Capítulo VII

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Al salir de la escuela, solo me quedaban dos horas para poder dormir, puesto que tenía que ir a clases. Tube que aprovechar esas dos horas para undirme en un sueño muy profundo hasta las 7:00 a.m. Una vez despierta, o algo así, fui a darme una larga y relajante ducha, al salir me puse ropa cómoda. Mi vestuario se basaba en unas Converse, unas calzas negras, una remera manga corta con un escote en "V" que decía: "You're mine, Angel.", y llevaba una campera encima con la primera letra de mi nombre en un costado. Llevaba el pelo suelto, solo que esta vez un poco encima de mis ojos, puesto que tengo unas enormes orejeras. 

Luego de bajar hacia la cocina y desayunar, cojo mi mochila y marcho hacia la escuela, lista para empezar un nuevo día. 

En el camino no dejaba de pensar en lo ocurrido anoche. No podía creer que, durante tantas horas, salga viva. Después de todo, Sabannah sería capaz de matarme. Pero, no lo hice sola. Annie estuvo conmigo todo el tiempo, ayudándome a que Sabannah me alcanzara. Me hago acordar de que yo tengo el libro que encontré anoche en el sótano. Planeo leerlo en el receso. 

Al llegar a la escuela, el primero en saludarme es Luke. 

-Hey, Emma!- Me dice, a lo cuál respondo con una sonrisa. Ese chico tiene algo especial, no solo en sus preciosos ojos, si no en la forma de mirar muy llamativa que el posee. Esa mirada que puede llegar a derretir a cualquier chica que lo viera. Esa mirada que hace que me derrita por dentro.

-Hey, Luke!- Respondo del mismo modo.

-Ayer te noté algo extraña... ¿Te encuentras bien?- Me pregunta con una mirada preocupada. Me pareció muy tierno que se preocupara. 

-Si.- Le respondo para luego agregar: -Gracias por preocuparte, Luke. Enserio.

-No hay de qué, Emma. Eres la única en esta escuela que no me trata de loco, que me acepta tal y como soy. No se qué haría si te pasara algo.

Al escuchar esas palabras no puedo evitar sonreírle. Él era el primer chico que me decía algo así. En mis otras escuelas, los chicos sólo me hablaban para conseguir algo de mí. En el último año de secundaria, un chico se acerco a mí diciendo que yo era única y bla bla bla. Pero yo sabía que era para conseguir algo. No solo por sus ojos que lo delataban, si no que ese chico ni siquiera me dirijia la mirada. Pero algo me dice que tengo que confíar en Luke. 

Cuando estaba por decirle un <<Gracias!>> Sonó la campana para ir a clase. 

-Que clase tienes, Emma?-Me pregunta él sonriéndome. Miro mi horario y un millón de recuerdos de anoche me vienen a la mente al ver la clase que me toca: Teatro.

-Teatro, ¿Tú?- Le pregunté. Él, luego de mostrarse sorprendido, sonríe y me responde:

-Lo mismo. No sabía que te gustaba actuar, Emma.- Me dice mientras empezamos a caminar hacia donde, horas antes, estuve. 

-Bueno, no te mentiré... Siempre me gustó mucho la actuación y el baile. Cuando era chiquita, a mi mamá siempre le bailaba algo o cuando la ayudaba a cocinar siempre ponía música y yo empezaba a mover mis caderas.-Solté una carcajada al recordar eso. Mi mamá murió cuando yo era pequeña. Luego, mi papá se casó con otra mujer, la cual no me agrada. 

-Enserio?-Me pregunta Luke soltando una carcajada.- Y sigues tan pegada a tu mamá?

Su pregunta me vino desprevenida. 

-Digamos que no...-Respondo yo casi en un murmuro. Me dolía habar de ella. No pude evitar soltar una lágrima.

-Lo... lo lamento, Emma. ¿Dije algo malo?- Me pregunta él. No puedo creer lo que voy a hacer.

-Luke, ¿qué te parece si nos saltamos la clase de Teatro así podemos hablar bien?

Él lo piensa... lo piensa... y responde:

-De acuerdo. Vamos. Conosco un lugar tranquilo donde podemos hablar.

Yo lo sigo. Confío en él. 

Rodeamos todo el campus tratando de que nadie nos vea. Estábamos seguros de que si alguien, como el director o algún profesor, nos viera llamaría a uestros padres. Y eso era lo último que queríamos.

Llegamos a un lugar, que apropósito yo no conocía, y nos sentamos en un árbol que había allí. Era como un pequeño parque sin nadie. Había árboles por todos lados, flores de todo tipo, y un pequeño banco color café. 

Luke me dij que venía seguido acá. Era como un lugar especial para él. Venía acá para despejar su mente, salir de todo lo que tenía que ver con la escuela.

-Ahora sí, Emma. Cuéntame.-Me dijo él.

-Bueno, como te conté minutos antes, mi mamá y yo éramos muy unidas. Siempre la ayudaba y ella a mí. Éramos como mejores amigas. Si tenía un problema, ella siempre estaba allí. Ella siempre se reía con todos los shows que yo le hacía. Pero luego llegó el verano.- Respiro profundamente.-Ese verano, mamá, papá y yo teníamos planeado ir a un campo para disfrutar del verano. Cuando íbamos por la ruta, yo me acordé de que había dejado mi chaqueta preferida en casa.- se me cae una lágrima, pero me la seco rápidamente.- Le pregunté a papá si podía volver a por ella, pero él me dijo que no. Yo me enojé, y mamá le preguntó a mi papá si podía volver. Papá se negó, mamá me señalo a mí, que en ese momento estaba bañada de lágrimas, papá me vió y dijo que yo tenía que aprender a aceptar que si él decía que no, era no. Entonces en ese momento, ellos dos se empezaron a pelear. Pero no una pelea simple, si no agresiva. Yo seguía llorando porque quería esa jodida chaqueta. Y, en un momento, papá le pegó a mi mamá. Ella se le quedó mirando incrédula. Luego, mamá le pegó a papá, y esta vez, papá le pegó con más fuerza a mamá. Pero cuando la golpeó, no se dió cuenta y soltó el volante.- Dejé de contar para secarme una pequeña lágrima que se me cayó sin querer.- El coche se fue en contramano y justo venía un camión. Chocó con nosotros, y luego de dos días, desperté en una camilla de hospital. Papá y yo pudimos salir con vida. Pero mamá no. Desde ese día, estuve enojada con papá por pegarle a mamá. Pero, al mismo tiempo me odié a mí misma por ser tan caprichosa. Si no hubiera pedido esa chaqueta y aceptar el "NO." de papá nada de esto hubiera sucedido. Luego del accidente, papá se consiguió otra chica. Se llama Susana. La odio tanto como ella a mí. Consiguieron un trabajo juntos y bueno, aquí estoy.

Terminé de contar la historia, y miré a Luke. estaba ahí, mirándome con cara de pena. Sentía que me quería decir algo, pero no se atrevía. Así que pregunto:

-Algo para decir?

-Sabes, Emma? Tengo algo que necesito decirte.

-Dime.

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