Hay algo dentro de ti, algo en la forma en la que entraste en mi vida sin siquiera pedir permiso, de forma simple y seguro de ti mismo. Viste el desastre que estaba hecho, pero aun así, aun así me quisiste.
La muerte de mi hermana, la falta que me hizo mi madre y la ausencia de mi padre y, bueno, de toda mi familia. Llantos y quejas, gritos y enfados, emborracharme todas las noches y meterme en peleas para después volver arrastrándome a mi sucio apartamento con el buzón lleno de avisos de impago era la rutina de todos los días. ¿Cómo lo hiciste? aún no lo sé, pero lo hiciste, seguiste queriéndome. Siempre te decepcionaba, lo sé, lo supe por la forma en que tus ojos se apagaban cada vez que me veías con nuevas heridas, cada vez que te gritaba o me mostraba distante, pero aún así te encontraba siempre a mi lado.
Hay algo en la manera en que siempre ves el lado bueno de las cosas, pasando por alto el caos que era, siempre parecías sentirte cómodo, todo lo contrario a mi, ¿cómo lo hacías? No tengo inocencia, la fe no es ningún privilegio, era un enorme desastre en el que no quería involucrarte. Y aun así, me sigues queriendo.
Oh, siempre te decepcionaba, cortas llamadas a las cuatro de la mañana que tú contestabas preocupado y en las que yo solo te decía alguna estupidez estando borracho, incluso cuando te había jurado varias veces que no volvería a beber. Pero bueno, las promesas siempre se rompen incluso antes de ser hechas. Oh, las cosas estúpidas que hacía... estaba lejos de ser bueno, es cierto, pero siempre te encontraba ahí, a mi lado.
Recuerdo la única vez en la que te vi hartarte. Aquella noche en la que viniste a mi apartamento, y yo, como siempre, me porté como un imbécil. Negaste suavemente con la cabeza mirándome a los ojos y luego te diste la vuelta, dispuesto a irte. En ese momento, en ese justo instante en que vi tus ojos llorosos supe cuanto la había cagado desde que te conocí, en cuando vi la primera lágrima caer quise darme una paliza a mi mismo ¿acaso ese cielo de tus ojos también podía nublarse? Realmente no me daba cuenta de el daño que te hacia. Caminaste hacia la puerta con pasos rápidos hasta que te agarre la mano para darte vuelta y susurre un suave "Duele decirlo, pero quiero que te quedes", tú te enjuagaste las lágrimas y me sonreíste, como siempre lo hacías, siempre me perdonabas. Te devolví la sonrisa y, por primera vez, dejé de ignorar ese cosquilleo que sentía cada vez que te veía.
Después de ese día todo cambió, dejé de negar mis sentimientos hacia ti y te pedí que fueras mi novio, cumpliendo cada promesa que te hacía e intentando superarme cada día más para hacerte feliz, para compensar el daño del pasado. Me hiciste una mejor persona, Will, fuiste como el ángel que vino a rescatarme de la mierda en la que estaba metido, y nunca me cansaré de agradecerte que hayas rellenado mi oscuridad con tu hermosa luz.
Hoy, seis años después, aquí estás, sigues a mi lado, tú tan positivo como siempre y yo bastante menos idiota, aunque con el mismo mal humor.
Así que, gracias por haberte arriesgado conmigo, sé que no fue fácil, pero espero que haya merecido la pena.
Ahora mira atrás.
Will terminó de leer la carta y se dio la vuelta confundido para ver a su novio arrodillado con una caja en la mano.
-Esa es nuestra historia, el comienzo de nuestra historia, más bien. Ojala hubiera sido mejor, perdón por haberte hecho sufrir tanto, eres lo más importante que tengo y me gustaría darme un puñetazo por cada lágrima que te hice derramar en el pasado. Así que, gracias por seguir arriesgándote conmigo, sé que a veces no es fácil, pero te prometo que valdrá la pena. ¿Te casarías conmigo?
El rubio derramaba lágrimas de felicidad sin poder creerse lo que estaba pasando, asintió rápidamente y le ofreció la mano izquierda a Nico, que le colocó el delicado anillo dorado.
La pareja se beso apasionadamente, el italiano rodeaba el cuello del otro con sus brazos mientras que las manos de Will descansaban en la cintura de su novio.
Al separarse ambos sonrieron, con un nuevo brillo en sus ojos demostrando la emoción y felicidad de estar comprometidos. Pasaron a la habitación del nuevo apartamento que habían alquilado juntos y se amaron toda la noche, como nunca antes lo habían hecho, con mas pasión y felicidad que nunca, sellando la promesa de quererse hasta que la muerte los separe, gimiendo, susurrando y gritando palabras de amor hasta quedarse casi afónicos.
Al terminar, Nico descansaba en el pecho de su futuro esposo mientras que el otro lo abrazaba acariciándole la espalda.
-Tienes razón.- Dijo Will de un momento a otro.
-¿A que te refieres?
-A lo que dijiste antes, tenías razón, puede que nuestra historia no tuviera el mejor comienzo, pero es nuestra historia, y no la cambiaría por nada.
-Incluso si sufriste tanto, ¿valió la pena?- Preguntó avergonzado el moreno.
-Si todo ese sufrimiento me llevó a estar ahora mismo así, contigo, entonces sí, valió cada maldito segundo, y volvería a elegirte una y mil veces más.-Contestó con seguridad.
Nico levantó la cabeza y vio como sonreía su novio. Lo observó con detenimiento y después le dio un corto beso en los labios.
-Eres lo mejor que me ha pasado.- Dijo el pequeño en cuanto se separaron.- Que descanses, mañana es el primer día del resto de nuestras vidas.
El rubio sonrió ante sus palabras y siguió acariciando al chico entre sus brazos hasta que se quedaron dormidos.
Si, definitivamente el dolor había valido la pena.
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One-Shots Solangelo
РазноеUna colección de pequeñas historias solangelo, sin conexión entre ellas. NI LOS PERSONAJES NI LA IMAGEN ME PERTENECEN