capítulo nueve

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Capítulo final.

Cuando Yoon Oh despertó, lo primero que vió fue una tetera con humo saliendo de su boca y una lámpara vieja iluminando el lugar. No estaba en su habitación. 

—Sabes que tienes baja tolerancia al alcohol. —escuchó como una voz lo reprendía. — ¿En qué estabas pensando? 

El castaño miró al hombre que le estaba hablando. 

—...¿Esto es un sueño o estoy muerto?—fue lo único que salió de sus labios. 

— Por supuesto que no. Sólo te desmayaste en la calle. —le respondió el pelinegro, Young Ho, acariciandole la mejilla al más bajo. 

— ¿Por qué? —estiró su mano hasta tocar a la que le proporcionaba cariños. —Si estabas vivo ¿por qué no te comunicaste conmigo? 

El contrario no le respondió inmediatamente. 

—Lo lamento. —entrelazó sus dedos con los de Yoon Oh. — Hasta hace poco he comenzado a mantenerme por mi cuenta con mis escritos y tú parecias estar bien, no quise causar molestias. 

Yoon Oh sólo negó, abatido, se sentó en la cama donde se encontraba y miró que el pelinegro estaba en una silla al lado de esta, con un trapo húmedo, asumió que era para bajarle la borrachera. 

—John Suh... —dijo restregandose una mano por su cara, se encontraba un poco más despierto. 

—El apellido es de mi madre, cuando era soltera y el nombre es el mismo, sólo que americano. 

Se escuchó como la puerta fue abierta y una mujer apareció. 

—Oh, ya despertó. —se sorprendió ella y le sonrió. — Ha pasado un tiempo ¿No? Señor Jung. 

Yoon Oh la reconoció al instante, no supo cómo responder. 

»Ya vuelvo, les serviré un poco de té. 

—¿E-ella es YeRim? — preguntó un poco confundido. 

—...Sí, nos encontramos por casualidad en una tienda, desde entonces ella me ha estado ayudando y apoyando en los momentos malos. —confirmó el más alto. —Estoy agradecido con ella y estoy considerando corresponder sus sentimientos. 

—Ya veo... —quiso que su tono de voz fuera normal, pero no pudo ocultar la tristeza. 

—¿Cómo va tu vida de casado? 

—No tiene nada que ver contigo. 

—¿No está yendo bien? —el castaño no respondió, tenía la mirada baja. — Yoon Oh... 

—Debo irme. 

El más bajo se levantó rápidamente de la cama, agarrando sus pertenencias -abrigo y zapatos- y hubiera salido de la habitación si Young Ho no lo hubiera detenido. 

—¡Oye! ¿Qué sucede? 

—¡¿Por qué no soy yo?! —se intentó soltar del agarre que mantenía el alto sobre él. —Soy quien te conoce más, desde mucho antes, pero ¿por qué no confíaste en mí? ¿Qué pensaste que viví durante estos cinco años? 

—Yoon Oh... —intentó hablar pero el castaño lo empezó a empujar hasta caer los dos en el suelo. El nombrado encima de el pelinegro. 

—¡¿Por qué?! —estaba al borde de las lágrimas. —Recorrí calles buscándote. Leí esas desagradables novelas porno pensado que si eran tuyas no importaría lo que fueran. 

Detente. Detente ahora. 

»¿Sabes cuántas veces yo...? He retrasado mi matrimonio una y otra vez. Siempre esperando, esperando por ti. 

pleasure ; johnjaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora