El día estaba muy caluroso,aunque era de esperarse en un pueblo como aquel, hacia altas temperaturas, "Santa Teresa del Tuy", era un pequeño pueblo que estaba a tan solo una hora de la capital, y aún así el ambiente era muy diferente a la ciudad, un pueblo hogareño, donde los habitantes se conocían entre sí. Para muchos era un lugar común y aburrido, pero, para Emily no era así. Emily era una muchacha muy divertida, real, sincera, diferente al molde de chicas de ahí, en pocas palabras una chica "rebelde" para sus vecinos, "loca" para su familia, pero "increíble", para sus amigos. Emily tenía esa magia de ver la vida desde otro punto de vista, esa perspectiva que nadie notaba, o al menos, no se interesaban. Lo matutino no existía en su vocabulario, esta chica vivía de aventuras, amaba cada partícula que significa la vida.
Emily se hallaba sentada en la sera de su patio, observando una fila de hormigas organizadas dirigiéndose rápidamente a su nido. Las veía tan fuertes, como se ayudan entre sí esas pequeñas hormigas y quedó encantada con lo que veía.
- ¡Niña, por todos los cielos, levantate del suelo!.- Los pensamientos de Emily fueron interrumpidos por los gruñidos de su Abuela, si, su Abuela... Una señora con nada de señora, poseía una figura esbelta, alta, tan elegante como irritante, tenía tanta seguridad en sí, que ya no era seguridad, sino, superioridad. Desde que Emily era una niña con tan solo once años, ésta señora vivía criticando su peso, que estaba gorda, hinchada, nada le quedaba bien, esto, lo otro, aquello. Por algunos años eso deprimía a Emily, no salía de su casa sin usar monos, anchos suéteres, ya que no sentía comodidad al verse en el espejo, ella siempre fue una niña regordeta, muy hermosa, de hecho. Pero ella no lo notaba, hasta que llego al punto de su vida en el cual decidió mejorar su querer así misma. Emily ya contaba con diesciciete años, una chica muy saludable, con un buen peso, esa chica se amaba tal y como era, ¿y como no amarla?, si era un sol, donde llegara ella alumbraba su luz radiante, y iluminaba las luces apagada de los demás, pues si, era grandiosa. La grandiosa Emily.
- Ya voy... - Respondió Emily, mientras se paraba a zancadas.
- ¡Las niñas de hoy en día, dios, no tienen modales! - exclamo su Abuela.
Emily se dirigió dentro de la casa, ya era hora de preparar el almuerzo. Además, su mamá se encontraba en su trabajo, así que tenía que dejar todo listo para la hora de comida y llegada de su mamá.Emily y su mamá tienen una muy buena relación, se llevan excelente, se entienden, son las mejores amigas. Pero Emily siempre ah notado algo extraño en su madre, cada ves que ella le pregunto acerca de su vida antes de que ella naciera, la madre se queda sin responder, sin ninguna expresión en su rostro, Emily aprendió a no preguntar más. Y así eran muy felices, o al menos hasta ese día...
• • •
Emily se encontraba terminando el almuerzo, el pequeño reloj de la mesilla marcaba las 12:30 su madre debe de estar en camino, pensó Emily.
- Ya es hora de servir. - Dijo para sí misma.
Ya con los platos en la mesa calientes y recien servidos, cuando en la puerta a sonado el timbre.- ¡VOOOOY! - Grito Emily, la cual se estrañó, ya que a esta hora no suelen llamar a la puerta los vecinos, a lo mejor es la señora Genger a pedir un poco de azúcar, otra vez, pensó Emily. Se dirige a la puerta con un trapo en una mano secando a la otra, se detiene y abre la puerta... No puede creer lo que esta viendo, no puede creer la silueta que está observando en el umbral de su puerta.
Emily no podía decir nada, estaba impactada, realmente, no creía lo que estaba viendo, tenía la cabeza dando vueltas, sus pensamientos fueron interrumpidos por aquella silueta de pie frente a ella.
- Buenas, ¿se encuentra la señora Emmy? - Dijo aquella mujer. Era una mujer alta, cabellos castaños claros, muy claros, casi rubios. Largas pestañas, un cuerpo de hanchas caderas, una piel clara, pero tostada por el sol, ojos azules, y un nunar en la nariz. Aquella mujer era la replica de la madre de Emily, excepto por los ojos que eran verdes losde esta ultima... Emily se acordó automaticamente en su madre en su epoca juvenil, de aquellas fotografias viejas de su juventud. Oh por dios, no podia creer el tan parecido y similitud de aquella mujer con su madre.
- N-ono, no, no se encuentra. - tartamudeó Emily con dificultad. La mujer se notó desesperada y decepsionada con aquella respuesta. - Bueno... cuando llegue le digo que la buscaba, perdón, pero ¿quien la busca?. - preguntó Emily.
- Dile, que la busca su hija... - Lo soltó, sin siquiera pensarlo, Emily estaba aturdida con tanta información en tan pocas palabras.
ESTÁS LEYENDO
Todo será diferente.
Teen FictionUna novela donde tres historias se conectaran, donde los personajes no saben la gran conectividad que tienen, tantos secretos, tantas preguntas... La solución son las respuestas, pero, ¿cuales son las respuestas? Te atrapará en el primer instante, u...