" CAPÍTULO 33 "

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Al día siguiente, cuando Naruto se levantó, el sol brillaba en el cielo. No obstante, hacia un frío cortante. Los charcos presentaban cercos de centelleante hielo.

Bajo a la cocina y se sentó a la mesa con intención de tomar una apetitosa taza de café.

- De seguir aquí más tiempo, tendría que comprarme ropas de más abrigo - comento -, mi equipo no está mal para la ciudad, pero en un sitio como este es insuficiente.

- Te llevaré a la ciudad para que consigas todo lo necesario - dijo entonces Sasuke, que acababa de entrar.

- ¡ No me digas que ya estuviste trabajando ! - exclamó Naruto al comprobar que tenía la cara roja del frío.

- Un ranchero no puede ser dormilón - contesto el, y de pronto posó una de sus manos heladas en el cálido cuello de Naruto.

El doncel lanzó un grito, y tía Mikoto protesto.

- ¡ Eso no se hace, Sasuke !, ¿ Quieres servirle una taza de café a este pobre hombre, Naruto ? - agregó mientras ella se dedicaba a preparar rápidamente el resto de su desayuno -, terminaste antes que otros días.

Sasuke se calentó las manos con el humeante tazón. Aquello le hacía bien, después de la cruda temperatura exterior.

- Los hombres conocen bien su tarea. Nadie pierde tiempo inútilmente, con esta temperatura. Todos saben que es mejor trabajar aprisa.

Suigetsu llegó en el camión y entrego el correo.
Sasuke puso los periódicos a un lado y abrió las cartas.
Luego dijo con un suspiro :

- Eso tiene que ser atendido hoy. Las cosas se han retrasado más de lo que yo suponía.

- Entonces nos ocuparemos ahora de todo eso - decidió Naruto -, y no me contradigas, de cualquier modo, supongo que hoy hace demasiado frío para montar a Beauty....

- Quizá puedas sacarla después del almuerzo. ¡ Pero ahora ven, capataz de esclavos !, Me has convencido. Nos dedicaremos primero a la correspondencia.

Naruto observó que la pila de planos están intacta, pero no se atrevió a mencionarlo cuando tomo asiento ante la máquina de escribir.
Pronto hubieron puesto bastante al día los asuntos atrasados. Sasuke sonreía satisfecho cuando ambos se dirigieron a ensillar los caballos.

- Definitivamente, voy a tomar un secretario por horas, ahora que veo lo practico que resulta, ¿ Te interesa ?.

- ¿ Y que iba a hacer yo durante el tiempo restante ? - contesto el doncel, con un nudo en la garganta -, por qué el trabajo de cocinero solo es mientras se recoge el ganado...

- Oh, ya encontraríamos otras ocupaciones para ti - dijo Sasuke de forma impensada -, podrías montar cada día a Beauty, y tía Mikoto tendría ocasión de mimarte a gusto. Y tú y yo saldríamos juntos, de vez en cuando... ¿ Que te parece la proposición ?.

- Muy tentadora - río Naruto, sin dar mayor importancia a la cosa -, sabes lo que me atrae de la vida en un rancho, pero.... ¿ Que dirían tus amigos si, de pronto, tienes secretario fijó en casa ?.

- ¡ Ja !, Simplemente se sentirían celosos.

“ Tu idea no es mala - pensó el doncel, malicioso - pero yo no acepto semejantes condiciones. No resistiría verte y desearte a diario, sin garantía alguna en cuanto al futuro. Lo quiero todo, o nada ”.

La carretera rodeaba la boscosa montaña, que se elevaba impresionante y parecía querer perforar el cielo.

- ¿ Qué nombre tiene ? - quiso saber Naruto, señalándola.

Lo que el buscaba era cambiar de tema.

- Kusanagi - respondió Sasuke -, Kusanagi Mountain, yo le puse es nombre. No es de las montañas más altas, pero igual me pertenece.

- Me siento impresionado. Nunca había conocido a nadie que hubiese dado nombre a una montaña.

- Lo se, increíble, ¿ No ?. E incluso aveces siento que la conozco desde tiempos inmemorables.

- Tal vez, por qué tú formas parte de la montaña, y ella sabe que tú eres su protector - murmuró, el doncel, como si hablará consigo mismo.

No sé fijó en la mirada evaluadora que el, le dirigía.

La carretera abrazaba ahora una loma, y Naruto indico un arrollo.

- ¿ También baja de vuestra montaña ?.

- Si. Procede del lago - informo Sasuke.

- En tal caso, si lo siguiéramos llegaríamos a la ladera occidental, ¿ Verdad ? - pregunto el doncel, curioso por conocer aquella parte, después de tanto oír hablar de ella -, ¿ Será difícil ?.

- No. Claro que hay unos cuantos rabiones en su descenso desde las alturas, pero hay una atajo que los pescadores usan para subir al lago.

- ¿ Permitís que la gente suba ? - inquirió Naruto con sorpresa.

- Naturalmente. La gente de los alrededores tienen acceso libre al lago, aunque, de conseguir Itachi y Deidara lo que se proponen, esa zona podría quedarse vedada.

De nuevo había tensión en su voz, y Naruto lamento haber sido la causa de que el tema saliera otra vez a relucir.

Sasuke hizo entrar a Sombra
en el atajo.
Comenzaron el ascenso, y el doncel se dio cuenta de que ya estaban en la ladera occidental. Lo miro todo con curiosidad. Aquello era más escabroso. Altos pinos y frondoso arbustos llenaban las hondonadas que de vez en cuando formaba la ladera. La roca desnuda quedaba suavizada por la abundante artemisa.

- Este es el otro extremo del riachuelo - señalo, Sasuke mientras hacía penetrar en el al caballo.

El pequeño lago se extendía ante ellos con un explorador maravillosamente azul, reflejando el color del cielo.
En su parte central había una isla cubierta de árboles. ¡ Que joya había hecho, hay la naturaleza !, Por la mente de Naruto paso como un relámpago el pensamiento de que era comprensible, al fin y al cabo, el deseo que Itachi tenía de mostrar aquello al mundo.
¡ Qué lugar tan ideal para un parador de montaña !.

En verano, el agua estaría suficientemente templada para nadar en ella, y Naruto se imaginó algunas barcas de vela surcando la superficie.
Luego, en invierno, allí se podía patinar perfectamente.

De repente, el doncel se inclinó hacia delante de la silla y exclamó :

- ¡ No me digas, Sasuke, que tenéis aquí la bendición de dos cascadas, en vez de una sola !.

En efecto, un espléndido abanico de agua caía de un risco no demasiado lejano.
Naruto se dio cuenta, entonces, de que, si bien ahogado por la distancia, el ruido de la catarata había estado reclamando su atención desde hacía rato.

- Está es la cascada de Fugaku. Mi tío fue el primero en descubrirla, cuando se instalaron en la finca. Ven, te conduciré hasta hay.

Hicieron dar media vuelta a sus cabalgaduras y, a medida que ascendían por un camino bien elegido entre rocas, el rugido del agua al caer se convirtió en un estruendo ensordecedor.

                            Continuará...

❇ AL OESTE DE LA LUNA ❇ [⭐NARUTO⭐]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora