Capitulo 3

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Llegue a mi casa y Sam y Rosse ya estaban brincando de un lado a otro, mientras mamá hacía de comer.

-Ya llegue –le dije a mi mamá.

-¿Cómo te fue cariño?- dice ella

-Bien, seré guía de un chico de nuevo ingreso.

Ni siquiera se por que dije tal cosa, mamá se volteo y me inspecciono un momento, después hablo.

-¿Su guía?

-Si, -estaba nerviosa, no sabía que decir-. Bueno, verás…

-¡Ashley! –dijo la pequeña Rosse que corrió a abrazarme. De mis dos hermanas, Rosse es con la que me llevo mejor, tal vez por que solo es una niña de seis años y Sam de doce, pero la verdad es que no quiero que nuestro cariño se valla apagando como se apago el cariño de Sam, de un día para otro.

-Hola pequeña, ¿Cómo te fue?

-Bien, me dieron una estrellita, mira –señalo la estrella dorada en su frente.

-¡Felicidades! Eres una niña muy inteligente.

Rosse sonrió ampliamente dejando ver tras la ventana donde antes había un diente su lengua, Sam entro a la cocina. Mi hermosa hermana llegando a la adolescencia, aun esperaba que su odio hacia mi, se fuera en el momento en que madurara. Pero por ahora no podía hacer nada más que entenderla.

-Hola, Ashley.

Ya ni siquiera me decía hermana o hermanita como solía decirme, y tenía tiempo sin escuchar el lindo apodo de “Ash” que ella se había encargado de decírmelo todo el tiempo, ahora solo obtenía palabras secas e indiferentes, palabras cansadas o sin interés y aunque no lo aparentara, de verdad me dolía.

-Hola, Sam ¿Cómo te fue?

-Bien, gracias ¿y a ti?

-Bien, gracias.

Caminamos hasta la mesa y ayude a mamá a servir la comida. Sam y Rosse comieron su sopa. Me senté y también tome mi sopa. Sam contaba sobre sus próximos exámenes y Rosse, sobre como ya sabía leer mejor. Yo solo escucho, no me gusta hablar, por que tal vez se me escapa decir algo sobre Natalia, y lo que menos quiero es darle una preocupación a mi mamá, ya bastantes tiene. Pero para mi desagracia, mamá me saco de mis pensamientos haciéndome una pregunta que de verdad no deseaba contestar.

-Dijiste algo sobre ser la guía de alguien ¿De quien, Ashley?

-Bueno, si seré la guía de un chico, pero no se quien sea. Llega la semana próxima y aun no me dan sus datos.

-¿Y por que tu? –dijo Sam.

-Según la directora, por que soy muy buena alumna y no me distraeré de mis clases, y por que le puedo ayudar en clases por que estaremos juntos en todas.

-¿Todas las clases? ¿No es mucho?

-No lo se –quería salir del tema ¡ya! Y Sam me estaba sacando de mis casillas así que cuando vi que Rosse acabo su sopa cambie de tema inmediatamente-. Rosse, ¿quieres ver que te traje?

-¡Si!

Camine con Rosse, hasta la recamara y saque la manzana de la mochila.

-Ten –se la dí-. Son tus favoritas.

-Gracias, Ashley –me abrazo-. Eres la mejor hermana del mundo.

-Tu también lo eres, Rosse.

Rosse salió de la habitación feliz con su manzana roja y muy brillante. Me quede en la habitación, haciendo mi cama, ya que en la mañana no tuve tiempo.

* * *

¡Listo! Mi tarea de idiomas quedo excelente. Bueno, a mi punto de vista. Esa es la ultima tarea. Son las 7:15 de la tarde-noche. Mamá esta preparando la cena para cuando llegue papá. ¿Saben? No tengo apetito, es extraño. Pero tengo que comer algo, si no papá se preocupara como cuando me desmaye a los once años. Nunca supe que tenía, por que nunca fui al médico por falta de recursos. Supongo que no tenía nada grave, pues nunca regreso mi malestar, al menos hasta ahora. Se escucho en la sala el típico ¡llegue! De papá. Rosse y Sam están jugando al “Adivina Quien” me acerque a ellas y enseguida voltearon.

-Ya es hora de cenar. Papá acaba de llegar.

-¡Yupi! –Dijo Rosse que corrió a la sala con papá.

Me gire y camine hasta mi cama al otro lado de la habitación, deje mis libros sobre la mesita de noche y a punto de cruzar la puerta escuche a Sam, llamarme.

-¿Ashley? –Dijo, pero no como siempre lo decía, esta vez fue diferente, suave y tierno. Esta si es mi hermana, no la fría que conocía desde hace tiempo, suspire y me gire hacia ella.

-¿Si?

-Se que últimamente no lo he dicho mucho, pero te quiero, Ash.

-Yo también Sam, te quiero mucho.

La abrace y ella me correspondió, su hermoso cabello dorado, emanaba un aroma a fresas silvestres, la apreté fuerte pero sin lastimarla y reí a lo bajo. Se separo de mí y me sonrió. Guardo el juego y lo puso sobre la repisa a un lado de su cama, casi donde se encontraba el espejo, salí de la habitación, de verdad las palabras de Sam, me habían hecho el día aun más alegre que cuando hable con Carolyne. Pensé que no escucharía esas palabras en mucho tiempo. Vi al guapo hombre de cabello oscuro y ojos celestes en la mesa esperando la cena, estaba platicando con Rosse. En sus años mi padre fue muy guapo, lo se por las fotos del álbum de mamá. Me miró y sonrió y yo le di un beso en la mejilla, de verdad amo a ese hombre.

-Hola, ¿Cómo te fue? –le dije.

-Bien, Ashley ¿Cómo va la escuela?

-Bien papá.

-Me alegro, hija.

Mamá entro con la cena y platicamos de todo, llego Sam y saludo a papá. Mire a mi familia sentada platicando, sonriéndose los unos a los otras, podríamos no tener dinero, es cierto pero nos amábamos y nos teníamos los unos a los otros y eso es más que suficiente. Otra vez me di cuenta de que yo lo tenía todo en esta vida.

Que les parecio el Capitulo??

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Si me Regresas el privilegio de ser tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora