¿Noche de soltería?

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  "Si el hombre fuera constante, sería perfecto" William Shakespeare.


¿NOCHE DE SOLTERÍA?


Era sábado por la noche cuando Julieta se puso sus auriculares para mirar una serie esperando que su compañera de habitación no se percatara de lo inhabitual que era su acción ese día de la semana dedicado al ocio ya que era frecuente el hecho de encontrarse en casa de Sebastian para disfrutar del fin de semana.

- ¿Qué haces?

Preguntó Jessica despertando de una siesta de belleza, era su truco para ir a bailar fresca como una lechuga, al parecer el universo no había escuchado las plegarias de Julieta, su amiga se dio cuenta de lo inusual que era su presencia un sábado, despeinada y con la página de Netflix frente a su rostro mientras decidía que ver.

-Veré una serie.

Musitó la chica tratando de no hablar de más, pero bastaron solo unos segundos para que Jessica se sentara a los pies de su cama con una mirada penetrante.

-A esta hora estás tomando un baño relajante y decidiendo que te pondrás para visitar al idiota ese, ¿tiene un concierto o qué?

Preguntó Jessica con interés, una de las cosas que menos le gustaban de Jessica era su sexto sentido para percibir a hombres mujeriegos, de esos que juegan con las mujeres, Sebastian jamás le cayó bien, siempre se quejaba de él o le inventaba apodos burlescos, no le diría que tenía razón, sabía que su amiga le arrancaría las tripas con sus manos a aquel "idiota" como le llamaba con regularidad a pesar de las millonésimas veces que Julieta le pidió que cambiara su actitud hostil hacia él.

-Yo terminé con él, me estaba aburriendo un poco, es medio básico en la cama y cuando alguien es medio básico en la cama hay que cambiarlo, lo aprendí de mi maestra.

Mintió Julieta sin separar los ojos de la pantalla fingiendo monotonía en su voz, si difamaba a Sebastian con su compañera de habitación le salvaría de ser linchado por haber actuado como un mujeriego cobarde sin sentimientos, con esa mentira estaba a salvo de que Jessica se diera cuenta de cuanto sufría y se alegraba a la vez, del cumulo de emociones extrañas que experimentaba desde que se dio cuenta de que estaba enamorada y no podía seguir con alguien a quien no le importaba lastimar a quienes lo amaban.

Su amiga parpadeó un par de veces procesando la información un poco boquiabierta pero luego soltó una sonora carcajada.

- ¡Lo sabía, lo sabía!, tenían sexo una vez por semana, estabas tan mal atendida que tu virginidad perdida tardíamente iba a pasar factura, no puede con un cuerpito joven que necesita atención porque las hormonas que debió encender a los dieciocho fueron recién utilizadas a los veintitrés, ¡que se vaya a buscar una anciana!

La Maestra del SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora