3. Tom, Nina y Maria

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T.

Me encontré con mi madre y sonrió levemente y me pareció ver que se sonroje.

-Eres idéntico a tu padre-dijo mirando al suelo- bueno excepto en esto- agarro un mechón de mi cabello- esto por si no te has dado cuento no lo tiene tu padre, esto me lo has sacado a mi- me saludó con un fuerte abrazo y cuando no separamos  se estaba secando las lagrimas.

Caminamos hacia la salida del aeropuerto, hasta que nos detuvimos en frente de una mujer y al parecer sus dos hijas.

M.

Sí ese era mi primo, no lo podía creer. Ese no era el mismo Tom que me metía arena en el traje de baño. Pero tampoco parecía un delincuente que quisiera estrangularme. Era realmente guapo, y para que yo diga eso es que de verdad lo era. Tenía cabello negro ondulando, unos ojos color avellana, bueno la verdad es que no podía discernir entre si eran amarillos o cafés, pero aquello no importaba. Estaba vestido como si fuera a una fiesta más bien, como si fuera a una cita con los padres de su novia. Llevaba unos jeans, una camiseta cuello v lisa de color azul marino y un saco, que al parecer no tenía nada que hacer con el conjunto pero deba un toque de sofisticación que no podía descifrar. Sus zapatos italianos negros se veían que estaban recién pulidos o que les acababan de poner mantequilla porque brillaban como nuevos. Su atuendo completo debe estar entre unos 3,000 dólares entre el saco y los zapatos ya se hacían  más de la mitad. 

Mi mama saludaba a todo el mundo como si fuesen los reyes de España o algo así, esa era mi madre, la que trataba de hacer todo con la mayor educación y finura.

Simplemente no era lo mío. Así que cuando mi madre le recordó a la nueva y mejoradísima versión de Tom quien era me lancé hacia él con un abrazo, nada más para sentir si tenía un buen abdomen o brazos. Para mi suerte, los dos estaban más que bien. Eran unos brazos fornidos y un estomago duro. Lo que hacía mi auto control aun más difícil.

Dios! Es tan guapo, porque demonios tuvo que resultar mi primo?! 

-Lo siento-dije apresuradamente separándome de él- es que tengo buenos recuerdos contigo- mentí, tenía pocos recuerdos de él y la mayoría eran muy malos. Al diablo solo quería impresionarlo un poco para no parecer tan anonada con el nuevo él- pero al parecer tu no opinas lo mismo- él rió.

-Tengo muy pocos, pero nunca olvidare cuando te comiste una lombriz.

-Bueno, ya que están en confianza de nuevo es hora de marchar a casa- era la voz de mi tía Helga, hermana de mi madre-Bueno, más bien tu iras con tu tía y tus primas- dijo mirando a Tom- mientras yo trabajo, pero los fines de semana los pasaré todo el día contigo.

-Creo que es hora de irnos- vociferó mi madre, con esa horrible voz chillona que hacia cuando quería presumir

N. 

Estaba en la cocina preparando una cena para 8 personas, era bastante complicado tengo que admitirlo porque mientras le servías a uno el otro ya estaba pidiendo más. En ese momento nada mas estaban solo estaban 3 de las 8 personas esperadas para la cena, básicamente me estaba volviendo loca haciendo una cena para mi Pam y Val, lo cual resultaba realmente frustrante porque sabía que en menos de 15 minutos iban a aparecer el doble de personas para cenar. La  abuela se estaba bañando, así que no había llegado a la mesa. Diego, Eddy y Matt estaban en la playa en una fogata. Pero conociéndolos también como yo lo hago al ver las crepas que estaba sirviendo iban a querer. La ultima de la lista de invitados era Maria que dijo que iba a quedarse unos días por mido a que su primo Tom le vaya a hacer daño. Yo no creía la historia de Maria de que había intentado haber matado a alguien a medio brindis, se me hacia verdaderamente estúpido. Porque si hubiese querido matar a alguien hubiera optado por un lugar más cerrado y en otro momento.

Una última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora