Capítulo 37

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Salí a pasos apresurados hasta la sala, donde Lucía y Verónica estaban intercambiando lenguas, me sentí incómoda, retrocedí hasta la puerta de Lauren, y caminé nuevamente hasta la sala, pero antes de salir fingi toser, así iban a separarse esas dos y por suerte fue así, cuando llegué a la sala ambas estaban paradas, mirando hacia mi dirección, la primera en avanzar hasta mí fue Verónica.

— ¿Qué te dijo? ¿Conseguiste que me crea? ¿Me perdonó? Me odia ¿verdad?

— ¡Cállate por Dios! -dije sobresaltada y ella retrocedió tres pasos. — Lo siento, pero me desesperas con tantas preguntas. -continué, Lucía se aproximó y abrazó la cintura de su novia.

— ¿Conseguiste convencerla? -preguntó y asentí.

— Conseguí que les de el beneficio de la duda, quedamos en ir al trabajo y después ella hablará con cada una para escuchar lo que tengan que decirle, aunque me dijo que lo que tú digas no le importa tanto. -dije mirando a Lucía. Obviamente Lauren no dijo eso, la verdad es que yo le dije a Lauren que no le tome tanta importancia a Lucía, ya que por su culpa estoy metida en este lío, y porque es la ex de Lauren, no tienen nada que ver con celos, pero no se merece tanta consideración, después de lo que me hizo y lo que le hizo a Lauren, si se preguntan cómo sé lo que le hizo a Lauren, tranquilos, se los diré... la verdad es que soy vidente. Ok, eso es mentira, Lucía me contó toda la historia en el auto cuando veníamos para acá.

— Es de esperarse. -respondió ella sin darle mucha importancia.

— Pero... ¿Crees que me crea? -preguntó de nuevo Verónica.

— Si no mientes y eres cien por ciento sincera, ella lo notará y te creerá, así que depende de ti. -respondí sincera, escuchamos una puerta cerrarse y Lucía se apartó de Verónica rápidamente, tal vez para no enfurecer más a Lauren. Lauren hizo su aparición en la sala, ¡estaba hermosa! Digo, muy bien vestida.

— ¿Nos vamos? -me preguntó y sólo pude asentir. — Quiero hablar contigo al regresar Verónica. -dijo sin dirigir la mirada a su amiga.

— Te esperaré aquí Lau. -respondió ella dulcemente.

— Ok, vamos. -dije caminando hacia la puerta.

— Y cuando tenga tiempo hablaré contigo Vives. -la oí decir nuevamente, luego sentí su cuerpo prácticamente pegado al mío, giré y dije casi en un susurro.

— ¿Qué... qué haces? -ella me miró y sonrió, sentí que mis mejillas quemaban.

— Intento abrir la puerta, porque te quedaste parada frente a ella y pensé que no sabías abrirla. -bromeó y eso me hizo aterrizar. Me reprendi mentalmente. — ¿Qué pensabas que hacía? -bromeó ella ya cuando salíamos del departamento y ella cerraba la puerta nuevamente. Sentí mis mejillas arder aún más.

— Sólo esperaba que mi lacayo abriese la puerta. Ya sabes, las diosas como yo no hacen ese trabajo. -dije fingiendo una risita.

— ¡Oye! -reclamó ella siguiendome. — No soy tu lacayo. -dijo algo molesta. Al salir del edificio desbloquee las puertas del coche y subí, Lauren hizo lo mismo en el asiento del copiloto. No respondí a sus reclamos, me puse el cinturón de seguridad y ella también se colocó el suyo, luego partimos rumbo al trabajo. El trayecto estaba siendo silencioso y algo incómodo.

— ¿Te molestaría que ponga música? -preguntó de pronto Lauren, negué con la cabeza, pues no iba a ser imprudente y desviar mi atención del camino. Como mi radio tenía bluetooth, ella conectó su dispositivo móvil con la radio y después puso su playlist. Ni bien es estribillo comenzó prácticamente grité.

— ¡DEMI MI AMOR! -Lauren rió y dijo.

— ¿La conoces?

— ¿Qué? ¡Obviamente la conozco! Nos vemos casi todos los días. -respondí, luego comencé a cantar la canción.

GUESS [CAMREN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora