Capítulo 3

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Un sábado, dos días antes de empezar bachillerato, una azabache salía de su apartamento, aún con las ojeras remarcando sus ojos cansados, para comprar algo de desayunar ya que no tenía nada en su despensa. Cuando salió se encontró con la persona a la que menos quería ver. Y lo peor de todo es que estaba jodidamente sexy sudado. Si, puede sonar raro, pero era la verdad. Su pelo estaba empapado por gotas de sudor al igual que su cara. Mientras Mikasa se lo comía con la mirada, el observado se secaba con una toalla mientras se adentraba dentro del recibidor del edificio.

Ambos se miraron en un momento dado pero ninguno dijo nada y Mikasa siguió su camino hacia cualquier supermercado que encontrara cerca.

— ¡Algún día tendrás que hablarme! —Se dio la vuelta y la detuvo sosteniéndola de la muñeca. — Me esperas y te invito a desayunar en una cafetería.

— Ya he desayunado.

— Mentira. Los primeros días en los que te mudas de casa no tienes nada en tu nevera, es un clásico. Además no te he preguntado. Espérame aquí ¿vale? No tardo. — Y se fue corriendo subiendo las escaleras.

Y a los 10 minutos allí estaba de nuevo ese chico que tanto le irritaba.

— Que sorpresa. — Rió este.

— Tú has sido quien ha dicho que te esperara aquí. — Dijo cortante la chica.

— Creía que te iba a ir sin mí. — Se encogió de hombros — Total, ni que te hubiese puesto esposas en los pies. A sin que... Admítelo: Querías desayunar conmigo. — Le dijo al oído y le cogió la mano de forma tierna. — ¡Vamos! No tengo mucho tiempo.

— Pues no me hubieras invitado.

— Que graciosa. — La tenía todavía sujeta de la mano, acto que a Mikasa, sorprendentemente, no le molestaba. Es más, le gustaba. A decir verdad, el azabache tenía un comportamiento que no tenía con ninguna otra persona. No sabía porque, pero de cierta forma, saber que el chico era especial solo con ella la hacía sentir diferente. Pese a que a lo mejor esto solo se debiera a todo lo que habían pasado de pequeño ambos, sin contar todos los años que habían pasado sin verse.

— Levi... Tú no eres así. — Explicó la chica sus pensamientos en voz alta a su acompañante y se sentaron en una cafetería.

— La verdad... Que solo lo soy contigo. — Miró directamente a los ojos de aquella chica respondiendo y afirmando todas sus teorías. — Supongo que es por que... Te quiero. — Mikasa abrió los labios para decir algo pero se calló y sostuvo la mirada del moreno. Eso no se lo esperaba de ninguna de las maneras

La camarera apareció y Levi susurró algo por lo bajo que ninguna de las dos chicas escuchó. La pareja pidió su desayuno y a los pocos minutos se lo trajeron. Después de que se lo comieran fueron de nuevo a los apartamentos. Levi mantenía su mano en uno de los bolsillos de Mikasa y agarraba una de sus manos.

Frente a las puertas Levi le preguntó a Mikasa:

— Oye... ¿Leíste mi carta?

— No... — Levi asintió con una expresión indescriptible y luego le dio un beso en la mejilla a Mikasa y respondió:

— Espero que quedemos más a menudo. — Le giñó un ojo y se metió a su apartamento al igual que Mikasa solo que esta una vez dentro se apoyo contra la puerta y se sentó en el suelo.

"Maldito enano" "Las cosas que me haces sentir" Se repetía una y otra vez en su cabeza. Luego cayó en lo obvio, no tenía comida. Todo lo del desayuno le había desviado de su objetivo principal y encima las cajas aún estaban empaquetadas aunque los muebles estaban montados. Con eso en mente bajó a la tienda a comprar comida y después de colocarla en el frigorífico se puso a desempacar. Cabe decir que la cocina estaba muy bien equipada y que tanto el salón como el dormitorio y baño estaban decorados con un estilo minimalista y sencillo que, personalmente, le encantaba a Mikasa.

Algo Nuevo | RivaMika [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora