Por un idiota como tú [TsukiHina]

Creando recuerdos

Kenma leyó en mensaje recibido alzando las cejas. Levantó el móvil a la altura del rostro de Kuroo que estaba tras de él, cerrando la puerta de la sala del club.

—Asi que lo lograron.— sonrió, afilando la mirada leyendo los kanjis que Hinata escribió para informarle que han clasificado a la Springhigh.— pues deberemos hacer lo mismo ¿no crees?.

Kenma asiente en silencio, moviendo sus dedos sobre la pantalla táctil, enviando una respuesta casi de inmediato.

—"Nos veremos en la Springhigh".— en Miyagi, un emocionado grito de júbilo perturbó la quietud de  la incipiente noche.

*****

Mediados de Noviembre e Hinata, sentado en el descanso de la escalera que daba hacia los vestidores del club, observa la hora en su móvil. La práctica ha terminado y lo único que espera son noticias desde Tokio. Sabe que precisamente en ese momento Fukurodani y Nekoma  estarían finalizando sus juegos asegurando  su clasificación al torneo de primavera. Kenma y Kuroo le informarían solo al terminar la jornada el resultado de su esfuerzo. Impaciente, mordió sus labios moviendo sus pies nerviosamente. Kei arreglando su bufanda no perdía detalle del actuar del pelirrojo. Esos tontos gestos marcaban el máximo puntaje de su ternuro-metro. Le encantaba que mordiera su labio inferior cuando estaba nervioso o preocupado—mueca linda a la par de sexy — Aunque sería mil veces mejor que fueran su boca que que dentellara aquellos labios. 

Como le correspondía cerrar ese día Domingo — en donde debía  estar perdiendo el tiempo en su cómoda, tibia y reconfortante  cama lo que al parecer a ninguno de los Senpai le importaba— Tsukishima una vez terminado sus quehaceres, bajó con lentitud cada escalón de metal y sin más se sentó al lado de Hinata. La tarde era bastante fría con la brisa soplar con intensidad refrescando el ambiente. Hinata con unas orejeras y una bufanda, acercó su cuerpo al del rubio, sonriéndole divertido— más bien haciéndose el tonto— al convertirlo en una pantalla protectora contra el clima.

— No te quedes aquí, odias el frío...— comentó con sus maliciosos ojos avellana. Tsukishima resopló hundiendo sus hombros, cubriendo su rostro con la bufanda, resintiendo el escalofrío que recorrió su espalda.

— Eso lo sé. Sé que odio el frío pero ¿por qué estás esperando aquí la videollamada?— el viento sopló un poco mas fuerte ovillando al pelirrojo más cerca del central.

—No puedo contestar mientras voy en bicicleta y los chicos me avisaron que ...— viendo la hora en el móvil prosiguió— en dos minutos exactos me llamarían asi que mejor voy a esperar.— Kei aceptó en silencio esperando— más por curiosidad— también la famosa videollamada desde la capital.

La relación de Shouyo y Kuroo se había vuelto mas íntima con el pasar del tiempo. En ocasiones se llamaban justo al salir de la escuela, coincidiendo de manera sorpréndete la finalización de sus actividades.  Ambos disfrutaban de esas llamadas —que se convirtieron en diarias— porque eran risas y más risas por 5 minutos completos. Se despedían para seguir platicando en la noche desde sus hogares e Hinata quedaba con esa sonrisa de satisfacción difícil de obviar haciendo estallar los comentarios cotillas del equipo.

Kei no comprendía ese vínculo. Kuroo insistía en calificar a Hinata como su hermano y él correspondía ese grado de la misma forma usando el honorífico Tetsunii para referirse al mayor.
En su opinión, era un tonto juego ensayado para ser una familia ilusoria, cultivando conexiones forzadas.

Si sus padres ya no salían ¿por qué insistían en ser hermanos? Personalmente tener uno no era lo más placentero del mundo pero a su alrededor los hermanos mayores abundaban.
Tanaka tenía una igual de escandalosa que él, pero era una chica de lo mas especial que hacia todo lo posible para apoyarlo e incluso en su trabajo juntando dinero para que pudieran ir a Tokio. Daichi-san era el hermano mayor de dos pequeños niños, y claro, con todo el tiempo que llevaban conociéndolo se daba cuenta de que era cariñoso, protector y estricto cuando debía serlo. Hinata tenia una hermana un poco mas joven que él. Había visto unas fotografias de la chica pelirroja sin embargo aun no la conocía en persona. Él era un buen chico, se preocupaba por su bienestar, cocinaba, mantenía la casa y cuando no entrenaban por las mañanas la acompañaba a la escuela. Además, por esas casualidades de la vida, había conseguido un hermano mayor que, por lo que podía apreciar a simple vista, era uno de los buenos. ¿Por qué todos tenían mejor suerte con  el consanguíneo que le tocaban? En el fondo de su corazón no estaba seguro si algún día podría perdonar a Akiterou por lo que hizo. Sus mentiras le marcaron de tal forma que el cambio abrupto de su personalidad se debía eso y con ello el trato que daba hacia los demás. El mayor de los Tsukishima se esforzaba por mantener una sana relación no obstante era él quien se negaba a ello, lo suyo no era confiar en otros...no en otros llamados Akiterou.