Nada más entrar en el salón del apartamento supe que algo pasaba. Tampoco había que alarmarse por ello, teniendo en cuenta quien era mi pareja sentimental siempre pasaban cosas a mi alrededor. Además, ver a JongHyun tumbado en un sofá mientras cambiaba constantemente de canal era extrañamente tranquilizante, como si su seguridad fuera contagiosa. Mis ojos analizaron el resto de la habitación con cautela, noté que habían más de guardaespaldas de lo normal pero JongHyun no parecía preocupado.
— Key tiene visita —me comentó el segundo al mando sin ni siquiera mirarme. Había sido más que obvio al examinar la habitación—. Están en el despacho.
Se sentía... distante. Ahora no estaba sujeto completamente a las órdenes de KiBum, podía moverme libremente por la que, ahora, también sería mi casa. Era la primera vez que veía la tensión y era extraño lo lejanas que se apreciaban las palabras de JongHyun. Como trabajador yo era inferior pero mi seguridad era igual o más importante que la suya. Básicamente, nuestra relación laboral era... indescriptible.
Él y yo sabíamos eso, incluso cuando yo era un peón más, había mantenido buena relación con él. Nos conocíamos desde hacía suficiente tiempo. No tenía sentido su indiferencia aunque nuestra relación fuera extraña, después de todo, JongHyun era un tipo extraño. Como ya había comentado: aquella escena no era normal.
— MinHo.
— ¿Mmmm? —volví a dirigirle la mirada, el hombre seguía tumbado tranquilamente pero ahora sus ojos me prestaban toda la atención.
— Ha llegado hace unas horas un paquete amarillo, Key me ha dicho que lo has pedido tú —cada sílaba se escapó de sus labios como a cámara lenta.
Yo no había pedido nada online. Probablemente, hace un par de días, le habría preguntado inocentemente a qué diantres se refería. En aquellos momentos, mientras me analizaban los distraídos ojos fríos de los hombres de otro pez gordo, supe que era una mentira. Puede que de JongHyun, puede que de KiBum. Daba igual, me habían dicho una mentira.
— Ya era hora, una semana de retraso —respondí incómodo. No era un buen mentiroso, alguna vez sí había logrado hacer un buen papel pero eran cosas que se mejoraban con la práctica—. No lo has abierto, ¿verdad? Es... algo vergonzoso.
JongHyun se había reunido conmigo aquella mañana, horas antes de la reunión con TaeMin. Recordaré siempre un consejo que me dio entonces para mentir mejor: las personas sospechan de las cosas que no pueden justificar. Por eso, si era incapaz de ocultar un sentimiento, debía dar una razón para su existencia. Mi incomodidad por la mentira había pasado a ser vergüenza sobre un paquete misterioso.
— Puedes respirar, pervertido. No lo he abierto. No me interesa lo que sea que tú y Key hagáis en vuestra habitación —JongHyun sonreía como KiBum cuando yo había aprendido algo del mundillo. Estaba alegre, contrastando con mi expresión horrorizada.
¡Me estaba humillando con un paquete que sabía que no existía! ¡Será hijo de...!
— ¡¿Pero qué dices?! —él me miró con la advertencia brillando en sus ojos negros—. No es ese tipo de cosa, es un regalo para KiBum. Un regalo normal.
Él levantó las cejas mientras sonreía divertido. Maldito playboy de metro setenta.
— Lo digo en serio, ven, te lo voy a enseñar, JongHyun.
— Déjalo, hombre, que estoy ocupado.
— Pasar canales es un trabajo agotador, sí —él resopló y se levantó del sofá siguiéndome al pasillo de la zona privada.
Cuando crucé la entrada a mi habitación, sentí que respiraba aire más rico en oxígeno. Y el portazo que dio JongHyun al cerrar la puerta fue la señal para tirarme sobre el sofá.
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Pactos de papel 【 MinKey 】
FanfictionMinHo había jurado ser diferente a su padre, podía decir orgulloso que él no estaba metido en los problemas ilegales de un político supuestamente respetable. Él solo era un futbolista profesional, un hombre triunfador a base de esfuerzo que se había...