Aquel beso los había atrapado a ambos, les había hecho olvidar que aquello era una farsa. Que Valkeri solo quería desviar la atención del capitán del deber que le apremiaba en realidad. Sus besos le habían capturado, sus grandes y fuertes brazos, rodeaban su cintura con suavidad. Y, su aliento sabía a vino de bayas negras, ácido y balsámico. Incluso el tacto de su incipiente barba era placentero. Valkeri no recordaba haber disfrutado nunca tanto del contacto de alguien. Pero, entonces, Eeram le apartó de un empujón, haciéndole caer al suelo. Ambos jadeaban y tenían el cabello hecho un manojo desordenado:
- Tú...- balbuceó,olvidando los anteriores formalismos-. ¡Querías entretenerme!- Valkeri se levantó del suelo, con la respiración agitada y los labios inflamados y rojos. Unas pequeñas marcas púrpura se le empezaban a formar en la clavícula y el cuello, recordando a Eeram lo mucho que se había dejado llevar.
- No parecíais quejaros mucho hace unos segundos, capitán- el teiri de blancos cabellos sonrió, relamiéndose los labios. Eeram tuvo que contenerse para no lanzarse sobre él de nuevo.
- No juguéis conmigo, chico, no soy vuestro amigo- advirtió el capitán, señalándole con el dedo.
- Valkeri, mi nombre es Valkeri- interrumpió el aludido-. No, chico- Eeram enarcó una ceja.
- ¿Qué clase de nombre es Valkeri?- el más joven torció el gesto, ofendido. Sus orejas enrojecieron de vergüenza.
- El mejor nombre del mundo, para vuestra información- replicó-. Eeram no es que sea un gran nombre de todas formas- esta vez fue el capitán quien se azoró y le miró con inapetencia.
- Eeram es un nombre de rango y poder, el nombre de un guerrero- anunció, irritado-. Valkeri es nombre de niñito noble mimado- Valkeri resopló.
- Oh, disculpadme, señor de rango y poder- esgrimió el mancebo, haciendo una reverencia burlona-. Para ser un niño noble mimado, vos no queríais soltarme...
- Dejad las chanzas para la corte, Valkeri- Eeram agarró el brazo del chico con fuerza, arrastrándolo hacia el castillo-. Sois un manipulador nato, como ya he podido comprobar- Valkeri parecía sorprendido de ser tratado así-. Pasaréis la noche en la celda- el joven jadeó y se el color abandonó sus mejillas, como si hubiese perdido el valor en un instante.
- ¡No podéis hacer eso!- chistó, sacudiéndose sin éxito del fuerte agarre-. ¡No tenéis derecho, soy un miembro de la corte!- Eeram evitó mirarle mientras lo llevaba tras de sí a trompicones. Si se giraba a examinar aquellos claros ojos verdes, aquel cabello de luna... Le tendría de nuevo bajo su hechizo.
- Callad- ordenó.
- ¿O qué?- retó Valkeri, finjiendo una entereza que estaba a años luz de sentir-. ¿Me azotaréis?- Eeram sintió sus pupilas estrecharse del estrés.
- No me tentéis- Keri sonreía, a sabiendas de que su plan había tenido el efecto deseado en el capitán de la guardia. Él era perfectamente consciente de su exótico atractivo.
- ¿Vais a llevarme una celda para que sea vuestro esclavo, capitán Borne? Podemos arreglarlo de otra manera- Eeram le ignoró, sus orejas estaban rojas como la grana. Siguió arrastrándolo tras de sí, esta vez por los pasillos inferiores del castillo. Bajó con él las escaleras de caracol que llevaban a las mazmorras, ganándose alguna que otra mirada cómplice de sus camaradas-. Oíd, no i-iba en serio lo de meterme en una celda, ¿Verdad?- oh, parecía que Valkeri se percataba tarde de la repercusión que sus actos tenían.
- ¿Que no iba en serio?- el capitán rió entre dientes y empujó al muchacho al interior de una de las mugrientas celdas del calabozo. Inmediatamente, los otros prisioneros de las celdillas anexas estiraron los brazos hacia él, hambrientos de carne joven y limpia. Valkeri soltó un aullido y miró a Eeram espantado.
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Cristal de Sangre. Saga de La Profecía. Vol IV.
FantasyA mi prima Raquel, una fan loca e incondicional. El mundo ya no es lo que era. Los dioses han desaparecido como en una nube de polvo. Nadie sabe dónde están ni porqué han abandonado la Tierra. El ser humano ha caído en desgracia tras mil años solos...