3.Cartas de nadie- Harry

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El incidente en el zoológico le acarreo a Harry uno de los más largos castigos de su vida. Cuando pudo salir de su alacena ya eran vacaciones de verano y Dudley, junto con su vecina Deysi habían atropellado a la señora Figg con sus bicicletas cuando la anciana cruzaba Privet Drive con muletas.

Harry disfrutaba el fin del colegio, pero no del todo. Tenía que escapar todo el tiempo de los enormes amigos de Dudley que visitaban la casa cada día, ya que al igual que a su primo, les encantaba practicar su deporte favorito: cazar a Harry.

Por eso trataba de estar fuera de casa todo el tiempo que se le fuera posible. Muchas veces veía una trenza desgarbada que pertenecía a su vecina, Vanessa o Verónica, nunca recordaba su nombre; sentada en el columpio de un parque que había cerca de Privet Drive o echada en el pasto debajo de un árbol a pocos metros del árbol en el que él estaba, incluso una vez la vio escapando de su prima Deysi y la banda de Dudley aunque no por mucho tiempo porque él también tuvo que correr.

Un día del mes de Julio, tía Petunia llevó a Dudley a Londres para comprar su uniforme de Smelting, la nueva escuela a la que iría junto su vecina Deysi, así que Harry se quedó encerrado en su alacena todo el día sin comer. Aquella tarde Dudley desfiló ante la familia con su nuevo uniforme. Tío Vernon dijo que no se podía sentir más orgulloso, tía Petunia estalló en lágrimas y Harry no dijo nada. Sintió que las costillas le iban a explotar del esfuerzo que hacía por no reírse.

Al día siguiente Harry entró en la cocina y sintió un horrible olor, entonces vio a tía Petunia tiñendo algunas ropas viejas de Dudley de color gris.

-¿Qué es eso?-preguntó

-Tu uniforme de colegio-respondió frunciendo los labios

Harry se sentó en la mesa y trató de no imaginarse el aspecto que tendría en su primer día en la escuela secundaria Stonewall. Dudley y tío Vernon entraron en la cocina encogiendo la nariz por el olor, tío Vernon abrió el periódico y Dudley golpeó la mesa con su bastón, que llevaba a todos lados.

Todos oyeron el ruido del buzón y las cartas caer al suelo.

-Trae el correo, Dudley-dijo tío Vernon

-Que vaya Harry

-Trae las cartas Harry

-Que lo haga Dudley

-Golpéalo con tu bastón Dudley 

Harry esquivó el golpe y fue por las cartas. Eran tres. Un era la postal de tía Marge que estaba de vacaciones en una isla, la otra era un sobre marrón que parecía una factura, y una carta para Harry.

Harry la contempló con el corazón latiendo muy rápido. Nadie, nunca, en su vida le había mandado una carta. No tenía amigos ni parientes, ni siquiera era miembro de la biblioteca así que no podían mandar cartas pidiéndole sobre algún libro atrasado. Sin embargo, allí estaba, una carta dirigida a él, de forma tan clara que era imposible confundirse.

 Señor H.Potter

Alacena debajo de la escalera

Privet Drive, 4

Little Whinging

Surrey

El sobre era grueso y pesado, hecho de pergamino amarillento, la dirección estaba escrita con tinta verde esmeralda. No tenía sello. Con la manos temblorosas, Harry le dio la vuelta y vio estampado un hermoso escudo de armas: un león, un águila, un tejón y una serpiente rodeaban una gran letra H. Harry volvió a la cocina y le entregó a tío Vernon las otras 2 cartas pero justo cuando se disponía a abrir y leer la suya alguien gritó.

Harry Potter y la niña que sobrevivió Saga #HPLNQSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora