12.1 - Alas en el Solsticio de Verano

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En mi anterior vida tuve mucho odio cuando era una niña. Odié la visita de celebridades simulando ser buenas personas y me odié mucho a mi misma, pero al final todo era mi forma de negar mi inevitable muerte.
Lector, sí, tú. ¿Qué es lo qué más odias en nuestro mundo?
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Al final volví a quedar a la deriva en el pueblo. Mi hermana me abandonó sobre un unicornio desbocado y gracias a otros guardias de seguridad recobré mis pies en el suelo, aunque me tomó más de cinco minutos el tener las fuerzas para caminar normalmente.

—¿Quieres otro vaso de limonada? —pregunta mi cuñada Kone.

Actualmente me encuentro en la posada de mi cuñada, la cual se convirtió en mi recinto de recuperación tras pasar algún tiempo con Søster.

—Sí, con mucha azúcar. —Me sirve nuevamente un vaso de limonada y agrega tres cucharadas de azúcar—. ¿Y Bror? —Ante la falta de ver o escuchar de mi hermano, no puedo evitar cuestionarme por su paradero.

—Ni lo menciones —dice Kone con un rostro de total molestia—. Esta mañana mi madre lo encontró revolcándose con la hija del panadero en el almacén. —Ah... Pobre de mi hermano, sabía que la vida de casado sería difícil con nuestra maldición, pero creo que es un poco difícil.

—Me disculpo por él, sabes que no —Antes de que pudiera terminar la disculpa de mi hermana Kone interviene.

—No es eso, lo que me molesta es que lo hizo bajo el mismo techo de su esposa. Me había prometido que respetaría nuestro hogar.

—Ja Ja Ja. Siendo así espero que lo castigues por varios días; una promesa no debe romperse.

Algo que mi padre siempre nos ha dicho, es que no importa que, nosotros los Súcubos e Incubos debemos cumplir nuestra palabra. Es nuestra moneda de pago por no poder jurar amor eterno, ni poder jurar respeto a la pareja ajena.

—Ya está. Mi padre los persiguió a ambos desnudos por toda varias calles hasta la panadería; creo que va a dormir estos días en tu casa o con tu hermana. —Espero que con mi hermana y sufra lo mismo que yo.

Continuo charlando con Kone sobre el chisme de mi hermano, mi noche de pesadilla con Søster y como esta me chantajeó en la mañana, aunque lamentablemente me tocó irme por la llegada de su padre y sus malos tratos con respecto a ser hermana de Bror.

Ante la falta de objetivo camino por el pueblo hasta que recuerdo las palabras de mi hermana sobre ser aprendiz del anciano lúgubre. Pero, ¿cuando me reuniré con él? No tengo ni la más remota idea de como contactarme. Espera..., ¡Træ! Él es amigo del malvado de Frygt, nieto de Åndemaner.

Comienzo mi andar hacia el taller del padre de Træ; pasando en esta ocasión por el frente de las casas de los prósperos comerciantes del pueblo, grandes hogares de maderas con algún punto lleno de tuberías de vapor cerca a las cocinas, con árboles de manzana creciendo de forma frondosa al lado y largas cercas que cubren los verdes jardines. El sol incluso logra brilla aún más cálido ante todo el hermoso cuidado de este sector.

La caminata sólo me toma veinte minutos para estar frente a la puerta del taller del padre de Træ, pero justo cuando estoy a punto de tocarla, la puerta se abre con un chico de cabello salmón, rostro firme, brazos gruesos y tiernos ojos verdes; es Træ.

—Liv, ¿qué hacés aquí? —pregunta Træ con esa voz suave y tímida.

—Vine a buscarte —comento con total serenidad y una ligera sonrisa—. Ya que necesito pedirte un favor. —Desde el fondo del hogar puedo escuchar la gruesa voz desde el fondo del taller: "¡Træ! ¡No olvides ir donde Kunst y ver si ya llegó el pedido!"—. ¿Trabajando? —pregunto curiosa por mi joven amigo.

Peón de la CalamidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora