Boda, princesas, caballeros y dragones

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Capítulo 9: Boda, princesas, caballeros y dragones

El color blanco desde hace mucho tiempo se había visto como un símbolo de paz y humildad, hacía que quienes lo portaran transmitieran en ellos la pureza, la nobleza y la inocencia, algo así como juntar todo un montoncillo de cosas buenas y meterlas en una caja. Pero también representaba la duda por ser incoloro, aburrido y sin gracia, y él se sentía más identificado con esa categoría.

Se observo en el redondo espejo de cristal cobrizo y todo lo que pudo ver era como si una masa de pigmento blanca se ciñera a su cuerpo. Vestía un traje de chaqué ingles que ajustaba perfectamente con su cintura, el saco era corto por delante mientras que por detrás la levita se extendía hasta sus rodillas y la corbata era lisa y vaporosa. Su primera opción había sido un traje azul plomizo, pero Caesar había optado por el estilo vanguardista —según dijo— y jurado que lo que había confeccionado, era únicamente para él.

Este día Ichiji era invierno, niebla y crepúsculo, estaba totalmente apartado de la primavera.

—Estás listo— la vibrante voz de su hermana susurro y la sintió sonreír detrás de él mientras sus dedos entrelazaban sus largos mechones color frambuesa en una coleta baja que aseguró con un lazo.

—Veinte minutos—Judge grito desde el desván y la chica puso la mano sobre el hombro del novio, asiéndolo avanzar.

—Démonos prisa antes de que colapse. — trato de ser bromista.

Ella vestía una falda larga que se hondeaba con cada paso que daba y un top de encaje que presumía apenas una pequeña parte de su delgado abdomen, Niji quien estaba cruzado de brazos y recargado sobre la puerta usaba un blazer de tres botones semi informal mientras que Yonji y Sanji trajes ejecutivos en colores cobre.

Afortunadamente el auto no tenía nada de la parafernalia tan típica de las bodas, lo que aligeraba tan solo un poco el sentimiento incómodo. Judge condujo sin abandonar ni un segundo la pequeña sonrisa que brotaba de sus comisuras.

—A partir de ahora, les prometo que las cosas irán para mejor. — sonó ansioso y seguramente estaba regocijándose por dentro, estaba mucho más joven que ayer y tan radiante como en sus mejores años.

Sus mejores años... Ichiji escupió una risa sardónica. Lo mejor de ese hombre se había desvanecido mucho antes de que todos ellos nacieran.

...;...

—Durante la salida del cortejo nupcial de Alfonso XIII con Victoria Eugenia de Battenberg, un anarquista logro filtrar una bomba en un ramo de flores. Murieron veintitrés personas, no sean tan duros con el buen humitos.

Jyabra murmuro con una sonrisa, un camión blanco se estaciono afuera de la mansión Charlotte y de manera ordenada un grupo de hombres procedió a bajar al menos una docena de arreglos florales, entonces el moreno saco cuidadosamente una cajetilla de cigarros de sus bolsillos y encendió un fosforo con la suela de su zapato.

La vivienda era fascinante, con probablemente más de quinientos metros cuadrados alrededor de una zona empinada, desde donde estaban podían ver el amplio camino de arbustos, bulbos y piedras que llevaban al interior de un clásico jardín lleno de macetas de hormigón y una gigantesca pérgola de madera, la mueblería retro se preparaba para embelesar el ojo de los testigos. Tenían casi un pie dentro de la celebración. Casi, y eso era para espantar la presencia de los ojos curiosos y de uno que otro paparazzi que quisiera husmear en tan privado evento.

—Pensé que habías dicho que Kalifa te había prohibido fumar. — comento Marco en realidad sin mucho interés.

—Mi esposa no está aquí en estos momentos— Jyabra sonrió con pereza y un gracioso destello apareció en sus ojos chinos, pero se reemplazó por una forzada seriedad cuando otro vehículo cruzo por el umbral, así que maldiciendo tiro el cigarro al suelo y se puso tieso. —Aquí viene el carruaje de nuestra cenicienta.

Sentimientos  por Contrato [KataIchi/ZoSan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora