4 - Búsqueda de Testigos

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Buscar un trabajo es algo difícil en cualquier mundo, sobre todo para los jóvenes que no sabemos ni donde estamos parados.

De suerte, siempre tenemos el apoyo de nuestros seres queridos, quienes nos instruyen en este basto mundo del capitalismo.

O acaso, ¿tu estás completamente solo en el vasto mundo?

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Mi madre me mira con una cara horrorizada al cuestionar sobre el medio para ingresar en la guardia del pueblo.

—Liv, ¿puedes repetir tu pregunta?

—¿Como hago para ser una guardia y que me enseñen magia? —Repito mi pregunta al pie de la letra para hacer entender a mi madre de mi deseo.

—¿Tu hermana mayor te está chantajeando con algo? Porque si es así solo debes decirme y la regañaré enfrente de todo el pueblo.

Al escuchar a mi madre, solo puedo pensar que tales actos sólo podrían ser cometidos por Søster, pero es obvio que heredó toda su cordura de estos momentos de mi madre. Respiro profundamente para poder controlar la conversación en un sentido que pueda mantener sobre mi ingreso en la guardia. -No es nada de eso, desde hace tiempo quiero ser una maga en la guardia.

—Qué triste, yo quería que fueras una costurera como yo o una escribana en la biblioteca... —Mi madre parece afligida al decir los trabajos que ya había decidido para mi propia manutención—. Nunca debí dejar que Søster se fuera a la guardia, después le siguió tu hermano siendo posadero y ahora tú también siendo una soldado; ¿es que ningún hijo mío quiere una vida tranquila como sus padres?

Lo siento madre, pero tengo una deuda que no puedo ignorar. Yo quería ser una Granjera cultivando, alimentando las extrañas aves de corral y a lo que consideraría cabras; aunque luchar con espadas y revolver como mi padre contra los animales salvajes, no es tan tentador para llamarse una vida tranquila de Granjero.

Incluso, ¿porque los jabalís de este mundo son tan grandes y escupen fuego por todas partes? La primera vez que vi uno casi me oriné del susto y ni que decir de esos lobos que botan relámpagos.

—¿Entonces me ayudarás? —pregunto un poco cohibida ante la desilusión de mi madre.

—Ves preguntarle a Søster, yo no tengo ni idea de cómo lo hizo ella. —Me da su único medio conocido para ingresar en la guardia del pueblo.

Agradezco a mi madre por su tiempo y me dirijo hacia la entrada del pueblo, después de diez minutos caminando alcanzó mi destino y estoy frente al puesto de avanzada de los guardias en la entrada del pueblo. Hay dos guardias, uno es un chico de unos veinte años y otro parece un hombre musculoso de casi cuarenta años.

—Buenos días, ¿alguno sabe dónde está Søster? —cuestiono de inmediato a los compañeros de mi hermana.

—Si, ella debe estar ahora mismo castigada limpiando el cuartel por no llegar a trabajar en dos días por estar en la fiesta de tu hermano —dice el joven un poco entre risas.

Su descripción solo me recuerda a la tonta de mi hermana en sus momentos más normales. Ante ese destino poco deseable para alguien que busca una referencia para un trabajo, dirijo mi andar a los cuarteles después de agradecer a ambos guardias. En mi andar paso cerca a la posada de mi hermano el cual no dude en saludar y comentar sobre mi decisión de ingresar en la guardia, lo cual al igual que mi madre también levanto su pregunta por el truco que usaba mi hermana mayor para convencerme de entrar en esa peligrosa labor conocida como guardia del pueblo, me aconsejo sobre cómo debería cambiar de parecer. Tuve una comida invitada por mi cuñada la cual se asomó en mi salida y obligó a consumir un plato de almuerzo que estaba finalizando mi hermano.
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Peón de la CalamidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora