su nueva vida. Ya no estaba enfermo, la leucemia que durante mucho tiempo le agoto la vida, ahora estaba fuera de su cuerpo y con suerte, para siempre. Freddie sentía los brazos pesados y apenas podía mover las piernas, pero eso no evito que sonriera extendiendo su mano para llamar a Fredderina a su lado.
—Hola mi amor —Freddie aclaro su garganta—. Dime que estoy vivo y no en el cielo viendo a un ángel —sonrió, Fredderina oculto su rostro sonrojado
—Estás conmigo, aquí tú y yo mi amor —ella le susurro, Freddie inhalo su aliento—. Para siempre.
—Vaya, sí que fue una larga siesta, me pesan los ojos —le dijo a su esposa, ella ya se había sentado a su lado—. Quiero salir de este lugar ya ¿Qué te dijeron los médicos?
—Que con suerte te dan de alta la próxima semana, depende de lo bien que cooperes —Fredderina guiño el ojo
—¡¿Una semana?! No, no es posible, John y yo tenemos una audiencia ¡Tú sabes lo que significaría no ir? Seguro que John me mata si no salgo de aquí cuanto antes —Freddie negó, la garganta de Fredderina se secó, el mismo hueco en el pecho hizo que sus ojos se llenaran de lágrimas
—Ey, si no cooperas, no podrás irte a casa pronto —le dijo, pero Freddie no le hizo mucho caso
—¿Cómo está John, Fredderina? ¿Ya le dieron de alta? —Freddie la miro a los ojos, ella aparto la mirada de inmediato— Quiero verlo, dile que venga.
—No puedo hacer eso —Fredderina se alejo un poco
—Oh, sigue aquí seguro ¿Ya despertó él también? Dios, muero por verle, quiero decirle que gracias a él estoy aquí ¡Qué lo logramos los dos! —festejo para sí mismo, pero su sonrisa de inmediato se fue de su rostro cuando Fredderina soltó el llanto, no podía soportar tanto dolor
Freddie la observo inquieto ¿Por qué estaba llorando su mujer? ¿Qué era lo que estaba sucediendo allá afuera? ¿Qué había ocurrido en el tiempo que él estuvo dormido? Se quiso levantar de la camilla para abrazar a su esposa, seguro que ella estaba así por la angustia que había vivido durante todo el proceso.
—Fredderina ¿Pasa algo? —le hablo, Fredderina entonces se dio valor
—Lo siento mucho, Freddie… John murió horas después de la cirugía.
