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Te prometo olvidar mis cicatrices,
y devolver lo que he robado
a tus dos ojos tristes.

Remus leía un libro desde la comodidad de su cama.

La primera vez que había pisado en su casa había sido hace un par de años, y lo único que le gustaba de ese temible lugar era la biblioteca, podía encontrar libros de todo tipo.

Desde libros con magia oscura hasta (y si tenía suerte) libros de historias muggles.

Así que había ido por una dotación de libros a la biblioteca y luego se había acomodado en su cuarto.

Pasaba la una de la mañana y el sueño comenzaba a llegar.

Cuando la puerta de la habitación, sonó.

Solo había sido una vez, fuerte y rápido.

Remus suspiró.

Miró la puerta, era Sirius, ¿era Sirius? ¿Qué querría Sirius a la 1 A.M?

— Pasen — dijo tan despacio como pudo.

La puerta se abrió y un segundo después, Padfoot abrió la puerta en silencio, mirando el piso, con el cabello desordenado, incluso se atrevía a decir que tenía un pequeño temblor en las manos.

El silencio pronto inundó la habitación.

— ¿Sucede algo, Sirius? — preguntó Remus sin saber qué decir.

Titubeó un poco, sin separase de la cama — yo he tenido una pesadilla, Remus y... — Suspiró — tengo miedo — dijo tan bajito que a Remus le costó escuchar.

Lupin mordió su labio inferior, ¿qué debía de decir ahora?

Black subió la mirada y el licántropo pudo apreciar los ojos cristalinos de su viejo amor.

— Ven acá, Sirius — dijo abriendo la colcha y dejando el libro en la mesa de noche.

Sirius camino despacio, tal cual niño, con la almohada bajo el brazo izquierdo y se quedó parado a un lado de la cama.

— ¿Te vas a quedar ahí toda la noche? — preguntó Remus tratando de soñar divertido — entra.

El mayor lo miró  sorprendido.

— ¿Estás... Estás seguro? — preguntó, señalando la cama con la mano derecha.

Remus sonrió levemente.

— Vamos Sirius, no es la primera vez qué pasa ¿o no te cuerdas de las noches después de la luna llena en la enfermería? ¿de las noches de tormentas eléctricas?

Sirius asintió en silencio.

Subió a la cama y se tapo hasta el cuello dándole la espalda a Remus.

Remus suspiró, volteó hacia Sirius que todavía temblaba del miedo y titubeante se acerco él.

Pasó su mano por la cintura de Sirius, mientras este se tensaba en el agarre, para luego volverse a relajar.

Remus acostó su cabeza sobre la almohada y la nariz le quedo a la altura del cabello de su compañero.

Aspiró fuertemente y el olor a su esencia le llegó por un segundo.

— Sirius, Sirius, Sirius — susurró.

Sirius dio la vuelta quedando de frente a Remus.

Y se acurrucó en su pecho.

— Te extrañe tanto — susurró Remus.

— Yo también — había respondió Sirius en un hilo de voz.

Y ahí, a mitad de la noche, mientras acariciaba la espalda de Sirius, y se llenaba de su aroma, podía jurar que era pleno.

Y que no podía pasar ni un minuto más sin estar con él.

Que quería arreglara cada parte de Sirius, que le devolvería la esperanza a sus ojos, que lo abrazaría, que le cuidaría, que lo armaría, a ese Sirius que había conocido este último tiempo, tan pequeño, inseguro, con miedos, porque, al final del día, después de todo este tiempo.

Remus le amaba.

— Te amo, Sirius.

Sirius dejo escapar un sollozo.

— Y prometo que nunca nadie te volverá a hacer daño, que voy a olvidar todas las cicatrices del pasado, la licantropia, Azkaban, la guerra y entonces tú y yo seremos tan felices.

El silencio reino de nuevo en la habitación.

— ¿Dime Padfoot que opinas?

Sirius levanto su cabeza, dejándola a unos centímetros de distancia de la de Remus.

— Que te amo, y te seguiría al fin del mundo.

Prometo || wolfstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora