Capitulo tres; ¡Joder!

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- Si mamá, incluso entendió mi referencia de "Los Juegos Del Hambre", ¡y el dijo una referencia de "Hush Hush"... !- Emily se encontraba en el patio, conversando de su día con su mamá.

- ¡ES PERFECTO, AAA!, ay mi muchacha está creciendo, pero ya sabes lo que opino sobre eso - Dijo Emmy con mucho drama.
- Mamaaá, basta, no exageres. Sí, ya sé, que los chicos no son de fiar y que debo tener mucho cuidado- dijo Emily con irritación. - Además, en parte, es egocéntrico, habla con demasiada seguridad, tanto que incluso su voz suena narzicista. No tolero eso. - bufo al hablar.

-¿En parte..?- Soltó Emmy con una sonrisa pícara.

-Ja, ja, ja. ¡Basta mamá!, es sólo que... Bueno, tal vez no es tan irritante después de todo...
Se dirigieron a la casa para preparar la cena, ya hecha la comida, comen en silencio. Emmy se concentró en unos trabajos, mientras Emily se prepara para dormir, se lava los dientes e intenta borrar de su mente la  sonrisa de aquel chico de ojos como el océano.

- ¡EMILY, LEVANTATEEEE, ES TARDEE, NIÑAAA! - Emily oyó el grito de su madre que provenía de lo más profundo de su casa, al darse cuenta lo tarde que era, se le vantó corriendo directo a la ducha, luego a vestirse, casi olvidaba cepillarse, mientras lo hacía, hurgaba en sus cajones para sacar las libretas sin uso, para preparar su morral. Ya todo listo se despidió de su madre, esta vez dejando el desayuno.

El camino fue rápido, ya que había muchos buses en la parada. Durante el viaje, el señor Simón no le dijo nada a Emily, se limitó a dedicarle una rápida sonrisa y volverse al periódico.
Ya se encontraba entrando a su primera clase la cual era "Literatura de primer grado", la cual era muy aburrida, pero era una carrera muy interesante, pero vamos, ¿una adolescente estudiando literatura?, ya no quedan muchas de esas.
Emily se sentó en el primer lugar que vio desocupado, no habían pasado ni diez minutos cuando se oyó  el timbre que abre las primeras clases, el profesor de esta, es un hombrecillo, de esos que son muy pequeños por una enfermedad genética, vestido de traje con corbata "Muy elegante para la ocasión", pensó Emily.

- Buenos días niños, no les diré estupideces, no soy fácil de convencer, si consiguen un diez en mi materia considérese grandes expertos de la misma. Para concluir su bienvenida, abran su libro en el capitulo dieci... - El profesor fue interrumpido por el chirrido de la puerta, "Alguien tendrá serios problemas", pensó Emily.
Al terminar de entrar, no era nadie más que el mismísimo Christian.

-JODER QUE HERMOSO- se dijo Emily.
- Disculpen la tardanza, es que comprar soga y cinta adhesiva en este pueblo es un poco complicado... - dijo mientras dirigía su mirada a Emily, quien le sonrió.

- Oh, no se disculpe señorito Torres. Adelante, adelante... Hay un asiento allá, donde está la señorita Moreno - dijo el profesor, haciendo ademán de bienvenida.

-Maldición- se dijo Emily, esperaba que no fuera la única que se apellida Moreno en el Aula, pero miró alrededor, y el único lugar sin ocupar estaba justo a su lado. Observo la majestuosidad de Christian al caminar, que perfecto.

- Hola, Ángel. ¿Me permites?- preguntó señalando el lugar vacío junto a ella.

- ¿En serio?, es el único lugar vacío, tarado, tienes que hacerlo. - Dijo frunciendo el ceño.

- Cortaste mi momento de cortesía, quería impresionar. - Dijo vacilante, aunque sonaba seguro.

- Nada me impresiona, muchacho, ahora dejame oír la clase. - soltó Emily.
En las siguientes dos horas, Emily ignoró la presencia del chico, se concentró en su clase, joder, ¿ a quien quería engañar?, sus constantes miradas la ruborizaban.
Apenas sonó el timbre de salida, esta no dudo en levantarse, y tras ver como el la contemplaba fijamente con una sonrisa tonta, salió, nerviosa e incluso más tonta que él.

Las semanas siguientes se sintieron como una eternidad, Christian y Emily se hicieron muy buenos amigos, vamos, ambos se gustaban entre si, pero nunca lo admitían. Nunca salían juntos, por miedo al rechazo del otro, su unión comenzó cuando el profesor de literatura los asignó como compañeros de curso, a partir de allí, compartieron mucho tiempo juntos, pero jamás se escribían por teléfono, mucho menos salían. Solo compartían en la Universidad, cortos pero perfectos momentos divertidos.
Christian tenia un largo historial de romances, pero sin embargo, Emily tenía esperanzas, tal vez ella era la indicada... ¿o no...?

Todo será diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora