Dos días y no tiempo suficiente después
- Tyler Daniel Fitz Boo. Abreme en este instante. - alguien gritaba y golpeaba en mi ventana a altas horas de la mañana, creo que los gallos justo estaban cantando ahora. - ¡Me importa un bledo que... oh mierda, Tanamá...- murmuró, pero luego golpeó mas fuerte la ventana, sin gritar necesariamente.
Me levanté molesto del sueño. Marché fuerte hasta la ventana y la abrí de golpe, igual de molesto que la chica rubia frente a mi.
- ¿Qué? - gruñí.
- Pero como que "¿qué?", ¿a quién coño le crees que estás hablando? ¿A Tamara? - fruncí el ceño ante esa frase.
- Entra - murmuré entre dientes, cabreado. - Te vas a resfriar afuera -
- Es que te juro... - murmuró entre dientes pasando el pie por el pequeño muro, pasó por mi lado y quedó parada en medio del cuarto.
Cerré la ventana, sin tanta intensidad como cuando la abrí, y me volteé hacia ella, con mis brazos cruzados. Parecía roja de la colera. Ella era de dar miedo, aunque chiquita, daba puños de hombre, y de no ser porque no sabía qué puñetas estaba pasando, probablemente hubiera estado llorando de miedo.
- No me mires con esa cara, Tyler - gruñó. - Te molería a palos si fuera por mi. No entiendo cómo pudiste tú ... - suspiro frustrada. - ¡Esperaba más de ti cabron! - otro suspiro más. - Yo hubiera puesto mis manos al fuego aclamando tu inocencia - se golpeó su frente decepcionada, mi corazón se estrujó un poco.
Solo lo justo para ser gentil, sin acabar con mi enfado.
- ¿De qué hablas, Dakota? - suspiré cansado, miré al reloj eléctrico que tenía en mi escritorio. Se leían las 5am, fantástico.
De verdad, no entendía como la gente se sentia en la confianza de aparecerse a estas horas en casa ajena. No es que me molestara (si eran personas que quería) sino que... ¿¡NO LES IMPORTABA MI SIESTA!?
- Te volviste a acostar con Tamara - susurró, sus ojos cristalinos por lo que creía era decepción.
Fruncí levemente mi ceño, y descolgué mis brazos. - ¿Qué? - pregunte, algo confundido con su "revelación".
- Te acostaste con Tamara, Tyler. ¿Cómo pudiste? - se sentó en mi cama, pareciendo cansada.
Rápidamente me preocupé, y caminé hasta donde ella, poniéndome de rodillas.
- Yo... Dakota... no sé- no sabía que diablos decir y estaba tartamudeando, tarado.
- No puede ser - murmuró con algo de asombro en sus redondos ojos. - Es cierto - se tapó la boca con la mano.
Yo me rasqué la nuca algo incómodo. Bueno, si me había acostado con Tamara, pero eso fue hace quizás una semana o dos, no sabría decir si Dakora hablaba de esa vez o pensaba que lo había vuelto a hacer ayer mismo. Me tenía muy confundido y no quería meter la pata.
- ¿De dónde sacaste eso? - negué levemente la cabeza.
Dakota sollozó, ¿de verdad quería llorar? Mi corazón se contrajo. ¿Qué he hecho?
- Dakota - murmuré, quitándole el pelo del rostro.
Ella apartó mi mano de un manotazo. - Creí en ti, pensé que... que... te conocía-
ESTÁS LEYENDO
Mixed Colors
Roman pour AdolescentsEsta es la historia de cómo me enredé con un amigo. Cambié los nombres y algunos detalles para que no me puedan identificar, pero aun así, la historia va al pie de la letra. La sorpresa que se dará el mundo cuando sepa que me gusta un chico. -TRABA...