Dentro de aquella elegante sala de espera, se encontraba una castaña hojeando perezosamente una revista, daba la impresión de tranquilidad cuando en realidad era todo lo contrario. En ese momento se consumía por la incertidumbre de no saber que esperar, ya que su futuro yacía detrás de esa puerta.
Estaba por cumplir los treinta y cinco años y ya era una mujer exitosa en el ámbito laboral. Había alcanzado todas sus metas, era considerada un héroe de guerra dentro de la comunidad mágica, lo cual le brindaba respeto y admiración. Había sido la mejor bruja de su generación tanto en Hogwarts como en la Universidad de Leyes Mágicas, ejerciendo luego el cargo de Directora de relaciones exteriores dentro del Ministerio, siendo elogiada no solo en su país si no en el extranjero por su logros en cuanto leyes de importaciones y actualmente, pese a la renuencia de su suegro, era la directora de asuntos jurídicos de las empresas de su esposo.
Después de un año de noviazgo y el escepticismo de la mayoría de sus amigos, Hermione Granger había contraído nupcias con Draco Malfoy, el amor de su vida. Muchos estuvieron en desacuerdo con su relación desde el principio, pero la castaña nunca permitió que nadie se metiera en las decisiones referente a sus asuntos amorosos, al fin de cuentas si el rubio jugaba con ella y terminaba rompiendo su corazón, seria ella la que asumiría las consecuencias de eso y nadie más. Por lo que considero otro logro el poderles tapar la boca a esos malintencionados que no daban un knut por su relación, el día que ambos se dijeron el "Si" uniendo sus vidas para siempre.
De eso habían pasado ya más de cinco años y aunque al principio decidieron esperar un poco antes de tener su primer hijo para poder disfrutarse como pareja, cuando acordaron que era el momento adecuado para iniciar su familia, el tan ansiado heredero no llego.
La castaña veía con un poco de envidia como sus queridos amigos recibían gustosos junto con sus parejas a los nuevos miembros de la familia. Harry se había casado con Ginny y era el orgulloso padre de un hermoso varón de año y medio al que nombraron James Sirius en honor a sus "abuelos" -como solía decir su amiga- y en recientes fechas habían anunciado el segundo embarazo de la pareja al igual que Ron y Lavender, quien se encontraba embarazada de su primer bebe. Neville y Hannah tenían una parejita y Luna y Rolf tenían a sus gemelos, Blaise y Pansy tenían una hermosa niña, Theo y Astoria esperaban su primer hijo mientras ella y Draco por más empeño que le ponían, veían pasar los meses sin que el tan deseado embarazo llegara. Por ese motivo, resuelta a no esperar más a que la naturaleza hiciera su trabajo, decidió buscar ayuda profesional.
Cuando se lo comentó a su marido fue motivo de una gran discusión, ya que él no estaba dispuesto a que su privacidad fuera ventilada por los pasillos de San Mungo y que su hombría fuera puesta en entredicho por no poder preñar a su esposa. Esto era normal, según él, ya que la mayoría de parejas de sangre pura tardaban en poder concebir un heredero, pidiéndole que fuera paciente.
Pero Hermione nunca había sido de las mujeres que se sentaban a esperar, ella tenía que saber el porqué y de este modo encontrar alguna solución. Así que para mayor discreción, se vio en la necesidad de recurrir a la ciencia muggle para conocer el motivo por el cual se estaba dificultando tanto el que pudiera embarazarse. Le había costado mucho trabajo conseguir las muestras que se requerían de su esposo, tuvo que hacer acopio de toda su fuerza de seducción, ayudada de un pequeño hechizo, para lograr que el rubio depositara su semilla en el pequeño frasco que el laboratorio le proporciono. Después de una gran cantidad de estudios a la que había sido objeto por la renombrada especialista en problemas de fertilidad, la doctora Rachel Tyler, se encontraba ahí, a la espera de que se abriera la puerta y le dieran el resultado de los mismos.
- ¿Señora Wilkins? – Dijo la enfermera –ya puede pasar, la doctora Tyler la atenderá en un momento
Hermione dejo la revista sobre la mesa dirigiéndose al consultorio. Había decidido usar la identidad que su madre utilizara durante la guerra para evitar que cualquiera la pudiera relacionarla con Hermione Malfoy, puesto que su marido ignoraba que ella había hecho caso omiso de su "prohibición" de buscar respuestas. Sus manos le sudaban, su estómago estaba hecho nudo y la boca la tenía completamente seca de los nervios cuando se sentó frente a la doctora, mientras esta permanecía en silencio absorta en revisar los documentos que seguramente constituían su expediente medico
- Señora Wilkins, tengo aquí los resultados de los estudios que se le realizaron y por lo que veo no se encontró ninguna anomalía que impida que pueda concebir de forma natural – dijo la doctora sonriéndole de manera tranquilizadora.
Hermione sintió que un gran peso desaparecía de su pecho. El hecho de ser ella la del problema afirmaría lo que sabía su suegro pensaba sobre su persona, con lo que tendría argumentos para solicitar la anulación de su vínculo mágico, como se lo había hecho saber en una ocasión en la que habían discutido por la nula disposición de la castaña a engendrar al heredero de los Malfoy. La culpaba de no cumplir con sus obligaciones para con la familia y que su ambición profesional era mucho más importante para ella que el hecho de darle un hijo a Draco.
– El problema –continuó la doctora -radica en el bajo conteo espermático que arrojaron los análisis de su esposo.
- ¿Quiere decir que mi esposo está imposibilitado para que podamos tener hijos? –preguntó alarmada la castaña, negándose a creer que aquello pudiera ser verdad, porque de serlo, podía irse despidiendo de su matrimonio de ensueño pues su suegro se encargaría de convertirlo en una verdadera pesadilla.
ESTÁS LEYENDO
CON UN POCO DE AYUDA [LUMIONIE] [DRAMIONE] [R+18] [LEMON] [HARRY POTTER]
FanfictionLa familia Malfoy necesita un nuevo heredero, pero según Lucius, Hermione la esposa de Draco se niega a engendrarlo lo que propiciara que él decida tomar el asunto entre sus manos para solucionarlo.