12.2 - Clase Somnífera

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Lamentablemente, yo no pude asistir demasiado a la escuela. Mis últimos recuerdos de esta son altamente difusos y en general no recuerdo sufrir del típico profesor que solo sabe dictar lo mismo que un libro, pero si recuerdo la rapidez con la que me volví una residente de la banca durante los deportes.

Lector, ¿tu si has tenido el infortunio de los falsos profesores qué lo último que piensan es en escapar rápidamente de la escuela?
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Las gotas de lluvia chocan contra el metálico techo del depósito, puedo escuchar el fluir del agua por los canales y oler la árida tierra morir contra la lluvia. El depósito es un almacén lleno de cientos de mesas, tubos de hierro y cientos de tornillos, piezas pequeñas.

—Oh, virgen —comenta el anciano de Åndremaner al verme entrar. ¿Quién le dio el derecho de llamarme virgen?

—Buenos días señor Åndremaner. —Camino lentamente hasta sentarme frente a él—. Søster me comentó que usted me tomó anoche como su aprendiz en magia, ¿es cierto?

El anciano baja su mirada a la pequeña puerta de hierro oxidado que tiene entre sus manos, golpeandola cuidadosamente en un pequeño fragmento corroido por el tiempo.

—Sí —dice al detener su martilleo y observar detenidamente la puerta—. Eso debido a que fue demasiado obvio que el zombie falló apropósito cuando te atacó.

—Eso... Tal vez simplemente fue suerte. Incluso no falló completamente, me logró cortar ligeramente mi mejilla y me sacó sangre. —Me quedo estática ante tal acusación. No puedo cerrar mis ojos y manos agarran fuertemente la silla, hasta sentir los crujidos de la madera ceder ante mi miedo.

—¿Sabés que puedo encarcelarte e interrogarte sin problemas? —Trago sonoramente saliva ante el temor de enojarle—. Así que te recomiendo hablar.

—Realmente no se lo que quiere decir. Yo se tanto como usted y ni si quiera se de que estamos realmente hablando, así que se menos que usted. —Él murmullea por un momento, hasta que vuelve su mirada a la puerta oxidada y coje un sincel, con el que comienza a tomar medidas.

—No me parece convincente —dice mientras comienza a martillar suavemente el metal—, pero lo dejaré pasar.

—Me alegra saber eso. Por cierto, sobre ser su aprendiz; ¿me ensañará magia?

—Sí. No será demasiado debido a que me enfoco en magia militar, pero tendrás lo básico. Junto a un certificado como una maga bajo mi tutela.

—¿Un certificado?

—Toda persona con habilidades mágicas debe jurar lealtad a su majestad y ponerse a los servicios del Reino. —Åndremaner detiene sus golpes al cinsel, solo para verme a los ojos y hablar—. En caso contrario será un traidor y juzgado como tal —dicho eso, él continúa su labor metalúrgica.

—Y... ¿Qué es mi primera lección? ¿Obtener mi propia varita mágica?

—Anoche también hablaste sobre eso. ¿Quién es Potter? —Yo dormida. Me has metido en muchos problemas... Necesito controlar mi boca cuándo estoy sonámbula. Ignoro la pregunta al mentir diciendo que es la historia de un joven Incubo que descubre que es un mago, la cual me contó mi padre—. Lo primero que debes decirme es que más te apasiona en esta vida, sin importar que seas buena o mala en ello.

Lo que más me apasiona en mi vida. Un pregunta muy personal, al punto que me es imposible de responder sin dudar. Mi mayor pasión es una, una a la cual vendí mi alma al diablo y acepté vivir como el peón de alguien más.

Peón de la CalamidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora