Capitulo 2: Lo que nos separa

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La mañana llego cuando los rayos del sol iluminaron la Villa, lentamente los Trolls se despertaban para iniciar sus diferentes actividades, claro aparte de cantar bailar y abrazar, por ejemplo la nueva temporada de duribayas había llegado y tanto Chiquilina como Diamantino se apresuraron para conseguir las mejores y hacer sus respectivas bebidas pero esta vez no era para sus negocios, esta vez tenían una misión mayor, una donde ambos trabajaban como un gran equipo, por otro lado Satin y Seda seguían discutiendo sobre su más reciente proyecto un vestido y siendo asesoradas nada más y nada menos que por Nova Veloz, por su parte DJ estaba entretenida buscando las mejores mezclas de sonido, ya que la fiesta que se avecinaba debía ser la mejor, Arroyin y Fosberto recolectaban diversos tipos de flores, Grandulón y Cooper junto con el señor Peluche fueron a la fábrica de Sky Toronto por las muestras de pastel.

Al llegar a su destino, en la entrada de la fábrica fueron recibidos por el mismísimo Sky Toronto.

-Bienvenidos muchachos, esto tendrá que ser rápido, aquí siempre estamos apurados y con esta fiesta a la vuelta de la esquina mucho mas.- Sky llevo a los dos Trolls al área de pasteles.

-Lo sabemos señor, cielos esta será una gran fiesta.- Cooper comento emocionado mientras tiraba de una carreta.

-Es cierto el señor Peluche también esta súper emocionado, ¿verdad señor Peluche?.- El gusano mascota respondió con su típico "Miu"

-Todos estamos emocionados, además de que si algún día decido vender mi capullo vacacional podre hacerlo a un gran precio, imaginen no todos los días tienes al futuro Rey como vecino.- Sky esbozo una sonrisa y se dirigió a una mesa donde estaban varios pasteles. –Espero que estas muestras ayuden a nuestros futuros gobernantes decidir el sabor del pastel y su diseño, avísenme cuando tengan el pedido listo.

-Claro señor.- Contestaron ambos Trolls, Grandulón llevo los pasteles a la carreta, se despidieron de Sky y volvieron a la Villa.

Así es Damas y Caballeros, habría una boda y hablando de eso los tortolitos se encontraban en cierto bunker, aun dormidos, pero no por mucho tiempo, la Troll Rosada fue la primera en despertar, abrió sus ojos lentamente para acostumbrarse a la luz del lugar y en cuanto lo hizo no pudo evitar que en su rostro se dibujara una enorme sonrisa, su compañero aun seguía durmiendo, la tenia abrazada de la cintura y sus cabelleras estaban unidas, lentamente acerco su mano al rostro de él y acaricio su mejilla con ternura, aun no podía creer que todo eso fuera real, si alguien le hubiera dicho que terminaría con el Troll antisocial, gruñón y Gris en aquel tiempo seguramente lo hubiera tomado como una gran broma, pero ahora ahí estaba con él, había recuperado sus colores, todos los días se esforzaba por dejar su vida de 20 años de soledad atrás, se preocupaba por todos en la villa y lo más importante siempre estaba cuando lo necesitaba, sin duda alguna se encontraba enamorada del mejor Troll del mundo y ahora no se imaginaba su vida sin él, eso sin mencionar su gran atractivo, si a ella le parecía lindo cuando era gris ahora con sus colores verdaderos ese atractivo aumento, aun guardaba ciertos cuadros que consiguió en una subasta y las fotos que Satín y Seda le habían tomado cuando lo seleccionaron para ser modelo, siempre estaría agradecida con sus amigas de que le compartieran tan hermosas imágenes, había llegado a una conclusión de que ese chaleco escondía muchas cosas, se acerco con cautela a sus labios esperando no despertarlo, solamente los rozo con los de ella, después se dirigió a su pecho en el cual dejo un camino de besos hasta llegar a su cuello, fue entonces que lo sintió removerse entre las sabanas, sonrió traviesa y continuo con su labor, ahora sus manos recorrían su espalda desnuda, sin aviso alguno él dejo de abrazarla y deshizo el agarre en sus cabelleras, se volteo acostándose boca arriba limitando el acceso a su espalda, pero permitiendo el paso a otras zonas, se mordió el labio inferior mientras sus ojos obtenían un cierto brillo, volvió a acercarse y esta vez se sentó a horcajadas encima de sus caderas y desde ese punto continuo con su serie de besos, esta vez al llegar a su cuello se detuvo un segundo antes de besarlo en los labios, al instante él le devolvió el beso y no supo cómo pero ahora ella estaba debajo de el, mientras exploraban la boca del otro ella lo abrazo del cuello y enredo sus piernas en su cintura, se separaron por la falta de aire, la reina hecho su cabeza hacia a tras descansando en las almohadas perdiéndose en sus fantasías, pero la voz de el la trajo de vuelta a la realidad.

MALOS ENTENDIDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora