13. Eeram, capitán de la guardia.

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Una vez la reunión hubo acabado todos se deshicieron en elogios hacia el príncipe Gill Rameear. Tan bello, tan encantador y educado...

Pero, pese a mostrarse tan dócil y sonriente, Gill solo quería irse de allí. Probablemente, Valkeri estaba esperándole en su lugar secreto, junto al sauce antiguo. Un árbol retorcido y etéreo que se erigía en aquel jardín desde antes incluso del cambio.

Con otra sonrisa, el príncipe se despidió de los ancianos y evitó a su padre, pues una conversación con él solo le retrasaría de nuevo y, Gill no quería llegar tarde.

Con mucha discreción, salió de palacio.
Eeram Borne no le había perdido de vista en toda la reunión y, por ello no pasó por alto su huida de palacio y no dudó en dejar su copa sobre la mesa y seguirle.

(....)

- Hildem haaer delt gwde, Gill- Valkeri puso los ojos en blanco al ver a su amigo llegar.

- Lo siento, me han entretenido- se excusó-. ¿Llevas mucho esperando?- su amigo se encogió de hombros.

- No demasiado, he pasado por casa para darme un baño...

- Ha empezado la guerra, Keri- Gill dejó caer los brazos a ambos lados de sus costados, en actitud derrotada-. La situación es peor de lo que creía- Valkeri asintió y se acercó a él.

- Lo sé, he podido oír a mi padre últimamente... Según decía- el joven se detuvo un segundo, con los ojos verdes brillando en la escasa luz nocturna-. Todos los teiri que han encontrado muertos... No tenían...- Gill parpadeó.

- No tenían ¿Qué?- preguntó.

- Les habían arrancado las bÄen... De todo el cuerpo- el príncipe jadeó, llevándose las manos a la cara-. Y, tú estás viendo a una humana.

- No es una humana...- quizás no debería decirle a Keri lo que sabía en realidad-. No una humana cualquiera al menos...- Valkeri bufó, rodando los ojos.

- Hablas como un enamorado- Gill sonrió, le daban ganas de dar vueltas sobre sí mismo, ensimismado en sus pensamientos.

- Todo es perfecto si está a mi lado- canturreó, cogiendo a su mejor amigo de las manos. Valkeri quería mostrar desinterés, pero aquella situación le molestaba más de lo que quisiera admitir.

- Me das dolor de cabeza- protestó, haciendo que el príncipe soltara un bufido molesto.

- ¡Oh, vamos, Valkeri!- exclamó-. ¿No puedes alegrarte por mí? Al fin he encontrado a alguien que me gusta y me comprende...

- Ah, ¿Yo no te comprendo?- el teiri de blancos cabellos se cruzó de brazos, claramente ofendido.

- Claro que sí, pero no es lo mismo...

- Oh, así que no es lo mismo, ya veo- Gill lanzó los brazos al aire.

- Hildem haaer delt gwde- dijo, poniendo los ojos en blanco-. ¡Ella es una mujer, es hermosa, es inteligente, es diferente, no le importa quién soy en lo más profundo del bosque!- Valkeri asintió, así que ese era el problema. Claro... ¿Qué esperaba acaso? ¿Que Gill correspondiera sus sentimientos?

- Vale, de acuerdo, lo he pillado- Keri miró sus pies. En aquel momento sólo quería que Gill se fuese.

- Keri, lo...- él hizo un gesto con la mano.

- Déjalo- cortó-. Será mejor que vuelvas a palacio, no vaya a ser que descubran que te has vuelto a ir- Gill abrió la boca para decir algo, pero prefirió no hacerlo. Asintió para sí y, metiéndose las manos en los bolsillos, regresó a casa, dejando a Valkeri... ¿Solo?

Cristal de Sangre. Saga de La Profecía. Vol IV.Where stories live. Discover now