Capítulo I

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Tarde soleada, tan poco común como aburrida. Las nubes blancas desfilaban frente al sol que ya se había acostumbrado a pasar desapercibido en Londres, pero que ese día brillaba acariciando las frentes de los ciudadanos que sonreían por tan inesperado clima cálido. Días fríos y apagados para los pobladores eran el estado común y ya a nadie parecía disgustarle, pero cuando el bello sol resplandecía todo cobraba vida de nuevo, la gente sonreía y sus corazones bailaban.

El estacionamiento de una pequeña preparatoria comenzaba a quedar abandonado con el sonido del timbre escolar. Robert lo atravesó sin detenerse, con sus rizos ondeando con la ligera briza y un halo dorado a su alrededor producto de la luz solar. Llegó hasta el vehículo que se agitaba ligeramente de arriba a abajo, sin suponer lo que sucedía realmente; abrió la puerta del copiloto encontrándose con un hombre sujetando la muñeca de Jimmy sobre su cabeza, con la otra lo acariciaba mientras que Jimmy tenía su mano libre sobre su pecho; los atrapó justo en mitad de un beso sucio. El pelinegro tenía las mejillas enrojecidas y la camiseta abierta.

No estaba listo para verlo, sus bellos ojos azules se abrieron ante la imagen de la traición; sus labios se separaron apenas un centímetro, sintió que su respiración se detuvo. Parpadeó un par de veces intentando entender la situación.

Jimmy y el otro hombre lo observaron con miradas diferentes en sus rostros; ambos con las respiraciones agitadas.

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Un mes antes

Un pasillo escolar con alumnos distribuidos a su largo y ancho. El mismo pasillo que cada mañana se inundaba con ese característico aroma a adolescentes. Ese día se escuchaban voces infantiles, voces que comenzaban a endurecerse con la llegada de la pubertad, risas y... el grito de Robert, el capitán de la escuadra de animadores de la escuela, después de que Jared, de igual cargo en el equipo de futbol americano, arruinara su rubia melena con el chorro de una pistola de agua en una broma pesada y poco creativa.

Jimmy se encontraba frente a su casillero observando la escena que se suscitaba a algunos metros. Page rió al mirar como Jared acorralaba a Robert contra algunos casilleros y lo atacaba con el chorro de agua que salpicó su traje de animador, blanco con verde, y su precioso cabello rubio mientras el joven se cubría con ambos brazos gritando molesto.

A pesar de que Robert era un chico alto, Jared Padalecki lo era más; con un metro, noventa y tres centímetros y músculos desarrollados le era sencillo emboscar al rubio sin darle oportunidades para escapar.

—¡Estúpido!— gritó Plant después de sacudir sus brazos ante la risa tonta de Jared. Se alejó empujando al capitán del equipo que permaneció en su lugar sin comprender la razón de la ira de Robert, se inclinó para recoger su gorra que había caído cuando el animador lo empujó lejos mientras lo seguía con la mirada.

Page caminó por el pasillo adivinando que Plant estaría en el sanitario secando su traje. Acertó. Entró tranquilamente asegurándose de que estuvieran solos y ayudó al rubio entregándole algunas servilletas de la expendedora.

Jimmy era un chico poco social por decisión propia. Con una chaqueta de cuero, vaqueros, lentes oscuros y mal humor ahuyentaba a todos a su alrededor; tampoco ayudaba la mala fama de tener gustos sádicos y afición por el satanismo. Independientemente de si ello era real o no, él era un buen sujeto si te tomabas el tiempo de conocerlo.

Y Robert, bueno él era el capitán de los animadores, quizás la actitud superficial viene con el traje.

—Es un idiota— comentó Robert irritado presionando un par de servilletas contra las manchas de su camiseta verde.

—El pobre no sabe cómo decirte que le encantas— aseguró Jimmy con los brazos cruzados, de pie frente a Robert que ahora observaba su reflejo en el amplio cristal del baño para arreglar su cabello.

Jimbert - Whole lotta loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora