10. COMO BRAD PITT
Narra Ariel:
-Siéntate aquí, muchacho.- dijo Taylor señalando la camilla. Vic hizo caso y se sentó.
-Voy a buscar lo que necesito.- volvió a decir Taylor abriendo la puerta trasera y saliendo por ésta.
-Nena, ven aquí por favor.- dijo Vic dando palmas al sitio que había entre sus piernas separadas.
Me crucé de brazos y alcé una ceja.
-Ariel... por favor, ¿te podrías acercar a mi?- dijo bufando, aunque aún tenía una pequeña sonrisa de lado.
-Mejor. —sonreí y me senté entre sus piernas dándole la espalda.
-No sé por qué no aprendo. Después de tanto tiempo diciéndome que no me a ti porque me pegarías y... ¡pum! Hoy lo haces. ¿Cómo es que tienes tanta fuerza? Te lo he preguntado ante pero no me has contestado.- preguntó poniendo todo mi pelo a un lado- Las chicas bonitas no tienen tanta fuerza.- sonrió poniendo su cabeza en mi hombro.
-Supongo que soy una excepción en toda regla.- dije.
-La excepción, como siempre... -dijo Vic mirando al suelo.
Taylor volvió a entrar con un botiquín en sus manos.
Salí de entre sus piernas para ponerme sentada al lado de Vic encima de la camilla.
Taylor dejó el botiquín a mi lado.
-Espero no haberos interrumpido.- dijo Antón sonriendo.
Vic se rió y yo abrí mucho los ojos.
-¿Cree que nosotros somos...? ¡Nunca! ¡Él es mi hermanastro!- grité y Vic paró de reír. Taylor me miró sonrojada.
-Lo siento. Pensé que erais amigos, o novios... pero no hermanos. Lo lamento.- dijo ella apenada.
-Tranquila, solo que... No me gusta que lo digan o lo insinúen. —dije tranquilizándome y bajando de la camilla- Creo que es mejor que me vaya. Lamento haberle gritado. Adiós.- y salí de la enfermería.
No debería haber gritado tan fuerte.
Narra Vic:
-Ariel. —susurré cuando ella se fue. No me oyó, pero la enfermera sí.
-No somos hermanos. Ser hermanos es muy distinto que ser hermanastros. Los hermanos no se gustan, no se quieren, ni mucho menos se aman como pareja. Está mal visto. Pero siendo hermanastros es posible que se amen, se quieran y por supuesto que también se gusten. Ella es mi hermanastra, nunca podrá ser mi hermana en ningún sentido. Hace tiempo que lo supe. Al igual que hace tiempo que supe que no tendré ninguna posibilidad si no hacía nada para hacerle cambiar de opinión.- dije con la cabeza gacha.
-¿Qué sientes por ella?- preguntó Antón.
-Amor... creo... no sé... no, no es amor, solo me gusta... sí, solo me gusta... no, la amo, es increíble... bueno, ya sabe... es... ¿la ha visto?... ¿Por qué no paro de hablar?... estoy nervioso... es... -paré de tartamudear un segundo y suspiré- es amor. La estoy amando. Y enamorado. Locamente enamorado. ¿Por qué se lo estoy diciendo a usted? No se lo tome a mal, pero no me sé ni su nombre.