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Lo arruinaste Byers, lo arruinaste en grande.

Las cartas se habían vuelto algo muy famoso en aquella época. En su mayoría, las chicas de su edad las usaban para decirle lo que sentían al chico que les gustaba de forma anónima. Era aquel clásico truco de película y libro que pocas veces funcionaba, y que cuando lo hacía, tenía un final de cuento de hadas. Pese a eso, pese a las bajas probabilidades que tenían de ser correspondidos o lo que sea, todos seguían usando aquel método, y si salían lastimados no importaba, después de todo, por algo era anónimo. Solo que... Will Byers no contó con esa suerte.

Hace algunos años, exactamente tres, había comenzado a, explorar sus sentimientos. Y si, era gay, era muy gay, pero se esforzaba por ocultarlo. Pero el problema no era ese, lo sabía desde los diez y nunca le había causado ningún problema, casi. El problema llegó, cuando finalmente su corazón y mente se pusieron en un estado hormonal. Y si, el problema surgió cuando se enamoró. De su mejor amigo.

En un principio lo negó a muerte, diciendo que era amor fraternal, y una especie de admiración al rizado por poseer esa personalidad que le encantaba. Sin embargo, finalmente tuvo que aceptar que era algo más que aquello, que superaba todos aquellos límites invisibles. Había caído a sus pies como un idiota del chico que desbordaba heterosexualidad. Si aquello no era ser imbécil, no sabía que era.

Había sabido ocultarlo muy bien, manteniendo sus sentimientos a raya y tratando de que no se notará la excesiva necesidad que tenía de estar cerca de Mike casi todo el tiempo. Y resultaba de maravilla, tranquilamente podría ser uno de los mejores actores del mundo. O así era hasta que llegó Eleven, y sus celos.

Jamás sabría cómo aquella chica había enamorado a Mike de tal forma en una maldita semana. Jamás sabría cómo había hecho para que Mike pensará en ella cada maldito segundo del día. Jamás sabría cómo había hecho para que Mike la amara y probablemente jamás lo haría, pero se daba una idea. Eleven había logrado muchas cosas con su presencia, una de ellas podría ser el hecho de que Will llorara de rabia e impotencia todas las noches al no poder ser como ella. El que siempre se cuestionara porque Mike la había elegido a ella y no a él. Pero era algo obvio, nadie elegiría al chico zombie teniendo a una chica como ella. Ni siquiera el propio Mike.

Pero Will se cansó, sentía que si no lo decía lo que sentía al rizado, probablemente sufriría un ataque de ansiedad en algún momento. Sin embargo, no quería arruinar aquella amistad de años, no quería perder a Mike más de lo que ya había hecho. Y esa idea pareció desaparecer de su mente por un tiempo, y así fue hasta que llegó la nueva tendencia.

Declararse por medio de cartas.

Era absurdo, pero era liberador. Técnicamente Mike jamás sabría que habia sido el, y ni siquiera sospecharía considerando que Will era un chico. En pocas palabras, era el mejor plan del mundo, si se calculaba todo con precisión y detalle. O así era como debía ser.  

El castaño se la había pasado toda la noche pensando las palabras correctas para plasmar sus sentimientos en esa hoja de papel. Era una carta larga, una que Will había escrito con todo el corazón, sintiendo cada palabra, y con una sonrisa tonta en sus labios y un leve sonrojo en sus mejillas. Trato lo mejor que pudo de expresar lo que el mayor lo hacía sentir en palabras, trato de explicar como su corazón se aceleraba cada vez que lo veía, como sus mejillas adquirirían ese toque carmesí cada vez que le hablaba, trato de explicar cuanto lo amaba, cuan enamorado estaba de el.

Esa misma mañana, se despertó temprano con un humor expendido pese a haber dormido solos tres horas. Tomó un rápido desayuno, y luego de ser dejado temprano en la escuela por Jonathan, se dirigió rapidez al casillero del azabache. Nadie se encontraba a esa hora, salvó un par de alumnos que eran dejados allí por sus padres a causa del trabajo. Por esa razón, casi temblando, Will pudo dejar la carta en el casillero del mayor con la fortuna de no haber sido visto por nadie. Ahora sólo debía esperar.

Hugging and Kissing {Byler & Foah}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora