Pintar

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  "Dibujar es como hacer un gesto expresivo con la ventaja de la permanencia

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  "Dibujar es como hacer un gesto expresivo con la ventaja de la permanencia." Henri Matisse 

PINTAR

Julieta les sonrió a los tres totalmente incomoda, ¿Cómo se pudo generar una cita de cuatro en menos de diez minutos?, definitivamente la respuesta era un no, pero necesitaba ser amable, quedar bien con Emilia sería beneficioso para su comunidad de revista digital.

-No puedo, tengo unas cosas que hacer y me iré pronto.

Sus rostros reflejaban un poco de decepción, el plan espontaneo se les esfumaba y la joven pelirroja no perdía esperanzas en tratar de convencerla.

-Oh vamos, quítate el velo de misteriosa, serán solo unas horas.

La chica suspiró y mordió su labio dudando, tenía que inventar una buena excusa para eludir ese almuerzo.

-No puedo, en otra ocasión.

Los miró con una sonrisa tranquila y saludó en modo de despedida yéndose por la calle del costado sin mirar atrás.

Algo llamó su atención, un caballete en trípode con mecanismo de inclinación como el que tenía en su casa, en Pueblo Manzana, la añoranza de sus días pintando lienzos cuando era niña y adolescente la llevaron a preguntar el precio.

- ¡Me lo llevo!

Exclamó al escuchar el precio, era una ganga en comparación a todas las cosas que quería expresar con un lápiz o pincel que la escritura no llenaba desde que Sebastian se había aislado, tenía que llenar espacios, luchar con esa angustia que aun podía controlar.

A Julieta le llevó dos días conseguir buenos lienzos, en ese par de vueltas del sol no tuvo muchas novedades de nadie, su Sebastian contestaba de manera osca y cortante, como si ella le hubiera ofendido al insistirle para verse... ¡si supiera que lo único que quería era un par de horas para charlar y despedirse!, ese enojo por censurarla la carcomía, la paralizaba...le daban ganas de presentarse frente a su edificio, pero parecería una loca, se preguntó mil veces porque la vida era injusta ya que ella le dio todo de si a ese hombre y al abrir esa puerta mental los pensamientos autodestructivos volvieron a atormentarla.

Los funcionarios de la universidad la habían tomado para reclamar sus derechos así que tenía el martes libre, recordó que tenía todo para comenzar a pintar y también se acordó que, en el altillo de su casa, subiendo más allá de la terraza había un deposito que servía para guardar objetos perdidos y contaba con una mesa y sillas, algunas de sus compañeras iban a ese sitio para estudiar, pero últimamente estaba abandonado por el frio invernal.

Subir el caballete fue toda una hazaña y cuando llegó a su primera parada antes de seguir por la otra escalera recordó lo que había ocurrido en esa terraza la madrugada en que su amiga Rebecca se recibió, a Sebastian le pareció aventurero y divertido subir allí sin testigos para sumar a la lista uno de los más osados recuerdos sexuales que la joven poseía.

La Maestra del SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora