Camino, acompañado de Danai y Nora, por el centro de la ciudad. Me dirijo al hospital, ya que el dolor de mi muslo ha recaído, y me han aconsejado que vaya.
Jeremy me dijo que el mejunje que me echó está aún en fase beta, que los científicos están estudiando nuevas mejoras para su desarrollo y distribución para los dos hospitales y los grupos de expedición a las afueras de Vitem.
Cuanto más cerca estoy de los edificios, más increíbles me parecen. La mayoría son de cristal permitiéndonos ver lo que están haciendo dentro y sus decoraciones.
La ciudad es bastante grande, tardamos casi una hora yendo a pie desde el borde de la muralla hasta el hospital. El esfuerzo de caminar durante tanto tiempo hace que el dolor de mi muslo aumente, durante el trayecto me he quejado varias veces. Cada vez que lo hago, una mirada asesina aparece en el rostro de Danai, que está aborrecida de mis disgustos.
Nos damos prisa, Jeremy nos dijo que quería hablar con nosotros sobre nuestra formación como espías dentro de un par de horas, y recalcó varias veces que quería puntualidad.
Desde la lejanía, en medio de la calle central que corta a la ciudad en dos mitades iguales, se puede ver ya unas letras grandes de color rojo que indican la entrada del hospital. Toco el hombro de Danai para que se fije, ella estaba enfocando el suelo mientras camina, pensando en sus cosas, esas cosas que desconozco y que desconoceré durante mucho tiempo.
Pone los ojos en blanco, como si pensara que el momento de llegar al hospital nunca iba a llegar.
Las alucinantes puertas se abren, repitiendo el procedimiento que tuvimos que hacer para poder salir ayer. El chirriante sonido para desinfectarnos vuelve a retumbarme los oídos.
Ahora, que estoy entrando de nuevo al hospital lo veo con otros ojos, no me parece tan agobiante y claustrofóbico como antes, ni tampoco me parece que tenga una decoración tan austera. Quizás sea por la perspectiva. Antes me sentía atrapado, obligado a estar aquí dentro por la fuerza, sin embargo, ahora estoy libre, tengo la decisión de entrar o quedarme fuera.
Los enfermeros y médicos, todos de bata blanca, al igual que los trabajaban ayer en el laboratorio, van de un lado a otro, llamando por teléfono o apuntando cosas.
-¿Puedo ayudaros? -pregunta una voz serena. Es Ethinia, la enfermera que me atendía cuando recién me despertaba del desmayo.
Se toca su melena rubia, enroscando algunos mechones en su fino dedo índice y soltándolo segundos más tarde formando así unas casi imperceptibles ondas que le hacen más elegantes.
-Sí, disculpe -respondo-. Me gustaría que me mirasen el muslo de nuevo -digo señalándolo-, el dolor ha empeorado.
Ethinia revisa en el cuaderno que sostiene entre sus manos, y tacha algunas cosas.
-De acuerdo -dice-. Tenéis que ir a la planta cinco, sala dos, allí le atenderán -. Hace una pausa, y mira a Nora mientras niega con la cabeza- Ella no puede entrar, lo siento.
Danai se acerca a mí, y me dice que ella se queda con Nora mientras yo subo.
Ya en la quinta planta, esperando pacientemente, veo como los pacientes entran y salen de las salas y a mí no me llaman.
-¡Jackson! -. Escucho desde dentro de la sala dos.
Llamo a la puerta, y entro.
-Cierra, por favor -dice una voz conocida. Es Brandon, que se alegra al verme, lo sé porque ladea sus labios formando una media sonrisa.
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Nora
FantasyEn medio del bosque, a las afueras de los Secúpulos, ahí es donde vivo con mi hermana. Pese a la desgracia que ha traído la guerra a mi familia, hago lo que puedo por sobrevivir, sin embargo no todo depende de mí. ¿O quizá sí? El repentino secuestr...