Una de las mañanas más calurosas en la hacienda "el platanal". Cristina decidio ir a nadar al lago. Sin imaginar, que allí estaría Federico Rivero esperándola para "conversar".
- Señorita Álvarez. Es un placer encontrarla por estos lados. - dijo a espalda de ella con esa voz tan característica suya.
- Lástima que no pueda decir lo mismo de usted. - respondió Cristina con ironía.
- No me interesa lo que usted piense. A mi me ha encantado verla por aquí. - le dijo acercándose a ella que aún seguía de espalda.
Cristina sintió como una sensación extraña y placentera la recorrió completa. De inmediato se volteó. Quedando a dos centímetros del rostro de Federico, respirando su varonil aroma, mirando sus penetrantes ojos verdes. Él sonrió de lado, gustoso porque sabía lo que provocaba en ella. Podía sentir el nerviosismo en su mirada, en su respiración agitada y en la manera en la que se alejó rápidamente de él, cuando se percató de la cercanía entre ellos.
No volvió a mirarle a los ojos, simplemente se alejó bufando y se dirigió a dónde iría en un principio. Comenzó a caminar adentrándose en la alta hierba, rumbo a lo más profundo del terreno. Él la siguió, quería observar los perfectos movimientos de su cuerpo mientras nadaba y la manera en la que sus facciones se relajaban mientras estaba sumergida en el agua.
Unos diez minutos más tarde, Cristina se percató de que no estaba sola. Observó asustada a su alrededor, sin poder descifrar quién o qué era la mirada intensa que notaba cada vez que se distraía. Descubrió al Fisgón que se escondía tras unos arbustos gracias al sonido que había emitido al estornudar fuertemente.- ¿Quién anda ahí?. Salga, no sea cobarde. - gritaba con seguridad en su voz, pero lo cierto es que estaba muerta de miedo.
- ¿Qué pasa contigo?. Nunca has pescado una gripe. ¿Eres tan rara que acaso no estornudas?. - le preguntó riéndose, mientras salía del pastizal.
- No sea idiota. Claro que lo hago. Pero eso no es importante ahora.
- ¿Ha no? ¿que es importante ahora según usted señorita Álvarez?. - se puso de cunclillas junto al agua.
- Lo importante ahora es saber porque estaba usted tras esas hierbas. ¿Acaso estaba mirándome?. - preguntó de brazos cruzados.
- No veo que pueda andar mal. Lo dice como si de un crimen se tratara. - la observó con una expresión de fingida inocencia en el rostro.
- Es usted un acosador. Me estaba Espiando. ¡perverso! - le gritó Cristina indignada.
- Estás muy equivocada. Primero que nada, yo puedo venir aquí las veces que quiera. Segundo, no soy ningún acosador. Y tercero - ella abrió la boca para protestar pero él no le permitió hacerlo. - no tengo la culpa de que usted sea extremadamente atractiva y que me haya resultado imposible no admirarla un momento Cristina. - terminó diciendo con voz seductora y acercándose un centímetro más a ella hasta hacerla poner sumamente nerviosa.
Quedó boquiabierta mirándolo sin poder decir una palabra.
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La noche en Villahermosa se prestaba a favor de los enamorados del lugar. Estaba completamente estrellado, la temperatura era agradable para salir a caminar por el pueblo.
Exactamente eso fue lo que hicieron, Cristina y Federico volvían a coincidir sin quererlo nuevamente.Se encontraba sentada bajo la luna, junto a un árbol, a la orilla del lago. Él, en cambio, seguía ocultando la atracción que sentía hacía ella, mientras observaba lo hermosa que lucia esa noche, lo seductora que se veía con ese camisón sobre sus rodillas en color blanco, emanaba inocencia y una lujuria que lo volvía loco. Otra vez hizo un ligero ruido al pisar una rama por accidente. Maldijo en voz baja, pero al parecer ella no se percató de ninguno de los dos ruidos y siguió observando el cielo, mientras permanecía en silencio.
Fue allí cuando vio su oportunidad de salir y hacer un pequeño intento con ella. Tenía pensado sentarse a su lado a platicar cosas triviales, pero cuando se trataba de Cristina Álvarez, él no usaba la razón. Sino el instinto. Fue allí cuando cambió de planes y se acercó lentamente hasta que su boca quedó pegada a su oído.- Te ves preciosa esta noche, el blanco te sienta excelente. - le susurró.
Todo su cuerpo se estremeció y volvió a sentir por segunda vez en el día como esa voz tan profunda, volvía a surgir efecto en ella. Había quedado paralizada, no sabía si salir corriendo o escuchar su cuerpo que pedía a gritos que cediera ante los encantos de Federico.
- Otra vez usted aquí. - hablo con voz seria. Apenas pudo articular palabra.
- Otra vez aquí Cristina. Por favor, tuteame. - le suplico acercándose un poco más a ella.
- No puedo hacerlo. No quiero. - intentaba mantener la calma, pero era muy débil cuando se trataba de él.
- Por favor Cristina. Hazlo. - Volvió a suplicar, está vez depositando un suave beso en el lóbulo de su oreja.
Ella se volteó para mirarlo, quedando aún más cerca de lo que había quedado en la mañana. Con su mirada, recorrió su rostro, pero sus ojos se posaron accidentalmente en su boca. Al sentir como él hacia lo mismo, instintivamente cerró los ojos esperando ansiosa que se apoderara de sus labios, beso su rostro con delicadeza, y en lugar de buscar sus labios, fue descendiendo hasta llegar a su cuello, besandolo con suavidad, despertando en ella un deseo incontrolable.
Decidió ir un poco más lejos, comenzó a deslizar el tirante de su camisón, regando besos en cada espacio por el que pasaba. Hasta llegar a sus senos. Al ver en su mirada el permiso que necesitaba, comenzó a acariciarlos por sobre la tela con movimientos lentos y circulares, con una devoción infinita. Para ese entonces Cristina ya no pensaba ni quería hacerlo, sólo buscaba su boca, pero él la esquivaba haciéndola resistir un poco más.De pronto, sintió como alguien la movía de un lado a otro intentando despertarla. Era Vicenta, avisandole que tenía una llamada de su esposo desde la capital.
Para su mala suerte, todo había sido un erótico sueño. Con otro hombre que no era su esposo. Con otro hombre, que era Federico Rivero. Un tipo al que no soportaba, pero por el cuál sentía un incontrolable deseo cada vez que lo tenía cerca.
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No juegues Conmigo.
FanficCristina no soportaba a Federico, lástima que en la cama no pudiera decir lo mismo. Historia Tekila, no se permite ningún tipo de copia o adaptación sin antes mi permiso. ☄ #53 en Pareja Tekila 29/05/18 #39 en Pareja Tekila 22/07/18 #24 en César Év...