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Después de pasar todo un día fuera de la hacienda, recorriendo el pueblo con Raquel. Llegó la noche y por fin pude llegar a casa, darme un baño e ir a la recámara a descansar. Lástima que mis agradables planes se verían frustrados por mi queridísimo esposo.
- Amor, ¿estas aquí? - escuche a Diego entrar a la habitación.
- Si, estoy aquí. - le grite desde el baño. Estaba a punto de salir, ya cambiada, cuando el entró. Intento besarme, pero lo esquive y en lugar de eso le dirigí una "agradable" sonrisa. Él me sonrió. Para nada contento supongo.
- Cris, ¿pasa algo? Te noto distante. - se acercó a mi y me abrazo por la espalda.
- Si...No, Perdóname. Es que estoy un poco cansada, estuve todo el día dando vueltas por el pueblo.
- Que pena.... Por que te extrañé mucho - el metió su mano bajo mi camisón y acarició mi abdomen.
- Si, yo también. - le sonreí levemente y aparte con suavidad sus manos de mi.
Note la expresión de desconcierto en su rostro, mientras me dirigía a la cama. Luego de un rato sin poder conciliar el sueño, el silencio era tan abrumador que decidí hacer un mayor esfuerzo e intentar dormir. Fue justo en ese momento, cuando a Diego se le ocurrió abrir la boca y sacarme del trance en el que me encontraba.
- Cris, tengo una propuesta.
- Ha si... ¿de qué se trata?. - pregunté un poco curiosa, volteando hacía él.
- El fin de semana, tres días. Tu, yo, una cabaña y Acapulco solamente para nosotros dos. ¿Qué dices? - pude sentir el entusiasmo en sus palabras y me morí de pena por pensar en su plan como una enorme pérdida de tiempo. La verdad es que era muy tentadora la propuesta; y más aún si se trataba de estar lejos y olvidarme de Federico por un rato. Me voltee a mirarlo y pude notar que sus ojos se iluminaron expectantes a mi respuesta.
- Está bien. Iremos. - respondí por fin. No me quedaba otra, y quién dice y la pasaba bien con mi marido, después de tanto tiempo.
Me abrazo contra su pecho, pegándome a él, y con emoción me dijo.
- Prometo que vamos a ser muy felices este fin de semana.
Me sonrió, beso con suavidad mis labios, se acomodó en su lugar y a los segundos ya estaba profundamente dormido. Mientras yo observaba en vacío, pensando en el fin de semana que esperaba por mi.
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La mañana siguiente amanecía con un cálido sol, que entraba por mi ventana. Me encontraba ya sola en mi cama, como era de costumbre a esas horas de la mañana. Me di un rápido baño, me cambié y baje a desayunar con mi mamá. Como tradicionalmente hacía desde que tengo uso de razón. Baje tranquila las escaleras y atravesé el comedor. Observe a aquella mujer de cabellos rubios y mirada serena que me miraba con amor desde el centro del jardín.
- Buenos días mamá. - deposite un beso en su mejilla.
- Buenos días mi niña. - me devolvió el saludo. - Te ves cansada, ¿te encuentras bien?.
- La verdad no. Estoy cansada. De todo y de todos. - dije resignada mientras movía la silla hacía atrás para sentarme, frente a mi mamá.
Ella me miró confundida.
- ¿De mi también? - preguntó un poco desconcertada.
- No Mamá, de ti nunca me cansaría.
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No juegues Conmigo.
FanficCristina no soportaba a Federico, lástima que en la cama no pudiera decir lo mismo. Historia Tekila, no se permite ningún tipo de copia o adaptación sin antes mi permiso. ☄ #53 en Pareja Tekila 29/05/18 #39 en Pareja Tekila 22/07/18 #24 en César Év...