Lemy

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Lemy observo las estrellas por algunos segundos, disfrutando de la tranquilidad que se podía percibir, fuera de ese caos que él llamaba hogar, estiro un poco su cuerpo, desentumiendo sus músculos algo adoloridos, deseando relajarse un rato y fumar un poco de esa hierba que había encontrado en el garaje.

O al menos esa era su intensión, al instante de divisar a su padre, recostado sobre el techo, fumando una delicada pipa estilo china, de la que se despedía un ligero humo de olor indeterminado.

Frunció el ceño en el acto, el techo era su lugar, su refugio, el único lugar que tenía, lejos de sus "madres" y "hermanas" por así decirlo, lejos de esa extraña realidad, que él llamaba familia.

Se dio la vuelta, molesto, pensando en donde ir a fumar ahora, cuando un ligero bufido lo saco momentáneamente de su balance — ten cuidad — dijo su padre sin abrir los ojos — el techo es sumamente traicionero — susurro abriendo un ojo, mostrando su típica sonrisa.

Esa maldita sonrisa, la sonrisa Loud, la estúpida sonrisa que el llegara a odiar, por no haberla heredado en primer lugar, contaban las leyendas que era irresistible para las mujeres, que con solo sonreír las tenías a tus pies, un sin número de veces, había escuchado a lo largo de su vida, la maldita envidia que sus compañeros varones tenían ante su legado familiar.

Continuo su camino intentando que su padre no se diera cuenta de sus planes — por cierto — repuso secamente el patriarca de la familia — dame esa bolsa — el chico sintió un ligero hormigueo en su espalda, ante la duda de cómo diablos sabía que traía una bolsa, si la tenía perfectamente escondida dentro de su sudadera.

A regañadientes se acercó a su padre, para entregar su hierba, odiando que el hombre lo conociera tan bien — ¿Dónde la conseguisteis? — pregunto su padre dejando su pipa a un lado.

Derrotado conto, sobre su hallazgo, tarde o temprano su padre le sacaría la verdad, en verdad era algo extraño, cuando Lincoln Loud interrogaba a sus hijos, por más que uno se esforzara simplemente no le podrían mentir a él.

Abrió la bolsa ligeramente ante la sorpresa de su hijo, inhalando un poco — esta cosa es una porquería — gruño molesto — tendré que hablar seriamente con Lyra mas tarde — cerro la bolsa y la guardo en su pantalón — ¿así que ya fumas? — pregunto seriamente su padre con un tono condescendiente, que molesto al chico de sobre manera.

— — Si — gruño Lemy secamente — algún problema anciano — reto, quizás estaba cavando su propia tumba, pero era hora de que el también empezara a marcar su territorio dentro de la propiedad, y como los dos únicos varones de la misma, era cuestión de tiempo que terminaran chocando en un duelo de testosterona.

Espero, un regaño, un golpe, incluso un sarcasmo, mas no esperaba la risa sincera de su padre — eres tan Loud — dijo entre risas el mayor — dios sin duda eres mi hijo — repuso Lincoln mientras se ponía de pie — no es que lo dudara — exclamo mientras lo abrazaba — pero en verdad eres tan parecido a mí en algunas cosas — el corazón del chico latía descontrolado ante esa extraña de amor fraternal, entre sus "madres" y "hermanas" era raro que él tuviera tiempo a solas con su padre, fuera de algunos ratos donde miraban la televisión o jugaban algún juego en línea en alguna de las consolas familiares — que da miedo — termino su padre.

El silencio que siguió mientras ambos se sentaban en el techo, no fue tan incómodo como el joven imaginaba, y a falta de conversación, el mayor de los Loud volvió a fumar su pipa, inundando el ambiente con ese delicado aroma exótico — papa — repuso nerviosamente después de unos minutos Lemy.

