Pese a tener a cinco personas rodeándome, solo mis pasos resonaban por el suelo de reluciente mármol. Aquellos matones cumplían la misión de amenazar psicológicamente a cada visitante que el gran hombre recibía. "Gran" hombre, no "buen" hombre. Quedaros con ese detalle. Y, como visitante, puedo confirmar que mi metro ochenta se sentía poco al lado de los armarios roperos que me rodeaban puede que un poco demasiado cerca para mi propio gusto.
Intentaba no arrastrar los pies por el suelo aparentando una calma que ni yo mismo me creía, mi cuerpo se negaba a continuar hacia delante a pesar de que la decisión la había tomado hacía días. No era tan fácil, la duda siempre estaba ahí y mi propia moral me desgarraba desde dentro, pese a que nada podía evitar aquel momento. No era un niño —ni mucho menos— sé y sabía en aquel entonces que la decisión que había tomado no era simple ni debía subestimarse.
Estaba vendiendo mi alma al diablo, al fin y al cabo.
Los cinco matones que me escoltaban por los pasillos del hotel dejaban bien claro su punto. Nadie podía estar en mi situación y no sentirse totalmente aterrado, era una especie de ley en aquel mundo. Y es que los cálidos colores que envolvían las paredes del SM hotel no podían esconder lo que sucede detrás de las bellas paredes anaranjadas. Porque en ese lugar se controla mejor que en las aduanas qué sale y qué entra en Corea del Sur. Altos dignatarios, poderosos cargos políticos y adinerados empresarios pasan sus estancias en el mejor hotel del país, el SM hotel. Precioso, lujoso y elitista, el rango de personas que pueden hospedarse ahí se limita a un porcentaje de la población de dimensiones ínfimas.
Y, pese a podérmelo permitir, no estaba ahí para pedir una habitación. Me dirigía a la planta 55, una planta privada y la verdadera belleza que ocultaba el edificio: la residencia semipermanente de Key.
Key, el mismo "gran pero no buen" hombre de antes. Porque, sinceramente ¿hay algún mafioso bueno? Es como contradictorio. Ya sé que estás pensando, ¿y yo estoy en derecho de hablar cuando me voy a reunir con él? Pues nunca he dicho que yo fuera un buen hombre. Y la historia de cómo acabé en esta situación es tal vez un poco larga para poderla repasar en mi cabeza mientras unos gorilas me llevan a ver al hombre más poderoso del país.
No, ningún político es más poderoso que él. Lo digo por experiencia, ese tema me pilla cercano.
Las puertas dobles que daban a la suit eran de una madera tan brillante como el suelo de mármol. Me daban ganas de tocarla pero los ojos de aquellos neandertales ya me vigilaban demasiado. Estaban armados, pocas bromas.
— Cualquier cosa sospechosa tendrá consecuencias —entonó la voz gruesa de uno, probablemente el que tenía una posición superior. Debía callarme pero sabía que no podían matarme sin ordenes del gran hombre, así que decidí ocultar mi miedo en una prepotencia excesiva. Podéis gritarme pero no me juzguéis a menos de que hayáis estado a punto de meteros en la casa de un maldito jefe mafioso. Creo que me dejaron en paz porque ellos podían notar mi miedo tanto como yo mismo.
— ¿Qué consecuencias?
Su silencio fue más claro que el agua, os lo puedo asegurar. Y, por primera vez en mi vida, empecé a sudar de puro terror.
Abrieron la puerta unos criados, mostrándome así la residencia de Key por primera vez en mi vida. Era un lugar elegante, con escasos criados pero obviamente perfectamente entrenados para servir a un jefe que no solía tener visitas casuales. Los matones cerraron las puertas a mi espalda, no entraron junto a mí. Ellos sabían que no iba armado y aquello fue, francamente, perturbador por la escasez de intimidad que tenía. ¿Cómo lo sabían? Hasta estos momentos, no logro comprenderlo.
— Mira a quién tenemos aquí: Choi MinHo —entonó el gran hombre con una sonrisa desde su butaca.
Ya lo conocía de vista, sólo que no habíamos llegado a cruzar palabras nunca. Era más o menos de mi altura, aunque con bastante menos masa muscular y un humor mucho más negro y oscuro. Solía sonreír bastante, pero eso solo te ponía más nervioso.
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Pactos de papel 【 MinKey 】
FanfictionMinHo había jurado ser diferente a su padre, podía decir orgulloso que él no estaba metido en los problemas ilegales de un político supuestamente respetable. Él solo era un futbolista profesional, un hombre triunfador a base de esfuerzo que se había...