9. Pamela

4 0 0
                                    

Odiaba que Val hiciera eso. Sabía que a ella le gusta pintar pero odiaba que me retratara durmiendo.

Acaso no puedo tener un momento de tranquilidad?

-Val, que haces?- dije de mala gana despertando

-Que parece que hago?- Val tiene la tendencia de responder a las preguntas retoricas. La pobre tonta no se ha dado cuenta que son retoricas porque no se deben de contestar.

-Irritarme

-Ahh, entonces tenemos un muy diferente concepto sobre el arte- dijo y me guiño un ojo, como si todo ese asunto le resultara divertido. ¡Val cree que el grafiti es arte! Todo es arte según ella y no se cansa de hablar sobre aquello. Yo me pregunto cuando se dará cuenta que el ‘arte’ es un desperdicio de tiempo.

Yo ya me había levantado y preparado el desayuno para los demás, sin embargo seguía cansada así que me dormí de nuevo. No es que yo haya cocinado. Era pésima cocinando o haciendo cualquier cosa que requiera usar las manos para trabajar. Pero.. ayudé saqué los cubiertos de Diego. Por eso, mismo me canso rápido y siempre necesito después una pequeña siesta, tantos trabajos a los que soy sometida. Y me encuentro con Val dibujándome. ¿Qué manera de descansar es esa?

-No te molestes, Pam. Eres preciosa por eso te dibujo- dijo sarcásticamente. Lo cual me enfureció aún más.

No sabía que era una pregunta retórica, sin embargo, el sarcasmo se lo había enseñado Nina a la perfección.

Que se creía? No podía estar invadiendo la privacidad ajena? Es decir, habrá en el mundo algún ser más irritante que ella?

Estaba exhausta.

Tomé mi almohada y me volví a incorporar dentro de las sabanas. Sé que había dormido todo el día, ni siquiera sabía qué hora era pero por la luz supuse que debían ser las 12. Jalé las sabanas hacia a mí y volví a cerrar los ojos.

Y de repente, se oyó un portazo

-Val, Pamela…

Nina apareció de repente

-Qué pasa? Acaso han asesinado al mono rey de Escocia?- dije mientras ella secaba un plato con una toalla de cocina –Están todas cubiertas de tierra y además corren y aporrean las puertas gritando nuestros nombre. ¿Qué acaso no ves que hay gente durmiendo Nina?

-No exactamente- era Maria, definitivamente no podía haber persona más escandalosa que ella.- vístanse vamos a jugar baseball. Partido de inicio de verano. Ya saben cómo es la rutina.

No sé qué es peor.

Val, que cree que pintarme mientras duermo es divertido. Nina, que le da permiso a la loca de Maria de entrar a la casa. Y no solo la ha dejado entrar por los últimos 8 o 9 años sino que disfruta su compañía. O Maria, cuya simple presencia me molesta más que lo que a las otras personas les molesta.

¡Qué manera más horrible de empezar el día!

-Estás loca si piensas que voy a sudar- dije y era cierto odiaba la sensación del mal olor y la pegajosidad en mi piel y adeás parada en el sol. Ni de loca.

-Pamela, enserio piensas modelar para Val todo el verano- Nina tenía un punto, no podía quedarme dormida mientras Val me retrataba. Agarré mi almohada y me fui envuelta entre sabanas.

-De todos modos no iré- me levante y salí de la habitación.

Dios, odio que la casa sea tan pequeña.  Solo un cuarto. ¿A qué clase de arquitecto se le ocurre algo así?

Escuché como convencieron a Val de ir con ellas y rieron al salir de la habitación.

Pasé alrededor de unas horas en la sala sentada con una almohada y una sábana pegadas mí tratando de dormir. Además del horrible calor que México daba en verano, ya eran alrededor de la 1 o 2 de la tarde. Para empeorar las cosas no estaba funcionando el ventilador.

Me moría del aburrimiento, quería ir a nadar. Mu puse mi traje de baño, bronceador y agarre unas sandalias.

Salí, avance hasta la playa.

El sol estaba en su punto más alto, debían de ser las dos. Gracias a Dios se me ocurrió agarrar las sandalias sino mis pies ya se hubieran convertido en tocino mientras caminaba hacia la playa. 

Cuando llegué a la orilla del agua, metí uno de mis pies en ella. Me encantaba la sensación refrescante que el mar trae consigo, me metí lentamente. Sentí como el agua fue mojando lentamente mi bikini color zafiro. Adoraba ese bikini, y como era delgada nunca tuvo importancia alguna mi físico. Sinceramente, era súper y no me molestaba que los demás me miraran. Amo la tención y debido a qué nadie me ha dado ni la más mínima ultimamente, traté de llamarlo. No obstante, parece que su maldito juego es más divertido porque no obtuvé ni una sola mirada.

Cuando empecé a mirar a la playa noté que como a unos 300 metros había unos 9 o 8 jóvenes jugando baseball, sabía quiénes eran. Los mismos que no se dignaban a verme.

No merecían mi atención. Me habían perturbado toda la mañana y no tenía ganas de hablar con ninguno de mis molestos familiares. Y menos con sus tediosos amigos.

A lo lejos, reconocí la única figura de ese grupo que era importante. Alto, delgado, rubio, bronceado y unos fantásticos ojos verdes. Ha tenido mi corazón desde hace años. Y esa era la unica atencion que necesitaba.

No le di importancia a mi soledad, me gustaba estar sola. Y sabiendo que Eddy, no vendría hacia mí, me resigné y me metí en el agua.

No era muy fan de la natación así que me quedé flotando un rato en el mar para dejar que sol broncee un poco mi cuerpo. Después solo me quede parada en el mar.

Una última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora