Capítulo 32

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— Mami, Sofi, he llegado! -anunció Camila, entrando al vestíbulo, dejando su bolso y llaves sobre la mesita.

— Kakiii! -exclamaba Sofía, corriendo hasta la castaña, abrazándola y colgandose de su hermana como un Koala.

— Amorcito! -respondió Camila, tomándola en brazos.

— Aww, cuánta ternura... -interrumpió Dinah, Sofía la observó y escondió su rostro en el hueco del cuello de su hermana, Camila acarició la espalda de su hermana y dijo;

— Sofi, ella es Dinah, mi mejor amiga, tú cuando eras más pequeña la conociste.

— Y me decías Cheeche! -interrumpió Dinah. Camila rió y Sofía también.

— Y desde entonces la llamo así, excepto cuando estoy enojada. - comentó la castaña. — Y mamá? -volvió a decir Camila.

— Aquí estoy, finalmente llegaron! -sonreía amorosa Sinu, yendo a saludar primeramente a su hija, depositando un beso en la frente de Camila. — Jane, querida, tanto tiempo. -dijo abrazando fuertemente a la polinesia, la cual devolvió el gesto.

— Sí, mucho tiempo, hay tantas cosas de la que hablar. -respondió separándose del abrazo y mirando significativamente a Camila. — Primeramente del hecho que me digas Jane, pareces a mi mamá molesta. -respondió riendo la alta mujer.

— Está bien, te diré Dinah, sólo quería molestarte. -rió Sinuhe y Dinah achino los ojos.

— Bien Sofi, ahora abajo, iré a darme un baño rápido y salimos para comer. -informó Camila, colocando a su hermana en el piso.

— Qué? Salir? Yo me tomé el atrevimiento de cocinar para el almuerzo. -informó Sinu, Camila la encaró con asombro y felicidad. Por más que los años pasaran, para ella no había mejor comida que la de su madre.

— Mami, no debiste molestarte, pero me alegra saber que podré degustar tu comida después de años. -contestó Camila abrazando a su madre. — Ahora me iré a bañar, en unos minutos vuelvo.

***

Hola Vero, de nuevo mi llamada cae al contestador, me gustaría saber si podemos hablar. Cuando puedas, regresame la llamada...

— Quién era? -preguntó Lucía abrazando a Vero.

— Lauren... de nuevo. -suspiró Vero.

— Vero, creo que lo nuestro no puede continuar si vas a vivir ocultándote, mejor dicho, si continuamos ocultando lo nuestro, crees que Lauren te odiaria si le hablas de lo nuestro? Eres como su hermana! -exclamó Lucía levantándose de la cama.

— A dónde vas? -preguntó Vero, Lucía la observó y respondió con pesadez.

— Iré a comer algo a algún restaurant, no me gusta estar encerrada en esta cuatro paredes todas las veces que te invito a comer. -decía mientras se colocaba su blusa, luego su falda.

— Entiendeme Lu, hoy tuve que salir corriendo de su lado para venir a verte, habíamos quedado en que íbamos a comer juntas, pero la dejé plantada por ti! -decía Vero levantándose también. Lucía la miró con lástima y dijo;

— Sé que tu lealtad está con ella, así que... no hagas que pierda su tiempo, llamale y dile que ya estás en camino. -terminó de colocarse sus zapatos. — Adiós Verónica. -dijo Lucía saliendo de la habitación de hotel donde se encontraban a escondidas.

— MALDICIÓN! -exclamó furiosa y frustrada Verónica, lanzado su zapato a la puerta ya cerrada. Tomó su teléfono y marcó el número de la única persona que no la juzgaria y la orientaría.

Vero, cariño, que sorpresa.

— Ehm... hola... yo, disculpa si llamo en mal momento, pero necesito hablar contigo. -decía Vero rascándose la nuca.

No querida, no es mal momento, sabes que aquí estoy para ti... -Vero sonrió sin muchas ganas y comenzó a relatarle todo lo sucedido a la persona que nunca la dejaba, Clara Jauregui...

***

— Dios mío tía Sinu, esto estuvo delicioso! -elogió Dinah, mientras se limpiaba la comisura de sus labios con la servilleta.

— Gracias querida. -respondió sonriente Sinu.

— En serio estuvo delicioso mamita, extrañaba comer algo hecho en casa. -comentó la latina.

— Yo extrañaba pasar tiempo contigo mi amor. -le respondió Sinu, tomándole la mano a su hija, la cual estaba sobre la mesa.

— Todo muy lindo, todo muy rico, pero... quiero postre. -sonrió Dinah. — Y si vamos a por helado? -dijo emocionada y Sofía aplaudió feliz.

— Dios Dinah! -dijo riendo Camila, negando con la cabeza. — Nunca cambias! -finalizó levantándose de la silla. — Vamos a comprar helado. -agregó al salir de la cocina.

Todas salieron de la casa y se dirigieron al coche de Camila, subieron y la castaña se encaminó al shopping donde sabía que encontraría varias heladerías y zonas de juegos, para Sofi... y Dinah obviamente.

Varios minutos después, finalmente Camila aparcaba su coche en el estacionamiento.

— Muy bien, vamos a por esos helados. -avisó feliz y todas bajaron del vehículo, Camila le puso el seguro y se adentraron al lugar.

— Hey Mila, mira... -dijo Dinah señalando a un lugar específico. Camila miró hacia el lugar, no sin antes propinar un golpe el la mano de Dinah.

— No apuntes, es de mala educación. -reprendió ella, mirando hacia el lugar señalado, miró nuevamente a su amiga y puso una cara de no entender lo que su amiga quería mostrarle.

— La adorable ojiverde. -respondió Dinah rodando los ojos y Camila rápidamente buscó a dicha ojiverde entre las personas, hacia donde su amiga había señalado, su corazón comenzó a acelerarse, no sabía por qué se sentía tan nerviosa con sólo pensar en Lauren.

— No la veo. Dónde está? -preguntó Camila, Dinah volvió a mirar y tampoco la vio.

— Ya no está... -dijo la polinesia arqueando una ceja.

— Pasa algo chicas? -preguntó Sinu acercándose a ellas.

— No mamá, no pasa nada. Vamos. -dijo Camila, dando una última mirada hacia el lugar que su amiga le había mostrado.

Caminaron hacia la zona donde se vendían helados, Camila iba jugando con Sofía a no pisar las rayas del piso, hasta que por no prestar atención, chocó contra el cuerpo de otra persona...

Al levantar la vista y ver de quién se trataba, su corazón se aceleró aún más...

***

Buenas tardes, quién habla?

Buenas tardes, llamamos para informarle que la información que nos dio, saldrá en la edición de mañana.

— Oh... magnífico. Muchas gracias.

Gracias a usted, estamos a las órdenes.

— Entendido. Hasta luego...

GUESS [CAMREN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora