Capítulo 31

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— Y bien... qué te dijo la culona esa? -preguntó Dinah entrando al camerino después de ver a una ojiverde salir furiosa de allí.

— Nada demás, sólo que no quería que la ignore, siendo que somos compañeras y blah, blah, blah... -respondió la castaña, tomando su blusa y sonriendo por haber encontrado a Lauren con ella en sus manos.

— Segura que fue sólo eso? -meneo Dinah las cejas.

— Sí Dinah Jane. -afirmó Camila, rodando los ojos. — Ahora, debo apurarme... sabes quienes están en mi casa esperándome? -preguntó sonriente Camila.

— La enana y Mani? -respondió la polinesia. — Aunque dudo que sigan allí. -comentó la mujer.

— No! No ellas, me esperan Sofi y mamá! -exclamó alegre la castaña.

— Nooooo... -respondió Dinah más emocionada aún. — Cuándo llegaron? Por qué no me avisaste? Hasta cuándo se quedan? Preguntaron por mí? -bombardeó Dinah a la castaña con sus preguntas.

— Epale... calma con tus preguntas. -rió Camila. — Vamos a casa y salimos a comer.

— Quiero hablar seriamente con Sinu, obviamente sobre tu comportamiento, para que ella te dé los mejores consejos. -puntualizó Dinah y Camila sólo rodó los ojos.

— Suficiente DJ, ahora fuera, necesito alistarme para irnos. -dijo empujando a su mejor amiga.

— Pero si no veré nada que no haya visto ya! -se quejaba la polinesia mientras era empujada fuera del camerino.

— Tienes razón, pero no será esta vez. -finalizó Camila cerrando la puerta.

*****

— Qué tal te fue?

— Peor no me pudo haber ido, ahora resulta que es ella la que está ofendida y me trata de manera indiferente. -exclamaba furiosa una ojiverde mientras se comenzaba a cambiar de ropa.

— O sea que no hicieron las pases? -preguntó otra vez Vero, pero se dio cuenta de que su amiga seguía hablando sola...

— Qué se cree? Piensa que todos se arrastrarán a sus pies implorando perdón? Que la follen!

Bien que quisiera... -murmuró Vero.

— Piensa que seguiré humillándome?

Sí lo harás... eres Lauren Jauregui... la que no necesita que la humillen, porque ella puede hacerlo sola... -seguía murmurando Vero.

— Ahh, pero ya verá! Se arrepentirá de haberse metido con una Jauregui y...

Me gustaría estar con Lucy...

— Qué dices Vero? -preguntó de pronto Lauren. Verónica abrió grandemente los ojos y dijo;

— No hablaba de la misma Lucy, o sea, cualquiera se llama Lucy, no? Por qué precisamente piensas que es ella! -se defendía Vero, mientras Lauren frunció su entrecejo y se cruzó de brazos.

— Hay algo de lo que me quieras hablar? Algo que tenga que saber? -preguntó Lauren y Vero tragó pesadamente.

— Yo... Laur, no es lo que piensas... déjame te explico. -Vero tomó aire y respondió. — Carajo! Sí es lo que piensas. Contenta? -finalizó Vero, soltando el aire retenido.

— Entonces estás afirmando estar loca! Pero eso ya lo sabía...

— Espera... -interrumpió Vero. — Qué pensabas? -preguntó Vero.

— Que estás loca hablando de algo obvio y lo cual no tiene nada que ver con lo que te contaba! -exclamó Lauren.

— Oh, claro! -rió nerviosa Vero. Suena su celular, pero lo ignora, ya que su bolso había quedado en el tocador de la ojiverde, donde la misma ahora mismo se encontraba.

— No piensas atender? -le preguntó Lauren y Vero negó.

— No es importante. -dijo Vero haciendo un gesto con la mano.

— Últimamente te está llamando mucho ese alguien sin importancia. -contestó Lauren meneando las cejas.

— Ehem... -Vero rasco su nuca. — Sólo es una amiga que estoy conociendo. -dijo nerviosa.

— Te trata bien? -dijo Lauren, mientras se limpiaba el maquillaje.

— Sí... o sea, normal. Recién nos estamos conociendo y es muy buena conmigo, Luc... -Vero se mordió la lengua cuando se dio cuenta de que casi pronunció el nombre de su chica.

— Qué? -dijo Lauren observando desde el reflejo del espejo.

— Luces muy bien Laur... -dijo Vero sonriendo.

— Gracias Vero, tú también luces muy bien. -respondió Lauren y Vero soltó un suspiro.

El teléfono comenzó a sonar nuevamente con insistencia, Lauren tomó la bolsa de su amiga y sacó el teléfono, Vero no tuvo tiempo de reaccionar, porque cuando se levantó, Lauren ya estaba viendo la pantalla.

— Oh Dios mío! -exclamó Lauren.

— Laur, yo te lo explico, en serio no es como tú piensas... -Lauren no prestó atención a lo que decía su amiga y contestó la llamada.

Hola papiiiiii, qué gusto oírte...

Hola hija, todo bien? -preguntó Mike.

Oh sí, todo genial y por allí? Y mamá? -respondió Lauren. Cuando hablaba con sus padres siempre lo hacía en español.

Por aquí todo bien cariño, tu madre está en la casa de tu tía, pero hija, éste no era el número de Vero? -preguntó Mike de pronto. Lauren miró a su amiga, que aún tenía el rostro pálido y sonrió.

— Papá quiere saludar. -le pasó el teléfono a Vero. Ésta con manos temblorosas tomó el aparato y habló.

— Hola papa M, todo bien? -dijo Vero.

Hola hija, bueno, no te pregunto qué tal les va, ya que Lolo me respondió que están bien...

Así es papa M, estamos geniales, cuándo vienen? -preguntó Vero sonriendo.

— Sobre eso quería hablar contigo, pero Lauren respondió, mira, como el cumpleaños de Lolo está cerca, estamos planeando ir de sorpresa y necesitamos tu ayuda. -informaba Mike.

— Aham, sin problema papa. -respondió Vero sin mirar a la ojiverde.

Te llamaré el sábado, te parece niña? -preguntó el hombre.

— Claro, hasta pronto, besos y abrazos papa. -finalizó Vero colgando la llamada.

— Hey! Yo también quería despedirme. -se quejaba la ojiverde con un puchero.

— Tú ni reclames nada, desde cuándo tocas mis cosas sin mi autorización? -preguntó Vero con evidente molestia en la voz, Lauren ladeo la cabeza y dijo;

— Lo siento Vero, nunca tuvimos problemas con eso, tú y yo nunca nos ocultamos nada, no sabía que ahora tenía prohibido tocar tu teléfono. -respondió Lauren, con evidente tristeza en la voz y Verónica se reprendió internamente por eso. Era cierto, Lauren no tenía la culpa, su enojo se debía porque ella le estaba ocultando algo a su hermana.

— Lo siento, no quise decir eso, o sea, estoy en mis días y estoy quisquillosa. -respondió Vero acercándose a Lauren y abrazandola.

— Sólo no vuelvas a ser así, sabes que entre tú y yo no hay secretos y el que hayas reaccionado así me hace sentir mal, como que me ocultas cosas y eso sería fatal para mí. -finalizó Lauren y Vero suspiró.

— Lo sé Laur... lo sé...

GUESS [CAMREN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora