C.8.

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8. AULA DE CASTIGADOS

Narra Clavel:

 

Ariel y yo llegamos a la cantina y todos se giraron para vernos, más concretamente a Ariel. Ella hizo caso omiso y miró para los lados del lugar. Se giró a mí y me dijo:

-Ahora vengo. Los chicos están allí. -dijo señalando la mesa donde efectivamente se encontraban Jaime, Mike, Tony y Vic haciéndonos señas para que fuéramos.

Me giré para ver a Ariel pero ya no estaba, así que fui a la mesa donde los chicos. Sólo había dos sitios: uno al lado de Vic y otro al lado de Jaime.

Estaba claro donde quería sentarme.

-Hola.- dije saludándolos mientras me sentaba al lado de Jaime.

-¿Qué hay?- dijo éste en forma de saludo.

-¿Cómo va? ¿Ha funcionado? -murmuró Vic mirándome.

-¿Qué? -pregunté confundida.

-Lo que decidimos sobre Ariel... y yo... ¿te acuerdas? -aclaró.

-Sí y no. Es decir, sí me acuerdo y no, no ha funcionado. O sí, no estoy muy segura... ¿Qué le has hecho? -pregunté fulminándolo con la mirada.

-Nada, tranqui...- dijo Vic echándose para atrás.

-Vic.- dijimos todos a unísono alargando la i, sonando intimidantes.

-Está bien, está bien... -dijo levantando las manos y después cruzó sus brazos encima de la mesa. Suspiró- Quizás... la haya besado ésta mañana... Dos veces... O más...

-¿¡Qué!?- exclamamos otra vez al unísono haciendo que sonara por toda la cantina por encima de las voces.

Narra Ariel:

-Hola. -dije sentándome en la mesa donde estaban las gemelas Scarlett y Rocío.

-Hola Ariel. -saludó Scarlett y Rocío sonrió como forma de saludo.

-Quizás me equivoque, pero... ¿alguna vez estuvisteis en el campamento de la Tribu?- pregunté. Yo de pequeña iba a ése campamento, y creo que de eso las conocía.

-Sí, es el mejor campamento. Pero muy pocas veces hemos ido, ¿por?- dijo Rocío.

-Roc y Scar, no puedo creerlo, soy Arel.- sonreí.

Roc, Scar y Arel fueron los apodos que nos pusimos de pequeñas cuando nos conocimos en la Tribu.

-¿Arel?- preguntó Scarlett pensando- ¡Arel!- gritó emocionada.

Era fácil diferenciarlas ahora que me daba cuenta. Porque Scarlett llevaba un broche en el vestido en forma de S decorada con flores doradas y Rocío uno en forma de R decorada con estrellas plateadas.

-Ai... mi... madre... -contestó Rocío- Estás tan... guapa y cambiada. No me creo que seas Arel. -dijo mirándome de arriba abajo.

-Pues... sí, soy yo. -sonreí- Vosotras estáis igualitas que de pequeñas.

-Sí, supongo...- contestó Scar.

-¿Sabéis qué molaría? -dijo Rocío. La miramos.

-No, ¿el qué? -pregunté.

Mi estúpido hermanastro; fuentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora