Daba igual cuanto tiempo intentara llegar antes que Lee TaeMin, él siempre iba a estar antes que yo en nuestros encuentros. Sin embargo, esta vez su expresión era seria y parecía observarme con cautela, levantando ligeramente la palma de la mano para saludarme desde el otro punto de la cafetería. Yo sonreí mientras me acercaba, pero había una tensión extraña entre nosotros.
— Felicidades por las victorias —sus palabras sonaron sinceras, pero no había emoción. Desde mi vuelta al campo, el equipo ya había hecho dos increíbles partidos de liga. Los aficionados estaban eufóricos.
— Gracias.
Aquella fría mañana de octubre había estado lloviendo ligeramente, lo suficiente para molestar a los ciudadanos de Seúl. Había amanecido nublado, ya a 18 del mes, más cerca de noviembre que del verano. El ambiente cálido de la cafetería te protegía del inicio del frío y el olor a chocolate caliente inundaba el ambiente.
— Este lugar es famoso por su chocolate, tienes que probarlo —me aseguró TaeMin después de soplar la taza de cerámica y beber pequeños sorbos para evitar quemarse—. Y te dan vasos de verdad, no esos de papel que no aguantan ni media hora.
Parecía realmente indignado por la mala calidad de otras cafeterías. Yo me dejé guiar por su consejo y pedí lo mismo que él cuando una chica se acercó a tomarnos el pedido.
— Esa chica es una fan —aseguró él, su sonrisa engreída haciendo acto de presencia. Yo intenté mirar de reojo, pero no tenía un buen ángulo. TaeMin, en cambio, podía curiosear todo lo que quisiera la barra—. Está hablando con la chica de barra y miran hacia aquí... ¡no te gires! —me susurró levantando ligeramente la voz.
— ¿Me has pedido que quedemos para tomar chocolate y curiosear? —pregunté.
TaeMin volvió a observarme en silencio, tal y como lo había hecho cuando yo estaba llegando a la mesa. Decidí no presionarlo y presté atención al local, prácticamente repleto. El bullicio de las personas era, de alguna extraña manera, calmante. Pasaba mucho tiempo en mi casa, en silencio, ya fuera en el dormitorio o en el gimnasio. Incluso la presencia de TaeMin se sentía menos amenazante después de haberme enfrentado a sujetos más terroríficos.
— La poli vino a verme hace unos días —soltó de la nada el periodista.
— ¿Cuándo?
— Hace... ¿cuatro... cinco días...? El 13, por la tarde —yo esperé a que continuara hablando. Curioso pero preocupado—. No es algo raro que vengan a hacer algunas preguntas sobre artículos por haber infringido alguna que otra cosilla. Pero esa vez fue raro, porque solo me preguntaban sobre ti. Querían que intentara manipularte.
— ¿Y aceptaste? —TaeMin rió al escucharme.
— Les dije que escribieran lo que me iban a pagar en un papel y que si me gustaba la cantidad, lo haría —la alegría que se reflejaba en la expresión del joven periodista era contagiosa, así que le sonreí, divertido.
— A ti no te importa el dinero —él paró de reír y nos quedamos unos segundos sonriendo mientras nos mirábamos. Él parecía intrigado de que yo entendiera su manera de ser.
— No, no me importa. Pero quería saber cuánto me iban a pagar por si alguna vez quisiera aceptarlo.
— ¿Y?
— Una miseria, no vale la pena —comentó casualmente. Por alguna razón, TaeMin tenía una aura a su alrededor que parecía un gran imán.
La camarera se acercó entonces, una taza de color beige con un líquido oscuro humeante. El olor era dulce y amargo, una mezcla abrumadora. Yo intenté prestar atención a la bebida, pero la chica no me apartó los ojos de encima, no sabría decir hasta que nivel parecía interesada en mí. ¿Curiosidad, fan, obsesión? Se me notó la rigidez al ver que la chica tardaba más de lo usual en irse a servir a otros.
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Pactos de papel 【 MinKey 】
FanfictionMinHo había jurado ser diferente a su padre, podía decir orgulloso que él no estaba metido en los problemas ilegales de un político supuestamente respetable. Él solo era un futbolista profesional, un hombre triunfador a base de esfuerzo que se había...