Su padre lo observo fijamente, mientras él se armaba de valor, deseando hacerle tantas preguntas, conocerlo mejor, era su hijo, y en cierta manera sabia tan poco de su padre — ¿Qué fumas? — pregunto, lamentando soltar lo primero que se le venía a la cabeza, en verdad era tan tonto, para preguntar eso, en lugar de algo más necesario, como el hecho de por qué la familia entera ocupara tres casas conectas entre sí, las cuales estaban ubicadas en una propiedad del tamaño de un parque público pequeño.

Un ligero humo, salió de la pipa antes de que su padre contestara — una hierba exótica — soltó su padre dejando salir el humo — digamos que es un vicio adquirido en mis años de juventud — su padre rio bajito — qué tiempos aquellos — continuo — éramos tan jóvenes — fumo un poco más, mientras Lemy escuchaba todo en silencio, atesorando ese momento tan extraño, deseando que solamente fuera suyo en realidad — Dipper discutiendo con Wirt sobre literatura, Morty y Billy cocinando, mientras Marco y Fangbone tenían sus clásicos duelos con hacha — otra ligera fumarola abandono la pipa muy suavemente — y tu viejo, compitiendo en algún juego de carreras contra Norman y Finn — una ligera sonrisa se posó en los labios de su padre, el cual recordaba sus tiempos pasados.

— — ¿Los extrañas? — pregunto su hijo, algunos minutos después, dado que su padre había terminado de contar.

Lincoln sonrió mientras dejaba su pipa un lado — a veces extraño nuestras aventuras — saco un pequeño medallón debajo de su ropa, el cual brillo ligeramente ante el contacto de su mano — a un que siempre estamos hay cuando nos necesitamos mutuamente — Su padre le extendió la pipa con una sonrisa en sus labios — fuma — ordeno tranquilamente — por esta vez te lo has ganado — el chico tomo nerviosamente la delicada pipa y le dio una pequeña calada, saboreando un extraño sabor, algo dulce, algo agrio, que difícilmente podría explicar — tabaco de Skullbania — respondió su padre, a su duda silenciosa mientras le quitaba la pipa de sus dedos — con un ligero toque de pétalos de Mewni — el adolescente observo en silencio mientras su progenitor volvía a fumar en silencio — el idiota de Finn decía que se tenía que agregar un poco de azafrán de Ooo, pero ni si quiera el cerezo de lo desconocido, era necesaria para que la mezcla quede perfecta, en eso concordábamos la mayoría — dijo más para sí mismo que para su hijo, un pensativo Lincoln.

Su cuerpo deseaba volver a probar esa extraña mezcla, pero de un ágil salto su padre se puso de pie, con la misma agilidad que un tigre salta sobre su presa desprevenida — será mejor que bajemos — repuso el adulto con una sonrisa en sus labios — estoy un poco retrasado y mama Lynn no es tan paciente como antes — un gemido de asco abandono los labios de su hijo, ocasionándole una leve sonrisa en sus labios.

Minutos después ambos bajaban del techo, para entrar en la casa principal, sumergiéndose en un mar lleno de caos, o al menos su padre, que fue jalado prácticamente al momento, por mama Lynn y mama luna, sin bien había traspasado la puerta principal.

— — Hey hermanito — repuso Lyra sonriendo mientras se sentaba en uno de los sillones — te atraparon ¿verdad? — pregunto juguetonamente, antes que más hermanas se unieran a la plática, evitando que Lemy contestara a su pregunta, mientras se alejaba de la sala principal.

El chico camino de vuelta a su cuarto, entre ese laberinto que llamaba hogar, intentando recordar todo lo que su padre le había contado en primer lugar, a un que algo no cuadraba en su historia, en realidad, sabia de los amigos de su padre, por comentarios de alguna de sus "madres" pero no recordaba conocer algún país o región llamada Mewni o Skullbania en realidad, apresuro su paso, deseando que Lupa o Liby no hubieran tomado su laptod en su ausencia, evitando con ello, que pudiera buscar mejor esos lugares en internet, después de todo si su padre podía adquirir esa mezcla exótica que tan difícil era que él se hiciera con un poco de ella en realidad

Hijos del pecado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora